18/06/2025
Emma Gutiérrez Arango (Dominga Palacios)
Llena de inquietudes creativas, siempre en busca de una voz propia en la poesía, que destacara su identidad como mujer, donde sentimiento y lenguaje se corresponde como alquimia de su creación poética. Las comodidades hogareñas nunca fueron impedimento para potenciar la escritura y desarrollar pasión por la literatura; por el contrario, la familia siempre fue pilar y finalidad en su ideología como mujer. Luz, naturaleza, rutina de un hacer de una simple contemplar, es ahí donde se encuentra la magia de la poesía misma de una mujer que hizo parte de un tiempo de grandes cambios, donde la mujer pasó de ser propiedad a mujer en sí, con libertad y anhelos propios.
Este es el tiempo de Emma Gutiérrez Arango. Nacida en el 15 de agosto de 1926 en una familia acomodada de la ciudad de Manizales. Hija única del matrimonio entre Octavio Gutiérrez y María Teresa Arango, quienes tenían una hacienda cafetera, llamada “Sebastopol”, en la vereda el Rosario.
Emma Gutiérrez pasó su infancia y juventud en la ciudad de Manizales, en la cual realizó sus estudios primarios y de bachillerato en el colegio Sagrado Corazón de Jesús.
Su estadía en la ciudad de Manizales fue hasta 1950, cuando contrae matrimonio con el psiquiatra Guillermo Arcila Arango (quien era primo hermano a la vez de Emma Gutiérrez), ya que la reciente pareja viaja a Buenos Aries, Argentina, radicándose allí por alrededor de 9 años. En su más o menos prolongada estancia, la pareja frecuentaba círculos intelectuales, de poesía, literatura, pintura y música, además de que Emma Gutiérrez ampliara su bagaje literario con toda la propuesta vanguardista que se estaba gestando en la Argentina de aquel entonces. Todas estas vivencias serían determinantes para la futura obra poética de la escritora.
De regreso, Emma Gutiérrez era una mujer con mayor madurez intelectual, al igual que esposa y madre, ya que la pareja contaba ya con un primogénito, Guillermo Arturo, y estaba a la espera de su hijo, Pablo Daniel. Aunque todo había cambiado en la vida de la pareja, a su regreso descubrieron que la ciudad no había cambiado desde su partida, seguía siendo patriarcal y conservadora.
La familia paseaba por el relieve circundante de la hacienda Sebastopol y hacía excusiones por las quebradas cercanas donde Emma Gutiérrez se extasiaba con la belleza del paisaje, además de guardar en su memoria cada una de estas imágenes para después evocarlas en sus poemas.
La familia y la literatura eran la verdadera pasión de Emma Gutiérrez. A sus hijos todas las noches les leía cuentos de fantasía. En su vida cotidiana, por otra parte, estaba en su mente el anhelo de transmitir el amor por la literatura, esto llevó a la escritora en compañía de la poeta Beatriz Zuluaga conformar un grupo de intelectuales, la “Casa de la cultura”, en el año de 1963, donde organizaban tertulias, conferencias, recitales, exposiciones y obras de teatro. Momento revolucionario para la mujer manizaleña. La escritora en estos eventos destacaba elegantemente.
De voz portentosa cautivaba a las personas, es por tal razón, que con su elegante hablar y con sus versos que irrumpen en la cotidianidad, fue invitada al primer encuentro de poetas colombianas del Museo Rayo en el año 1974, el cual fue organizados por Águeda Pizarro, junto a Gilma de los Ríos, Beatriz Zuluaga, Carmelina Soto y Ana Milena Puerta. En encuentro se celebraba y reconocía el trabajo poético de la mujer. Emma Gutiérrez fue una de las mujeres más destacadas de dicho encuentro.
El Museo Rayo fue un lugar de encuentro determinante para la escritora y poeta caldense, ya que en 1989 en aquel lugar hace la presentación de su libro “Tiempo de chicharras”. Pero ante todo, allí recibió homenajes, como sería recibir el título de “Almadre”, en el año 2017, reconocimiento que sólo otras tres poetas del departamento de Caldas han conseguido: Maruja Vieira, Dorian Hoyos y Beatriz Zuluaga.
Su lucidez mental y su magnífica habilidad de atrapar la realidad, la cotidianidad en palabras, le permitió publicar distintos poemarios patrocinados por instituciones como Casa de Poesía Fernando Mejía Mejía y Secretaría de Cultura Departamental. Entre las obras más destacadas de la autoras se encuentran: Azul definitivo, 1965; Tiempo de chicharras, 1989; Del lado cinco de mi corazón, 1995; Claro oscuro, 1996.
Como llegó a señalar Roberto Vélez Correa: “En la poesía de [Emma Gutiérrez] (Dominga Palacios) emerge la sinceridad, la desnudez de la conciencia de mujer, que tiene la capacidad de tejer metáforas e imágenes de corte universal. Su poesía no sólo buscaba conocerse la universalidad humana, sino también conocer su universalidad como mujer; Emma Gutiérrez, se deslizaba entre el existencialismo, el nadaísmo, el vanguardismo y, sobre todo, el psicoanálisis junguiano heredado de su esposo.
Rebelde a su manera, quería ser libre, encontrarse a sí misma, descubrir su identidad. Transgredía la cultura de su conservadora Manizales. A pesar de que conoció diferentes lugares del país y del mundo, su verdadera inspiración fue la ciudad que la vio nacer, y que también la vio morir en el año 2003.
Reseña: Juan Felipe Giraldo Castaño
Fotografía: Créditos a su autor