02/01/2025
Mi vida, mi experiencia, mi trabajo... me han enseñado que madre no es la que engendra por engendrar ni la que cría por criar y que "mantener" a los hijos no es sinónimo de maternar ni de paternar.
Ya viví y ya vi tantas formas de crianza, una más terrible que la otra, empezando por la forma disfuncional y horrible como a mí misma me "cuidaron" cuando era niña. Algo que con certeza me ha generado la ruptura de relaciones con parientes en la juventud y adultez. Una oveja negra, la famosa "true teller" de boca suelta dentro de un sistema familiar herido, convulsionado y maltratador, donde ocultar hechos y decir mentiras estaba y sigue estando normalizado y aceptado. Hasta que llegué yo a echar a perder la fiesta de los narcisistas y los hipócritas de guardia.
Dios me entregó en 2024 la oportunidad de resignificar muchas cosas, de meterme profundamente en mis entrañas y en mis memorias, de recordar para que no repita con mi propia hija lo que yo sé que aniquila a un Ser Humano Consciente desde antes del nacimiento. Empecé con mi gestación, a recordar pedazos importantes de mi infancia y de la forma en la que era maltratada por ser inteligente, diferente, divergente, "anormal". Yo era simplemente una niña muy especial nacida en un sistema familiar enfermo y nadie supo qué hacer con eso.
Mi memoria vino por medio de mi embarazo para incorporar en carne propia lo que en la teoría ya sabía, para reafirmarme en mi creencia de que Una Madre se hace pasito a pasito, una Madre se construye a los pocos y va creciendo junto con sus hijos, dando amor, cariño, presencia, firmeza y transmitiendo valores, una madre salvaje que cuida y protege a su cría como su tesoro más preciado.
Y suena cliché, pero yo espero ser algún día, la Madre que nunca tuve. Y aquí estoy, construyendo mi maternidad pasito a pasito, cuidando con dientes y uñas a mi cría, defendiéndola desde ya como a mí nunca me defendieron, porque mi bebé salvaje viene de una madre salvaje que decidió voltearse al sistema para salvarse del rebaño.