28/04/2016
Ante el caos total en el que se encuentra el Movimiento Nacional Argentino tras la derrota estratégica de noviembre pasado, humildemente queremos hacer nuestro aporte a la discusión sobre lo que Cristina Fernández de Kirchner denominó “Frente Ciudadano”.
Horrorizados comprobamos que la misma noche en que esta propuesta fue hecha por la ex presidenta, se crearon miles de páginas de facebooks con ese nombre, y cientos de dirigentes (aunque nos da cosa llamarlos así, porque para ser dirigente hay que, básicamente, dirigir gente) se arrogaron ser parte importante del mismo. O sea, muchachos, no entendimos nada.
Antes de meternos de lleno en el Frente Ciudadano, marcamos unos puntos preliminares:
-A nuestro entender, hubo dos errores fundamentales para la derrota. Uno de orden político, y otro de orden económico.
-El político fue el constante basureo por parte del Estado a toda construcción que no se diera en su órbita. Así como reconocemos las importantes políticas sociales que impulsó, esta y otras preguntas nos zumban en la cabeza: ¿por qué se desdeñó a las organizaciones sociales, a los sindicatos, a las cámaras de pequeños empresarios y comerciantes? Pongámosle que los dirigentes sindicales son corruptos, o unas bestias corporativas, pero: ¿por qué echamos a Moyano y nos quedamos con Gildo “Mataindios” Insfrán? Es algo que todavía no podemos entender.
-El económico es más complejo, por lo que implica al ser el nuestro un país colonial. Pero creemos que si se hubiera saldado el error político, se hubiera podido arreglar el problema económico. La cosa es, el país necesitaba dólares, por la inmensa demanda de insumos y de energía que la industrialización y el impulso del consumo desenfrenado necesitan como agua para sobrevivir. Había dos opciones: o megadevaluar y salir a pedir afuera, o nacionalizar el comercio exterior y gravar la rente financiera. No se hizo ninguna de las dos, ganó Macri e hizo la primera.
- A nosotros mismos nos cuesta, habiendo nacido durante su último estertor, admitir que el siglo 20 murió del todo. Pero es así. Ya está. Se acabó. Nuestros antepasados los gauchos no se adaptaron a la nueva dinámica que planteaba la sociedad capitalista moderna que se impuso tras la caída del Restaurador Juan Manuel de Rosas. Intentaron resistir a esa debacle con las mismas herramientas con que habían echado a la burocracia decadente española, y rechazado a los imperialismos inglés, francés y brasilero. Resultado: todos a degüello, o a la frontera a matar indios, o a las estancias a ser semiesclavos, o a la ciudad a morirse de hambre. Tardaron 50 años en volver al Estado representados por Irigoyen y casi 100 en volver al poder con el General Perón. No cometamos el mismo tropiezo.
-Estamos en un contexto internacional que su Santidad Francisco tuvo la lucidez de describir como “una guerra mundial en cuotas”. Si entendemos esto, procederemos con cautela ante todo. Estamos en guerra mundial. Nos cuesta porque la gran mayoría de argentinos nacimos ya caída la bomba sobre Hiroshima. Pero si escuchamos a los viejos (o los leemos) podemos entender lo tremendo de esta situación. Sobre todo teniendo en cuenta que en esta oportunidad, nuestro país y nuestro continente no permanecieron neutrales (como pasó en 1914 y 1939) si no que se alinearon contra todos lo que disputan la hegemonía imperial anglo-europea. Capaz pequemos de paranoicos (somos acérrimos defensores del cannabis y sin embargo sabemos que su uso tiene ciertas consecuencias) pero nos basta salir a la calle para comprobar que la guerra ha sido trasladada al interior de nuestro país: no se utilizan bombas ni drones como en Medio Oriente, pero la guerra está.
Ahora, dado este panorama a vuelo de pájaro, el Frente Ciudadano.
Es justamente todo lo contrario que los “soldados de Cristina” pretenden que sea. ¿Cuánto más quieren que haga Cristina, muchachos? Si ya hizo tanto, tanto, tanto, que nombrarlo sería hacer cinco notas más… No importa si ella es o no es candidata el año que viene, eso es futurismo. Lo que importa es que su planteo demuestra que entendió cabalmente el motivo de la derrota de noviembre, y quiere remediarlo.
El Frente Ciudadano es una propuesta nueva con raíces viejas. No es el Transversalismo del primer kircherismo. Eso era un mamarracho que ni siquiera nos permitió ganar más que una elección. Nosotros entedemos que es algo mucho mucho más ambicioso. Es el desarrollo de organizaciones populares de base, con representación real en los territorios, sean estas un gremio, un club, una iglesia, una vecinal, cualquier espacio donde la gente se junte. ¿Que se junte a qué? A juntarse. Nada más. Nada menos.
El “resurgimiento de la política” que permitió que miles de jóvenes y no tanto aprehendamos nuestro rol activo en el devenir histórico, muchas veces nos ciega y nos hace pensar que nuestro deber es discutir lugares en una lista para acceder al Estado y desde ahí cambiar el status quo. Error. A eso ha de dedicarse una ínfima porción de las personas, necesariamente, porque esos cargos son pocos. El resto, pastelero a tus pasteles: a construir vínculos que trasciendan la ley de la selva.
