28/09/2025
En medio del Foro de Fenalco, Vicky Dávila subió el tono de su intervención y proclamó, visiblemente exaltada: “Yo no vendo mis principios”.
La frase sonó rimbombante, pero en redes sociales y en círculos políticos no tardaron en recordarle a la periodista su cercanía con el grupo Gilinski, quienes han sido señalados como sus verdaderos padrinos mediáticos.
Para muchos asistentes, la declaración de Vicky no fue más que un acto teatral. “Si no vende sus principios, ¿cómo se explica que hoy sea la ficha mediática de un grupo económico tan poderoso y cuestionado?”, preguntaron algunos analistas.
Las críticas se multiplicaron:
“Vicky habla de principios, pero hace años que su independencia se la compraron”,
“El libreto es de los Gilinski, el micrófono lo pone ella”.
Dávila, que se presenta como adalid de la ética y denunciante de corruptos, terminó quedando en ridículo para varios sectores de la opinión pública. Para estos críticos, la periodista no es más que una pieza clave del ajedrez mediático de los Gilinski para moldear la opinión pública a su conveniencia.
En conclusión:
Vicky puede decir que no vende sus principios, pero su relación con poderosos intereses económicos parece desmentirla cada vez que toma un micrófono.