19/09/2025
“Crawford: Su padre lo abandonó y su madre le repetía: ‘Nunca serás campeón’”
Cuando Crawford nació, salió apretando los puños y su papá dijo: “Tenemos un bebé de un millón de dólares y será un campeón mundial.”
Luego su padre se fue de la casa y su madre tuvo que criarlo sola junto a sus hermanos.
Crawford entrenaba a escondidas en las esquinas; cuando su mamá se daba cuenta, iba por él, lo llevaba a casa y con el cinturón, según ella, le daba una buena lección.
Dice Crawford que eso lo hizo resistente a todo.
Su madre cuenta que le ofrecía 10 dólares a los niños del barrio si lograban vencer a Terence.
Todos querían intentarlo, pero ninguno podía con él.
Al parecer ella tenía sus propias formas de motivar a su hijo, tenía una manera diferente de amarlo.
Su propósito era convertirlo en un hombre fuerte, que no le tuviera miedo a nada.
Aunque para Crawford fue una lección difícil de aprender a los 12 años, entendía que tenía que hacerlo.
Terence se llenaba de coraje y cada vez que subía al ring quería ganar como fuera, solo para demostrarle a su madre que algún día sería campeón.
Quería que su mamá lo respetara, que le dijera que estaba orgullosa de él, quería escuchar: “Hijo mío, te amo”, pero ella nunca lo hizo.
Crawford cuenta que ella le decía que el amor es debilidad, que su apoyo era diferente…
Pero cuando creció entendió que eso fue lo que lo impulsó a ser grande.
En sus inicios empezó a boxear, pero lo hacía sin técnica, solo con fuerza e ira.
Hoy le ganó a Canelo Álvarez y es reconocido como campeón mundial.
Ahora ella le dice: “Lo hiciste campeón, estoy orgullosa porque eres mi hijo”, y él responde: “Me hice campeón, mamá, te lo dije, soy el mejor.”
Crawford afirma: “Ya no intento demostrarle nada a mi mamá, ahora me demuestro las cosas a mí mismo.”
Y algo muy importante: “Nunca me pierdo un juego de mis hijos, porque mi padre nunca estuvo ahí para mí…
Cuando mis hijos crezcan siempre recordarán que tuvieron a su padre presente en todo momento. Soy un gran padre.”