17/05/2025
Mi querido Samuel El Samu pescador
Hoy celebramos ocho años de tu vida, pero para mí, son seis años y medio de un viaje increíble juntos. Desde que tenías apenas año y medio, hemos sido tú y yo contra el mundo, compañeros inseparables en esta aventura llamada vida. Cada día agradezco a Dios por el regalo inmenso que me dio al ponerte en mis brazos.
Aún recuerdo con claridad aquellas primeras noches cuando aprendía a cambiar tus pañales, mis manos torpes pero decididas, mientras tú me mirabas con esos ojos curiosos que parecían decirme "tranquilo, papá, lo estamos haciendo bien juntos". Cuántas veces nos reímos durante tus baños, cuando convertías la bañera en un océano de aventuras y yo terminaba más mojado que tú. Esos momentos de jabón y risas siguen siendo de mis favoritos.
Las horas de comida eran todo un desafío y una celebración. Recuerdo tu carita llena de papilla y cómo a veces preferías decorar las paredes con ella en lugar de comerla. Aprendimos juntos, tú a abrir la boca para la cuchara y yo a tener la paciencia de un santo. Y qué decir de nuestros juegos en el suelo, construyendo torres que siempre terminabas derribando entre carcajadas, o cuando te escondías bajo las sábanas para que te encontrara, aunque tus risitas siempre te delataban.
Recuerdo aquellos primeros días cuando tus manitas se aferraban a mis dedos mientras aprendías a caminar. Esos primeros pasos inciertos se han convertido ahora en carreras por el parque y saltos que parecen desafiar la gravedad. Te he visto crecer día a día, convirtiendo cada obstáculo en una oportunidad para hacerte más fuerte. La vida me ha bendecido permitiéndome ser testigo de cada uno de tus logros.
En estos años juntos, he sido testigo de cómo tu curiosidad por el mundo ha florecido. Tus preguntas, cada vez más profundas, me sorprenden y me llenan de orgullo. A veces me preguntas cosas para las que no tengo respuesta, y entonces aprendemos juntos, como el equipo que somos.
No ha sido siempre fácil, lo sabes bien. Ha habido días difíciles en los que ambos hemos tenido que ser valientes. Pero incluso en esos momentos, tu sonrisa ha sido mi luz, tu abrazo mi refugio. Me has enseñado más sobre la fortaleza y el amor incondicional de lo que jamás imaginé que podría aprender. En cada desafío, he sentido la mano de Dios guiándonos y dándonos la fuerza necesaria para seguir adelante.
Hijo mío, a tus ocho años ya muestras una sabiduría y bondad que va más allá de tu edad. Veo en ti un corazón generoso, una mente brillante y un espíritu indomable. Cada día me sorprendes con tu forma única de ver el mundo.
Prometo seguir caminando a tu lado, sosteniendo tu mano cuando la necesites y dándote el espacio para volar cuando estés listo. Prometo seguir siendo tu mayor admirador, tu apoyo incondicional y tu compañero de aventuras. Con la ayuda de Dios, cada día me esforzaré por ser el padre que mereces.
En este día tan especial, quiero que sepas que eres mi mayor orgullo y mi alegría más grande. Que cada uno de tus sueños encuentra eco en mi corazón, y que no hay nada que desee más que verte crecer feliz, fuerte y libre para convertirte en la maravillosa persona que ya comienzas a ser.
Feliz cumpleaños, mi pequeño gran hombre. Gracias por estos seis años y medio de enseñarme el verdadero significado del amor. Doy gracias a Dios 🙏🙏🙏 y a la vida por el privilegio de ser tu padre.
Con todo mi corazón, Papi