
12/08/2025
La Maldición de la Sangre y la Piedra
Forjado en oro y con una piedra negra marcada por un símbolo ancestral, el anillo de Sorvolo Gaunt ocultaba más de lo que sus ignorantes portadores podían imaginar: la legendaria Piedra de la Resurrección. Heredado de Cadmus Peverell, pasó de generación en generación hasta caer en manos de Lord Voldemort, quien lo convirtió en su primer horrocrux tras asesinar a su propio padre.
El anillo, custodiado bajo maldiciones letales en la cabaña de los Gaunt, simbolizaba la obsesión de Ryddle por la inmortalidad. Ni él mismo comprendía el verdadero poder que dormía en la piedra, pues su temor a la muerte lo alejaba de cualquier deseo de convocar a los difuntos.
En 1996, Albus Dumbledore lo recuperó, reconociendo el símbolo de las Reliquias. Movido por una tentación personal, se lo colocó, activando la maldición que ennegreció su mano y le condenó a un año de vida. Con la espada de Godric Gryffindor destruyó el horrocrux, pero no la piedra.
Antes de morir, Dumbledore la selló en la Snitch dorada destinada a Harry, para que solo se abriera cuando este aceptara su propia muerte. En el Bosque Prohibido, el muchacho invocó con ella a sus seres queridos, caminando hacia Voldemort con el corazón sereno.
Así, la piedra fue abandonada en la tierra, perdida para siempre. El anillo, que unió la sangre de Slytherin con el poder de la Muerte, dejó tras de sí un legado de ambición, engaño y tragedia, sellando el destino de quienes osaron tocarlo.
Créditos a Pottermanía