Eso deberíamos estar haciendo “los pibes para la liberación”: viendo cómo ayudar en la diaria a las personas que la pasan mal, y que cada día la van a pasar peor. Ayudando como sea, desde el lugar que nos toque. Si tenés que hacer los mandados, tardá un poco más pero comprá en negocios chicos y en las ferias, y elegí productos que sepas que son de cooperativas o pequeñas empresas locales. Si vas a un club, en vez de ir, hacer tu deporte e irte, ponete a hablar con los dirigentes y ofrecete a dar una mano. Si laburás, charlá con tus compañeros para ver qué onda el sindicato, y si el sindicato es piola la mejor, metete, y si no movete para que los delegados se muevan. Si estudiás, metete al centro de estudiantes, o armá grupos de estudio, o torneos deportivos o recitales. Si sos de un barrio y cerca de tu casa hay una villa, acercate a ver qué movimientos sociales hay y qué se puede hacer. Si sos de una villa y ves que hay pibes rancheando en la esquina, no les digás vagos de mi**da, y ponete a charlar con ellos un rato y ayudalos como puedas. Y así con todo.
Es enorme, esto del Frente Ciudadano. Y justamente lo que no es, es el mezquinaje: hacer una nueva agrupación política para chapear o abrir básicas porque sí o sumar militantes sin saber para qué. Lo que hay que hacer, abrir, y sumar son vínculos, verdaderos vínculos que nos permitan al menos resistir al embate Dios Dinero, y el día de mañana, ver su derrocamiento y la llegada del reino del amor y la igualdad.
Este Frente Ciudadano no debe estar atado a superestructuras, y sólo debe ser fiel a sí mismo. Lo contrario a eso sería empantanarlo, volver al sectarismo y seguir revolcándose en las miserias que nos llevaron a este desastre.
En criollo, el Frente Ciudadano es lo mismo que el Movimiento Nacional en sí mismo, nada más que Cristina en su genialidad entiende que en el siglo 21 hablar de “movimiento nacional” a muchos les da cosita, y entonces le busca un término más cool. Nada más. Nada menos.
Pretender que ella o quién sea, sea la cabeza de eso sin siquiera discutirlo, sin siquiera haber parado la pelota y visto qué es lo que tienen para decir aquellos que no la bancan, es una idiotez. Con una mano en el corazón: ¿realmente piensan que a esos papanatas que dicen “kk” o que piensan que “hay que matar a los negros”, los vamos a convencer de sumarse a esta cosa hermosa que es construir una sociedad más justa, diciéndoles que Cristina es la Reina Madre y que tiene Toda La Razón y que ellos ya se van a dar cuenta porque ellos son bobos y nosotros los más capos? Avivemonós, muchachos. Si pensamos así somos unos nabos. Nos los dijo Cristina misma el 13 de abril.
A los contreras los vamos a convencer cuando vean que nosotros estamos ahí para ayudarlos, aunque ellos nos escupan la cara. Cuando las papas quemen posta (esta debacle recién empieza) nosotros tenemos que estar ahí, bancando la parada, conteniendo sobre todo a los pibitos y a los viejos, sonriendo siempre y dando una mano. Porque eso es el amor, a ver, qué mi**da pasa: estar siempre para el otro, piense o haga lo que sea… ¿Y a quién amamos más? ¿Al pueblo o a nuestra idea de lo que debiera pensar o hacer el pueblo?
El enemigo lo que quiere no es meter presa a Cristina, ni prohibir la letra K. No seamos tan ingenuos. Lo que quieren es transformar al pueblo argentino en una ameba sin amor, en una sociedad donde la solidaridad sea únicamente cosa de señoras que se juntan en el Jockey Club a hacer cenas de beneficencia, en una sociedad en donde el hijo del barrendero nazca y muera barrendero. Si entendemos esto, si realmente lo entendemos, nos chupa un huevo quién mi**da conduce el Frente Ciudadano, y nos ponemos manos a la obra en construirlo. En la cancha se ven los pingos, compañeros.
Un párrafo aparte, para ir terminando, para hablar de la política “de s**o y corbata”: habrá que fumarse a los infumables. Si no echamos o le pusimos los puntos a Gioja, empleado del mes de la Barrick Gold, durante la primavera del 54%, ¿qué mi**da se busca ahora al decir que no nos gusta? Todos los que no son “puros” tienen que estar adentro de esto también, porque no se puede construir la representación política más fiel a lo que significa el Frente Ciudadano en el lapso de un año. Es mucho más largo el camino. No se hagan problema igual, que el pueblo no es boludo aunque a veces nos veamos tentados a verlo así: cuando el fuego crezca, van a saber quién estuvo ahí desde el principio.
Así que bueno, media pila y todos para adelante. Por favor, seamos lo que debamos ser, porque ya lo dijo el General Don José de San Martín, si no no seremos nada.
Comisión Interna.
Tercer Mundo - Cooperativa Editorial