23/10/2025
El gremio de taxistas en Cúcuta volvió a encender motores, pero esta vez no para trabajar, sino para exigir control. Aunque el líder del sector, Juan Carlos Bastos, aseguró que el fin del convenio entre la Alcaldía y la Policía de Tránsito no ha afectado la movilidad, el verdadero problema —según él— es la creciente ola de transporte informal que ya convirtió a la ciudad en una “Santa Marta sobre ruedas”, llena de motos y carros particulares haciendo servicio de taxi sin control alguno.
Los taxistas denuncian que la Secretaría de Tránsito brilla por su ausencia, y que los operativos contra la ilegalidad son tan escasos como los pasajeros en horas muertas. “La ley los obliga a actuar, y no hacerlo es desacato por omisión”, advierte Bastos, señalando directamente a la administración municipal, que al parecer no logra frenar una práctica que golpea el bolsillo de miles de conductores formales.
Aunque se habla de una posible hora cero, Bastos asegura que el gremio no busca chantajear a la Alcaldía, sino que espera que todos los conductores se unan antes de tomar medidas más drásticas. Sin embargo, el malestar crece cada día, y la sensación en las calles es que el paro podría ser solo cuestión de tiempo.
Con ingresos cada vez más bajos y una competencia que crece sin control, los taxistas cucuteños sienten que están peleando solos una batalla desigual. Y mientras esperan que el Gobierno local haga algo más que prometer operativos, el gremio repite una frase que ya suena a advertencia: “El enemigo no somos nosotros. El enemigo es la ilegalidad.”