
28/05/2025
No es una acción en la bolsa. No es un bien raíz. No es un negocio.
Eres tú.
Tu mente, tu salud, tu carácter, tus habilidades, tu conocimiento.
Warren Buffett, uno de los hombres más exitosos del mundo, no lo dijo por decir. Lo dijo porque lo vivió. Él entendió que antes de multiplicar su dinero, tenía que multiplicar su valor como persona.
Invertir en ti mismo significa leer cada día un poco más, aunque nadie te lo exija.
Significa educarte más allá del sistema formal, aprender habilidades nuevas, desarrollar tu inteligencia emocional, rodearte de personas que te reten y te inspiren.
Significa cuidar tu cuerpo, porque sin energía ni salud, tus sueños se quedan en la cama contigo.
Significa creer en tu potencial, incluso cuando los demás no lo hacen.
¿Sabes cuál es la ventaja?
Que esa inversión no depende de la economía, del gobierno ni del mercado.
Depende de ti.
Y lo mejor: los intereses que genera son exponenciales.
El conocimiento nunca se devalúa. Las habilidades no se pierden. La mentalidad no caduca. Todo lo que pongas en ti, te acompañará toda la vida.
Así que la próxima vez que pienses en invertir, empieza por lo esencial: invierte en la única persona con la que vivirás el resto de tu vida: tú mismo.