
07/08/2025
El cierre del mercado dejó al Chelsea con una cifra que no pasa desapercibida: 180 millones de euros recaudados. Mientras algunos clubes se aferran a sus figuras, los londinenses decidieron soltar lastre. Dos nombres salieron en fila: uno con etiqueta de venta, el otro con destino de préstamo. Nada de sentimentalismos, todo responde a una lógica de ajuste que no perdona ni a los recién llegados.
Por un lado, Kiernan Dewsbury-Hall cambió de camiseta y se fue al Everton, dejando atrás una estadía fugaz que costó casi lo mismo que su salida. Por el otro, Marc Guiu, con apenas 19 años, fue enviado al Sunderland a foguearse, sin cláusulas que lo amarren ni promesas de retorno inmediato. Mientras algunos ven oportunidades, otros leen entre líneas una limpieza quirúrgica que no se anda con rodeos.
Aunque el club viene de levantar trofeos como quien colecciona estampitas —Conference League y Mundial de Clubes incluidos—, la mirada está puesta en lo que viene. La Champions League no espera, y la Premier exige músculo. Enzo Maresca lo sabe, y por eso el bisturí no tiembla: se compra, se vende, se presta. Todo vale si el tablero se acomoda.
Lo que arrancó como una lluvia de fichajes terminó en una poda estratégica. Chelsea no se conforma con haber gastado cerca de 280 millones; quiere que cada euro invertido tenga retorno. Y si hay que soltar a quince jugadores para que el resto funcione, se hace sin pestañear. Porque en Londres, el juego empieza cuando otros creen que ya terminó.
🤑💼👑💰