21/08/2025
¿VÍCTIMAS O VILLANOS?
La conexión constante ha transformado nuestras vidas. Con un
clic podemos acceder a información ilimitada, trabajamos, estudiamos y nos relacionamos con personas de todo el mundo.
Esta revolución generó oportunidades indispensables, pero también trajo riesgos significativos. Esto se debe a que Internet es un
terreno fértil para las vulnerabilidades. La presencia excesiva en
la virtualidad afecta el desarrollo social y cognitivo, perjudica la
concentración, genera desinterés por las relaciones interpersonales
y contribuye al aumento de la ansiedad y la depresión.
Muchas veces, las personas pueden caer como víctimas en la seguridad de su hogar simplemente a través de la pantalla de un dispositivo, como un teléfono o una computadora. Este fue el caso de
Juliana, que se vio atrapada en una situación de abuso virtual a la
edad de 13 años. Ella tenía un compañero de clases llamado Marcos
que la acosaba en clase. En el lenguaje de los adolescentes, el chico
tenía un “crush” con ella, pero la chica no correspondía a sus sentimientos. Seis meses después, él se cambió de colegio, pero las cosas empeoraron. Los adolescentes vivían en el mismo condominio.
Marcos tenía los datos de contacto de la chica y empezó a enviarle
“nudes”, expresión que hace referencia a fotografías de desnudos,
exigiéndole que no se lo contara a nadie. Juliana ocultó la situación
durante más de dos meses, sin saber qué hacer y angustiada y temerosa de lo que podrían pensar sus padres. Con el tiempo la situación
empeoró, ella entró en crisis y sus padres descubrieron todo. El caso
fue denunciado a las autoridades como acoso sexual.
Aunque los nombres son ficticios, esta situación es real, lo que demuestra que historias como ésta son más comunes de lo que podríamos imaginar. Por tanto, ignorar los riesgos es abrir la puerta al peligro. Padres y educadores deben velar por un uso saludable de la tecnología, vigilar los contenidos, limitar el tiempo frente a la pantalla y
fomentar las interacciones en el mundo real.
Es importante enfatizar que, además de víctimas, también podemos ser villanos en el mundo virtual. Comportamientos como la difusión de fake news, el ciberbullying y la comisión de delitos de odio se ven facilitados por el anonimato. Un comentario impulsivo o una acción aparentemente inofensiva pueden dejar profundas cicatrices.
EL MUNDO DIGITAL OFRECE INNUMERABLES BENEFICIOS, PERO TAMBIÉN NOS EXPONE A NUEVOS PELIGROS.
Por eso, debemos guiar nuestras vidas por principios bíblicos, como concentrarnos en lo que es justo, puro y amable (Filipenses 4:8) y tratar a los demás como nos gustaría que nos traten (Mateo 7:12). En esta edición, abordamos estos desafíos y presentamos maneras prácticas de enfrentarlos.
JEANETE LIMA
es educadora y coordinadora del proyecto Basta de silencio en Sudamérica.