
27/11/2024
**Queridos amigos y seguidores,**
La Navidad es un tiempo muy especial del año, un tiempo para reflexionar sobre lo vivido y lo que está por venir. Este año, como todos los demás, nos recuerda la importancia de estar juntos, de compartir no solo los momentos de alegría, sino también de apoyo mutuo cuando más lo necesitamos. Para muchos, estas fiestas se viven de maneras diferentes. Algunos estamos rodeados de familia, otros tal vez enfrentando la ausencia de un ser querido, o superando desafíos personales que nos han puesto a prueba.
Es en estos momentos cuando, más que nunca, la Navidad se convierte en un recordatorio de lo que realmente importa: el amor, la esperanza y la unidad. Aunque la vida no siempre sigue el curso que imaginamos, y aunque algunas heridas aún puedan estar abiertas, este es un tiempo para encontrar consuelo y fortaleza en lo que hemos superado y en la compañía de aquellos que están con nosotros. La familia, ya sea de sangre o de corazón, es el refugio donde encontramos fuerza para seguir adelante.
Si este año has perdido a alguien querido, quiero que sepas que no estás solo/a en tu dolor. La despedida es una parte inevitable de la vida, pero también lo es el legado de los que se van. Ellos siguen vivos en nuestros recuerdos, en los valores que nos dejaron, en las tradiciones que compartimos, y en el amor que no se desvanece con el tiempo. Aunque el vacío puede ser profundo, también lo es la gratitud por haber podido compartir momentos con ellos, por haber aprendido de su ejemplo, por haber amado y sido amados.
A aquellos que han tenido que enfrentar adversidades durante el año, les quiero recordar que las dificultades no definen quiénes somos. Somos más grandes que las pruebas que atravesamos, y la Navidad es un buen momento para reconocernos a nosotros mismos como guerreros de nuestra propia vida, capaces de seguir adelante, con esperanza, con fe, y con la certeza de que cada paso que damos nos acerca a la paz que tanto buscamos.
Este 24 y 31 de diciembre, no importa dónde estés ni con quién estés, quiero invitarte a hacer una pausa, a mirar alrededor y agradecer lo que tienes, a abrazar a tu familia, a aquellos que te quieren y a los que, aunque lejos, siguen presentes en tu corazón. Que el espíritu de la Navidad te brinde luz en tu camino, fuerza para superar los desafíos, y paz para poder encontrar consuelo y alegría en lo simple, en lo que realmente importa: el amor que compartimos.
Hoy celebramos no solo el nacimiento de Jesús, sino también la capacidad infinita que tenemos de renovarnos, de renacer incluso cuando todo parece oscuro. Aprovechemos esta Navidad para sanar heridas, para perdonar, para agradecer, para soñar y, sobre todo, para estar juntos. Que el amor que se vive en esta época se quede con nosotros durante todo el año, y que la esperanza nunca se apague.
Les deseo una Navidad llena de luz, de paz, de esperanza y de mucho amor, rodeados de quienes más quieren, recordando que cada momento es un regalo. Que todos aquellos que ya no están físicamente, sigan siendo parte de nuestro corazón, y que la fe nos guíe siempre hacia nuevos comienzos.
Con todo mi cariño,