19/11/2025
*RESTAURANDO UN CORAZÓN OFENDIDO*
*«Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.»*
Santiago 3:2
La Biblia afirma que todos ofendemos, muchas veces más de lo que reconocemos.
Nuestras palabras, actitudes o reacciones pueden herir...
a veces sin intención, y también podemos sentirnos heridos por situaciones pequeñas, mal interpretadas o cargadas de sensibilidad.
Por eso necesitamos la sabiduría de Dios para discernir, tratar y sanar la ofensa en nuestro corazón.
La ofensa es una de las herramientas favoritas del enemigo. La palabra griega *skándalon,* de donde surge el concepto bíblico de “ofensa”, significa trampa, anzuelo o tropiezo.
La ofensa tiene la sutileza de atrapar el corazón y busca hacer caer espiritualmente a la persona. Cuando entra, distorsiona nuestra percepción: amplifica errores, exagera críticas y deforma la intención de los demás.
Una persona ofendida cae con facilidad en murmuración, queja, enojo y resentimiento.
Jesús lo explicó claramente:
*«Porque de la abundancia del corazón habla la boca.»*
Lucas 6:45
*Una mirada herida se vuelve selectiva: se enfoca solo en lo negativo. Y esto ocurre en todos los ámbitos de la vida, incluida la iglesia.
La mayoría de las personas no se van por “doctrina”… se van por heridas
No se van porque no crean en Dios.
No se van porque no entiendan la Biblia.
Se van porque fueron heridos por alguien, por un comentario, por un malentendido, por un líder, por una actitud o por expectativas no cumplidas.
La herida no sanada se interpreta como traición.
*Cuando una persona se ofende en la iglesia:*
•Interpreta todo negativamente
•Piensa que la miran mal
•Cree que la predicación es en su contra
•Siente que “no encaja”
•Atribuye mala intención a todo
•Con una percepción así, la iglesia deja de sentirse un hogar.
*La ofensa aislada se convierte en enfriamiento espiritual*
Primero la persona deja un ministerio…
luego deja de servir…
después deja de congregarse…
y finalmente, se aleja de Dios, no porque Dios cambió, sino porque la herida consumió su visión.
*La ofensa crea un proceso lento y silencioso de alejamiento.*
El objetivo del enemigo por medio de la ofensa es sacarte de tu tierra de asignación, alejarte del propósito de Dios y separarte de las personas que Él puso para bendecirte.
Si estás en Cristo y te ofendes con facilidad… *¡necesitas madurar!*
La madurez espiritual no consiste en esconder la ofensa, sino en reconocerla, entregarla al Señor y arrancar su veneno del corazón.
Despréndete hoy de toda ofensa. Pídele al Padre que limpie tu mente, sane tu corazón y restaure tu visión. Perdona, suelta y, si has ofendido, reconoce tu falta y pide perdón.
*Ejemplos Bíblicos de Ofensa*
*1. Caín y Abel*
Caín permitió que la ofensa y el enojo crecieran hasta dominarlo, y terminó en tragedia.
(Génesis 4)
*2. Naamán y Eliseo*
Naamán casi pierde su milagro porque se ofendió al no ser recibido por el profeta y al recibir una instrucción sencilla. La ofensa puede alejarte de lo que Dios quiere darte.
(2 Reyes 5)
*3. Los discípulos ofendidos por Jesús*
Muchos dejaron de seguir al Maestro porque consideraron duras sus palabras. La ofensa los apartó del Salvador mismo.
(Juan 6:60–66)
*Reflexión*
1. ¿Reconozco cuando mi corazón comienza a sentirse herido u ofendido?
2. ¿Hay situaciones o personas que despiertan frecuentemente ofensa en mí?
3. ¿A quién necesito perdonar para caminar en libertad?
4. ¿Estoy permitiendo que una ofensa me aleje de mi llamado o de la iglesia?
5. ¿Qué me muestra el Espíritu Santo acerca de mi madurez emocional y espiritual?
*Oración del Día*
Padre, vengo delante de Ti con sinceridad. Entrego toda ofensa, herida, enojo y resentimiento. Quita de mi corazón todo pensamiento distorsionado y sana cada área afectada. Lléname de Tu amor, Tu paz y Tu humildad. Dame un espíritu maduro para perdonar, pedir perdón y caminar en libertad. No permitas que la ofensa me aparte de Tu propósito ni de las personas que has puesto en mi vida. En el nombre de Jesús, amén.
*«Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.»*
Proverbios 4:23
Cuando sanas de la ofensa, recuperas la paz, la visión y la motivación para seguir.
¡Bendecido Día!