19/07/2024
CON EL BALON TUYO O EL MIO ANÉCDOTA DEL PRIMER MUNDIAL Y UN ARBITRO INDECISO
John Langenus, el árbitro belga que pitó la final del primer Mundial, le dio inicio al partido Uruguay-Argentina con un cuarto de hora de retraso, ya que cada uno de los equipos quería jugar con su propio balón. Una moneda decidió que se utilizara el balón argentino, aunque esta pequeña ventaja no les sirvió de mucho, ya que perdieron 4-2 con los locales. Este evento histórico, que tuvo lugar el 30 de julio de 1930 en el Estadio Centenario de Montevideo, está lleno de anécdotas y peculiaridades que lo han hecho perdurar en la memoria de los aficionados al fútbol. La final del primer Mundial de la FIFA no solo fue un acontecimiento deportivo significativo, sino también un reflejo de las tensiones y pasiones que el fútbol genera en todo el mundo.
Desde el principio, el torneo de 1930 estuvo marcado por diversas dificultades logísticas y organizativas. La elección de Uruguay como sede respondió a la celebración del centenario de su independencia y a su éxito en los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928, donde habían ganado la medalla de oro en fútbol. Sin embargo, varios equipos europeos declinaron participar debido a la larga y costosa travesía por mar hasta Sudamérica. A pesar de estos obstáculos, 13 equipos se inscribieron: siete de América del Sur, cuatro de Europa y dos de América del Norte. Los partidos se desarrollaron con gran entusiasmo, y la final entre Uruguay y Argentina prometía ser un enfrentamiento memorable, dado que ambos equipos ya habían mostrado su calidad y rivalidad en competiciones anteriores.
La disputa sobre el balón a utilizar en la final es una de las historias más curiosas de este primer Mundial. Uruguay y Argentina, como era común en la época, querían jugar con sus propios balones, los cuales tenían características ligeramente diferentes. John Langenus, conocido por su imparcialidad y rigor, decidió que la forma más justa de resolver el conflicto era mediante el lanzamiento de una moneda. La suerte favoreció a los argentinos, cuyo balón fue utilizado durante la primera mitad del partido. Sin embargo, esta ventaja no fue decisiva. En la primera mitad, Argentina logró adelantarse en el marcador, llegando al descanso con una ventaja de 2-1. Pero el equipo uruguayo, apoyado por una multitud entusiasta, remontó en la segunda mitad, anotando tres goles y asegurando una victoria histórica por 4-2.
Langenus también es recordado por las medidas de seguridad que solicitó antes de arbitrar el partido. Consciente de la pasión y la posible violencia de los hinchas, exigió garantías de seguridad personal y un plan de evacuación en caso de disturbios. Afortunadamente, el partido se desarrolló sin incidentes graves, y Langenus cumplió su papel con profesionalismo, siendo posteriormente elogiado por su labor.
El triunfo de Uruguay en el primer Mundial consolidó su reputación como una potencia futbolística y desencadenó celebraciones masivas en el país. Para Argentina, la derrota fue amarga, pero su participación en la final también marcó el comienzo de una rica historia en el fútbol internacional. Este primer Mundial sentó las bases para futuros torneos y destacó la creciente popularidad del fútbol a nivel global. La final de 1930 y las figuras como John Langenus siguen siendo recordadas y celebradas, no solo por los hechos en el campo de juego, sino también por las historias y leyendas que surgieron a su alrededor.