25/10/2025
En una tarde colmada de recuerdos, Pedro Vigne visitó este viernes los estudios de Radio Uno Toay 96.3 FM y dialogó con Santiago, Luna y Alexis en Toay Noticias Magazine.
El historiador y periodista compartió una charla cargada de memoria, emoción e identidad, en la que repasó los orígenes de los corsos, las celebraciones populares y las transformaciones que marcaron la vida del pueblo.
“Sí, esa era la avenida principal, la 9 de Julio, donde desfilaban las carrozas, las murgas, los carruajes, todo era casero, hecho por las instituciones del pueblo. Participaban los clubes, las cooperadoras de las escuelas, el hospital, todos. Había un sentido de pertenencia muy fuerte, de comunidad. Se sentía el pueblo unido en una misma fiesta”, recordó.
Vigne explicó que el Centenario de Toay, celebrado el 9 de julio de 1994, fue un punto de inflexión que marcó un antes y un después en la identidad colectiva “El centenario fue un impulso enorme. Despertó el entusiasmo y la motivación de celebrar juntos. Desde ahí empezaron a organizarse los corsos, las comparsas y las carrozas. Venían grupos de Santa Rosa y de otros pueblos, y todo terminaba con la elección de la reina y la quema del Rey Momo. Era una verdadera fiesta del pueblo, hecha con esfuerzo y alegría.”
Al hablar de historia, el periodista no duda “Toay debe ser una de las localidades con la historia más rica de La Pampa. Por acá pasó todo: los primeros asentamientos indígenas, la Campaña del Desierto, los fortines, los obrajes… hasta fósiles se encontraron en esta tierra. Eso demuestra que acá hay una historia viva, que sigue saliendo a la luz.”
Entre los recuerdos, Vigne también mencionó la pérdida de edificios históricos que marcaron a generaciones “Hubo dos estaciones ferroviarias. La del sur fue demolida en 1946, cuando hacía diez años que el tren ya no llegaba. La demolieron los ingleses, pero se salvó la casa del cambista porque vivía gente allí. Hoy es el Albergue Municipal. Se transformó, pero conserva parte de aquella historia.”
El historiador lamentó que muchos espacios patrimoniales desaparecieran con el paso de los años “Había una pulpería antigua, un boliche de campo que pertenecía a una familia española, y no quedó nada de la construcción. También estaba el Hotel Prado, frente a la vieja estación del sur, un edificio hermoso que albergó aulas de la Escuela N°62 antes de que tuviera su propio edificio. Son lugares que contaban la historia del pueblo y que hoy solo viven en los recuerdos y en algunas fotos.”
Para Vigne, la pérdida de esos espacios debe servir de enseñanza “Cada vez que se derriba un edificio histórico se pierde una parte de lo que somos. Los edificios no son solo paredes, son memoria, son testigos. Por eso es tan importante conservar lo que queda, protegerlo, transmitirlo. Si uno olvida lo que fue, pierde el sentido de identidad.”
Y cerró con una reflexión que resume su sentir “Toay es historia, y esa historia sigue viva en su gente, en las calles, en los recuerdos. Lo importante es no dejar que se apague esa memoria, porque ahí está la esencia de este pueblo.”