05/07/2025
En un mundo donde muchos pasan de largo, quienes se detienen a dar se convierten en un acto de resistencia y amor. Alimentar a un niño no es solo entregar un plato de comida: es ofrecer dignidad, esperanza y el mensaje silencioso de que su vida importa. Cada sonrisa que despiertan es una victoria contra la indiferencia, y cada mano que reciben es un puente entre el dolor y la esperanza.
Quien sirve desde el corazón no solo transforma la vida del otro, también renueva la suya. Porque al compartir, las personas se hacen más humanas. Y en medio de la noche, entre sombras y olvidos, brillan los gestos de quienes entregan sin pedir nada a cambio.
El verdadero alimento no siempre está en la bandeja, sino en la compasión con la que se entrega.
Felicitaciones al Dr. Miguel Ángel Galeano Mahecha por esa excelente labor.