28/06/2025
A mi hija casi le quita la vida el gimnasio.
Así. Así de crudo. Así de real.
Tiene 21 años. Es mi niña, aunque ya sea una mujer.
Un día decidió comenzar a ejercitarse. Nunca había ido a un gimnasio. Era su primer día. Quería verse mejor, sentirse mejor… y como todo papá, yo me sentí orgulloso.
Pero también confié. Confié en que los que estaban ahí sabían lo que hacían.
Ese día, el instructor le puso 20 minutos de caminadora, luego sentadillas, luego aparatos… siete diferentes, todos con peso. Después, otros 20 minutos más de cardio. Dos horas sin parar.
Me llamó para que la recogiera. Me dijo que le dolían mucho las piernas, pero lo tomamos como algo “normal”.
Pasaron tres días.
El dolor no solo seguía… empeoraba. No podía moverse bien. Las piernas se le inflamaron. Las rodillas también. Y un día, su o***a salió como café oscuro, casi negra.
Fuimos al seguro. Nos dijeron que era una infección urinaria.
Pero algo en mi corazón me decía que no era eso. Que había algo más. Y no quise esperar.
La llevamos a una clínica particular. Y ahí… ahí nos dijeron lo que ningún padre quiere escuchar:
Rabdomiólisis.
Una palabra que nunca había escuchado, pero que ahora no puedo sacar de mi mente. Es una condición en la que el músculo se rompe y libera sustancias tóxicas a la sangre. Puede dañar los riñones. Puede provocar un paro cardíaco. Puede acabar con tu vida.
Ese día supe que, si no la llevábamos a tiempo, podría no haber salido del hospital.
Hoy está en reposo absoluto. Con sueros. Con estudios cada semana. Con dieta especial. Y con el alma rota… pero viva. Gracias a Dios, viva.
Y yo estoy aquí para decirte esto, con el corazón en la mano:
¡No dejes que le pase a tu hijo!
¡No dejes que le pase a tu hija!
No todos los gimnasios tienen personal capacitado.
No todos los entrenadores están certificados.
Y un mal entrenamiento… puede costar vidas.
No es exageración. Es la verdad. La vivimos.
—
Advertencia: Esta publicación tiene fines educativos. La rabdomiólisis es una condición grave que puede surgir tras un esfuerzo físico excesivo, especialmente en personas no entrenadas. Si presentas dolor muscular intenso, o***a oscura o debilidad tras hacer ejercicio, busca atención médica de inmediato.