24/05/2025
En Anuario, encontramos esta nota de investigadoras de la Universidad Nacional de Tucumán:
"TEJIENDO ConCIENCIA SOBRE LA CONTAMINACIÓN PLÁSTICA"
x Carolina Monmany Garzia, ecóloga y Agustina Malizia, ecóloga
¿En qué momento empezamos a mirar la basura plástica preguntándonos sobre su recorrido y descarte, es decir desde su origen hasta su disposición final? No lo tenemos claro, pero sabemos que empezamos por el final (i.e. por la punta del ovillo), es decir por los hábitos de consumo y descarte; y entendiendo que el resultado de eso, a menudo, eran -y son- basurales a cielo abierto sin tratamiento, ni control. Como resultado de esta preocupación, en 2012 creamos Tejiendo conCiencia, un espacio dinámico desde el que promovimos el consumo responsable del plástico a través del tejido de bolsas. Este camino no fue lineal y unidireccional y nos mostró que transitarlo desde lo no binario fue enriquecedor: de los barrios populares en Tucumán a las vitrinas de altos diseñadores en Palermo; del arte a la ciencia; de lo individual a lo colectivo; del saber popular a la academia, y viceversa con todas sus combinaciones. Comenzamos esta travesía en el papel de “educadoras” pero rápidamente emergió una forma de pensar y hacer ciencia donde nos re-posicionamos como aprendices. Caminamos como tejedoras durante una década, donde no solo tejimos miles de bolsas plásticas -muchas más de 10.000- sino que tejimos lazos e historias de contención y superación. Este recorrido fue un despertar ante el problema de la contaminación plástica y nos re-posicionó como científicas con un alto sentido de compromiso socio-ambiental, dándole un nuevo sentido a nuestras actividades académicas.
¿Y cuál es el problema con el plástico? Sin duda el plástico nos ha traído múltiples beneficios como sociedad. Sin ir muy atrás en el tiempo, durante la pasada pandemia del COVID los materiales plásticos nos permitieron que la asistencia sanitaria sea inmediata a través del uso de batas, barbijos, jeringas para vacunas, cánulas, mascarillas de oxígeno y todo tipo de insumos que utilizamos en esa emergencia global. El problema antes, durante y después de la pandemia radica en que existe una hiperproducción e hiperconsumo y mucho de ese material se descarta unos minutos después de haberlo usado. Como sociedad, no damos abasto para reciclar ni reutilizar el 90% de lo que descartamos, de tal manera que mucho, muchísimo material termina como basura tirada en el medio ambiente terrestre, dulceacuícola, marino y en todos los compartimentos del ecosistema: aire, tierra, agua, biota. Así nacen los más de 5000 basurales a cielo abierto que existen en nuestro país y que terminan parcialmente alimentando a las 11 “islas” de plástico que flotan en nuestros océanos.
Nuestra experiencia en Tejiendo conCiencia nos llevó a trabajar en este problema poniendo a la realidad local en la mira y así comenzar a preguntarnos los caminos que recorre la basura (i.e. nos propusimos comenzar a desenredar el ovillo). Desde 2019 estamos recorriendo los basurales a cielo abierto de Tucumán para aprender de nosotros como sociedad. Mapeamos 40 basurales a cielo abierto en esa provincia, la gran mayoría de uso oficial (municipios y comunas) y comenzamos a relacionar algunos factores sociales y ambientales con la dinámica de estos lugares. Así aprendimos que no sabemos cómo se mueve, ni dónde termina la basura que generamos. A quien esté leyendo esta nota lo interpelamos: ¿sabes dónde termina tu basura? Conocer esto no es un detalle menor: si fueras a tu basural local te encontrarías, probablemente, con que está localizado cerca de un curso de agua (aunque sea un cauce que tiene agua en verano), verías que muchas cosas se tiran cosas sin haber sido muy usadas (en algunos casos, sin haber sido abiertas), te encontrarías con gente que recupera materiales para tener su ingreso diario, y si afinas la observación probablemente detectes que los lixiviados van a parar al cauce aledaño o a ‘ningún lado’. En nuestras investigaciones actuales estamos averiguando cuál es ese ‘ningún lado’ (¿serán las napas?) y cuál es el impacto completo que tiene cada uno de nuestros basurales en los ecosistemas (aire, agua, tierra, biota).
Sin duda desenredar este ovillo va a necesitar de muchos actores y toma de decisiones. Será un camino largo. Anhelamos llegar al inicio de ese ovillo logrando que la economía lineal haya dejado de ser la norma y la economía circular una utopía. Ojalá ese ovillo sea un círculo que involucre a toda la sociedad.