08/07/2025
😳🇳🇪 ¿CONOCÍAS A LOS FULANI? El pueblo nómada más extenso de África que aún hoy recorre miles de kilómetros guiado por estrellas y antiguas canciones 👇
Viajando por las sabanas del África Occidental, entre el polvo rojo y los verdes pastos que se extienden más allá del horizonte, se desplazan silenciosamente los Fulani, también conocidos como Fulbé o Peul. Son uno de los grupos indígenas más numerosos del continente, extendidos desde Senegal hasta Sudán, y sin embargo su historia sigue envuelta en misterio y admiración. Con más de 40 millones de personas, este pueblo ha logrado mantener viva su cultura nómada y ganadera, siendo quizás los últimos grandes pastores transhumantes de África que todavía siguen las rutas de sus ancestros a pie, a caballo o en caravanas.
Lo más fascinante es que los Fulani no tienen un solo país: son un pueblo sin fronteras. Su identidad no está atada a un territorio fijo, sino a un estilo de vida. Pastorean ganado desde hace siglos, recorriendo miles de kilómetros en busca de agua y alimento. Aunque muchas familias se han asentado, especialmente en Nigeria, Malí, Níger y Camerún, todavía existen clanes que viven en movimiento constante, atravesando tierras con permiso ancestral, protegidos por tratados antiguos y códigos de honor tribales. Algunos de estos caminos se remontan a más de mil años atrás y se transmiten oralmente de generación en generación.
Culturalmente, los Fulani destacan por su elegancia. Tienen un ideal estético muy fuerte: los hombres se adornan con joyas, turbantes y largos bastones decorados, mientras que las mujeres lucen peinados elaborados, tatuajes faciales delicados y brazaletes de oro o cobre. La lengua fulfulde, hablada con orgullo, es compartida por millones de personas y se canta en ceremonias, se recita en poesía y se conserva en proverbios que enseñan valores de respeto, belleza, lealtad y honor.
Un ritual que los hace únicos es el Guérewol, una competencia de belleza masculina entre jóvenes Fulani en Níger. Durante días enteros bailan, cantan y exageran sus expresiones faciales para seducir a las mujeres que eligen al vencedor. Lejos de lo que uno esperaría, es una competencia donde ellos se maquillan, usan plumas, se alinean en formación y muestran quién es el más alto, el más blanco de dientes, el más expresivo con los ojos. Este festival, ancestral y colorido, es una de las expresiones más impactantes de la cultura fulani, y cada año atrae a fotógrafos y antropólogos del mundo entero.
Sin embargo, no todo es armonía. En tiempos recientes, los Fulani han estado en el centro de tensiones por conflictos territoriales, sobre todo en Nigeria y Malí, donde su estilo de vida choca con agricultores sedentarios o zonas militarizadas. Muchos han sido desplazados o estigmatizados injustamente. Aun así, el espíritu nómada persiste: se niegan a desaparecer. Siguen cantando a la luna, leyendo las estrellas, cuidando de sus vacas sagradas y protegiendo sus historias como si fueran fuego encendido en mitad del viento.
Hablar de los Fulani es mirar a un pueblo que ha sobrevivido no solo al paso del tiempo, sino a la globalización. A pesar de las fronteras, la tecnología o los conflictos modernos, continúan caminando. Siguen siendo ellos. Porque para los Fulani, pertenecer no es estar en un lugar, sino seguir un camino.