30/05/2025
*DEVOCIONAL*
*Juan 3:30 RVR1960*
"Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe."
*MEDITACIÓN*
Este versículo es una de las declaraciones más profundas y humildes que encontramos en la Biblia. Juan el Bautista, en el apogeo de su popularidad, con multitudes siguiendo su ministerio, no muestra ni una pizca de envidia o celos cuando Jesús comienza Su propio ministerio. Por el contrario, su corazón rebosa de gozo. Él sabe que su propósito es preparar el camino para Cristo, no usurpar Su lugar.
La frase "Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe" es una verdad fundamental para la vida cristiana. En un mundo que nos impulsa constantemente a buscar el reconocimiento personal, a destacar, a ser el centro de atención, la enseñanza de Juan es radicalmente contraria. Nos llama a una inversión de prioridades: no se trata de nuestra fama, nuestra reputación, nuestros logros, sino de la gloria de Jesús.
¿Qué significa que "Él crezca" en nuestra vida?
Significa que la persona de Jesucristo se haga más grande en nuestro pensamiento, en nuestras decisiones, en nuestras acciones, en nuestras palabras. Que Su carácter se forme en nosotros: Su amor, Su paciencia, Su humildad, Su compasión, Su santidad. Significa que Su voluntad tenga preeminencia sobre la nuestra.
¿Y qué significa que "yo mengüe"?
No se trata de anular nuestra personalidad o de dejar de usar los talentos que Dios nos ha dado. Más bien, se refiere a la disminución de nuestro ego, de nuestra autosuficiencia, de nuestro orgullo, de nuestras ambiciones egoístas. Es un acto de rendición diaria, donde voluntariamente nos hacemos a un lado para que Cristo sea glorificado a través de nosotros. Implica morir a nosotros mismos para que Él pueda vivir plenamente en y a través de nosotros.
Cuando permitimos que Cristo crezca y nosotros mengüemos, experimentamos una verdadera libertad. La presión de tener que ser "alguien" se disipa, y encontramos gozo en servir a Aquel que lo es todo. La vida cristiana no es acerca de nosotros, sino acerca de Él. Juan el Bautista entendió esto perfectamente, y su gozo fue completo al ver a Cristo tomar Su lugar. Que nuestro mayor deseo y gozo sea también ver a Jesús magnificado en nuestras vidas y en el mundo.
*ORACIÓN*
Amado Padre celestial,
Te damos gracias por el ejemplo de Juan el Bautista, quien con humildad y gozo señaló el camino hacia Jesús. Reconocemos que a menudo nos aferramos a nuestro propio ego, a nuestras ambiciones y a la necesidad de ser reconocidos. Perdónanos, Señor, por las veces en que hemos buscado nuestra propia gloria en lugar de la Tuya.
Hoy, te pedimos que Tu Santo Espíritu obre poderosamente en nosotros, para que podamos vivir la verdad de Juan 3:30. Que sea necesario que Tú, Jesús, crezcas en cada área de nuestra vida: en nuestros pensamientos, en nuestras palabras, en nuestras acciones, en nuestras decisiones. Que Tu carácter se forme en nosotros y que Tu voluntad sea nuestra guía.
Ayúdanos a menguar, a morir a nuestro orgullo, a nuestra autosuficiencia y a cualquier deseo egoísta. Que no busquemos nuestro propio protagonismo, sino que con alegría nos hagamos a un lado para que Tú seas magnificado a través de nosotros. Que nuestro gozo se cumpla al verte glorificado en todo lo que somos y hacemos.
Te entregamos nuestras vidas una vez más, pidiéndote que nos uses como instrumentos para Tu Reino. Que en todo, Tú seas el centro, el propósito y la gloria.
En el precioso nombre de Jesús, oramos.
Amén.