24/05/2025
|| 🌐 Indignación por decisión de Petro: Benedetti asumió funciones presidenciales pese a sus escándalos.
En una decisión que ha generado una ola de indignación entre diversos sectores políticos y ciudadanos, el presidente Gustavo Petro ha designado nuevamente al ministro del Interior, Armando Benedetti, como presidente encargado durante su viaje a Ecuador. Petro estará en Quito entre el 24 y el 26 de mayo para asistir a la posesión de Daniel Noboa, en un acto diplomático que llega después de haber cuestionado públicamente los resultados electorales en ese país, debilitando sin pruebas sólidas las relaciones bilaterales.
La Presidencia expidió el decreto correspondiente, en el que otorga a Benedetti el título de “ministro delegatario con funciones presidenciales”. Una figura que, en la práctica, lo convierte en jefe de Estado interino durante la ausencia del mandatario.
La noticia no ha pasado desapercibida, no por la formalidad del trámite, sino por el perfil del designado: Armando Benedetti, un político rodeado de escándalos, cuestionamientos éticos y una historia reciente de tensiones con el propio presidente Petro y su gabinete, esto luego de su salida como embajador de Venezuela en medio de denuncias de presunto tráfico de influencias y chantajes políticos.
¿Por qué Petro escogió a Benedetti?
La gran pregunta que muchos se hacen hoy es: ¿por qué insistir en Benedetti? ¿Qué justifica que el presidente siga depositando su confianza en un funcionario cuya credibilidad está gravemente erosionada?
No es la primera vez. Durante su viaje a China, el pasado 7 de mayo, Petro también firmó un decreto similar que dejaba a Benedetti al mando. Sin embargo, horas después revirtió su propia decisión, designando al ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, en un movimiento que dejó al descubierto la improvisación y la desconfianza interna en el alto gobierno.
Ahora, la historia se repite, pero esta vez en un contexto particularmente delicado: el próximo lunes, mientras Benedetti tendrá el poder presidencial, se definirá la ponencia de la reforma laboral en la Comisión Cuarta del Senado. Una reforma clave para el proyecto político del petrismo, y que Benedetti podría usar como ficha en su propio juego político.
El nombramiento vuelve a evidenciar la ambigüedad y falta de coherencia en las decisiones del Ejecutivo. No solo por el antecedente de contradicción en China, sino porque deja entrever un grado de dependencia política hacia Benedetti que, para muchos analistas, bordea la irresponsabilidad institucional.
El ministro ha sido señalado como un operador político que ha actuado más como aliado por conveniencia que como funcionario público al servicio del país. Su cercanía con Petro ha sido fluctuante y marcada por escándalos, grabaciones filtradas y amenazas veladas, que aún están bajo investigación.
La reacción en redes sociales y entre sectores críticos no se ha hecho esperar. Para muchos ciudadanos, esta designación no solo despierta desconfianza, sino que mina la esperanza de una administración que prometió romper con las prácticas tradicionales del poder.
”¿Dónde queda la ética pública? ¿Dónde queda la coherencia del cambio?”, se preguntan quienes ven en esta decisión un nuevo capítulo de contradicciones dentro del Gobierno.
El lunes, mientras Benedetti tenga las riendas del país, no solo se jugará la suerte de una reforma. Se pondrá nuevamente a prueba la capacidad del Gobierno de sostener su propio discurso de transparencia y renovación.