17/08/2025
Magangué Ciudad y Puerto (1)
ORIGEN DE LA ACTIVIDAD PORTUARIA
Por Bernardo Ramírez del Valle - Cepensar Caribe
A la llegada de los españoles a la Depresión Momposina y particularmente a provincia indígena del Águila, gobernada por el cacique arawak Maganca y luego por el cacique Mamanguey o Maganguey (Friede, 1963, p. 88), los pueblos indígenas aprovechaban una gran variedad de productos agrícolas adaptados a las dinámicas de las ciénagas, los caños y los suelos aluviales, tales como el maguey o henequén (del que fabricaban pitas y cabullas), maíz, yuca, fríjol, ají y batata, base de su alimentación y bebidas fermentadas, además de algodón, que utilizaban en el tejido de mantas y prendas. Complementaban estos cultivos con abundante pesca y frutales nativos como el corozo, el guayabo, la guanábana y el jobo, y con el bálsamo de tolú que tenía valor medicinal y comercial. Asimismo, recolectaban palmas silvestres de moriche y sará, de donde extraían fibras, frutos y materiales de construcción. Todo este conjunto de prácticas agrícolas y de aprovechamiento forestal estaba profundamente integrado a su cosmovisión y a los ciclos de los rios Cauca y San Jorge y sus brazos.
Esta producción agropecuaria y la artesanal convirtió a Maganguey en un lugar de comercio y actividades portuarias en el contexto de la Depresión Momposina. Para entonces la actividad portuaria no se entendía en el sentido europeo de un “puerto con muelles”, sino como un atracadero comunitario de canoas y balsas, en orillas anchas, de playas bajas, donde las comunidades indígenas controlaban y organizaban los intercambios.
Las canoas -principal embarcación- se hacían de tronco ahuecado, impulsadas con remos y pértigas. Estas se desplazaban por los caños, brazos menores y madre vieja del Magdalena, así como por los canales naturales que unían las ciénagas de La Mojana con el gran río. Gracias a este sistema hídrico, Maganguey se convirtió en un lugar de redistribución de productos entre diferentes grupos indígenas de la región.
El comercio indígena se basaba en el trueque. Desde el interior, aguas arriba, llegaban a Maganguey productos agrícolas como maíz, yuca, batata, fríjol, algodón y ají, además de cerámicas y sal de las salinas del interior. Desde el litoral caribeño, a través de rutas que conectaban con el Sinú, el San Jorge y las sabanas de Tolú, se traían pescados secos, sal marina, caracoles, moluscos, conchas utilizadas como ornamentos, algodón trabajado y tejidos. Los pueblos de la Mojana, además, aportaban cestería de palma, cabuya, totumo, plumas, ori de la serranía de San Lucas y objetos rituales, mientras que las tierras bajas proveían frutas, miel y derivados de la palma de moriche.
El puerto indígena funcionaba como un mercado estacional, vinculado a los ciclos de crecida y bajanza de los ríos Cauca y San Jorge. En tiempo de aguas bajas se facilitaban los intercambios, pues se formaban playas naturales que servían de bodegas temporales donde se almacenaban los productos. Las redes de parentesco y alianzas interétnicas sostenían estos circuitos, que no solo tenían valor económico sino también cultural y político, fortaleciendo la cohesión regional.
En suma, antes de la irrupción colonial, Maganguey puede entenderse como un nodo portuario indígena que integraba dinámicas de producción local con redes de intercambio más amplias, donde circulaban alimentos, materias primas y objetos de valor simbólico. Lejos de ser un espacio marginal, el bajo Cauca constituía un punto de encuentro y redistribución que anticipaba, en clave indígena, la vocación portuaria que siglos después consolidaría a Magangué como una de las ciudades fluviales y portuarias más importantes del Caribe colombiano.