Dra. Aileen Vargas Villalobos, Psicóloga Clínica y de la Salud Mental

Dra. Aileen Vargas Villalobos, Psicóloga Clínica y de la Salud Mental Psicología clínica y salud mental (depresión, ansiedad, duelo, traumas, autoestima, manejo de estrés, emociones, manejo de conflictos, cultura de paz)

26/09/2025

La semana pasada conseguí más de 385 reacciones en una de mis publicaciones. ¡Gracias por su apoyo! 🎉

Para aprender hoy: El sol siempre sale por el este y se esconde por el oeste, pero no siempre lo hace exactamente en el ...
25/09/2025

Para aprender hoy: El sol siempre sale por el este y se esconde por el oeste, pero no siempre lo hace exactamente en el mismo punto del horizonte. A veces, según la época del año, aparece un poquito más hacia la derecha (noreste) o un poquito más hacia la izquierda (sureste). Es como si el sol jugara a moverse un poquito de un lado a otro, pero siempre empieza su camino desde el este y termina en el oeste. 🌞

1.Coloca tu mano derecha apuntando al este, que es por donde sale el sol 🌞.

2.Tu cara quedará mirando al norte.

3.Tu mano izquierda señalará el oeste, donde el sol se esconde 🌅.

4.Tu espalda quedará hacia el sur.

El este también se llama oriente, y el oeste se llama occidente. Así, cuando alguien diga que algo está “en el oriente” o “en el occidente”, se refiere al lugar por donde el sol sale o donde el sol se esconde. Y además da el origen al nombre de Orientarte. 🌍

Créditos: Hoy Aprendí.

"Las 10 claves para una mejor comunicación entre mamá e hija…"La relación entre madre e hija es uno de los vínculos más ...
25/09/2025

"Las 10 claves para una mejor comunicación entre mamá e hija…"

La relación entre madre e hija es uno de los vínculos más poderosos que existen. Puede ser fuente de fortaleza, amor y confianza, pero también, si no sabemos comunicarnos, puede llenarse de silencios, malentendidos y heridas que cuesta sanar.

La buena noticia es que siempre hay oportunidad de construir un puente más fuerte. La comunicación no es solo hablar: es escuchar, validar y conectar desde el corazón.

Aquí tienes 10 claves para fortalecer la comunicación con tu hija:

1️⃣ Escucha activa: no solo oigas, escucha con atención, sin interrumpir, sin juzgar.
2️⃣ Valida sus emociones: aunque te parezcan “pequeñas”, para ella son enormes.
3️⃣ Dedica tiempo exclusivo: aunque sean 10 minutos al día, sin pantallas, solo para ustedes.
4️⃣ Sé ejemplo de apertura: comparte también tus emociones, muéstrale que hablar sana.
5️⃣ Usa palabras de amor y respeto: los tonos duros lastiman más que lo que decimos.
6️⃣ Haz preguntas abiertas: en lugar de “¿estás bien?”, prueba con “¿cómo te sentiste hoy?”.
7️⃣ Crea rituales de conexión: una caminata, un té juntas, un momento antes de dormir.
8️⃣ Evita minimizar: frases como “no es nada” o “ya pasará” cierran puertas, no las abren.
9️⃣ Practica la paciencia: no siempre hablará cuando tú quieras, pero sí cuando se sienta segura.
🔟 Abraza más: porque a veces las palabras sobran y el abrazo dice todo.

La comunicación con tu hija no es un lujo, es una necesidad.
Es el lenguaje invisible que fortalece su autoestima, su seguridad y su capacidad de confiar en el mundo.

🌱
"La mejor herencia entre madre e hija no son las cosas materiales, sino una comunicación basada en amor, respeto y escucha verdadera."

👉 Empieza hoy: dedica 10 minutos de conexión real con tu hija.
👉 Sígueme para más reflexiones sobre crianza consciente, comunicación y vínculos sanos.
👉 Comparte este mensaje para que más mamás e hijas recuerden que escucharse es amarse.

Créditos para el autor(a).

¿Qué piensas de esto?👩‍👦🪣 Hace poco llamó la atención la imagen de una madre que regresó con su hijo para que limpiara u...
24/09/2025

¿Qué piensas de esto?

👩‍👦🪣 Hace poco llamó la atención la imagen de una madre que regresó con su hijo para que limpiara una pared que había ensuciado.

Todo empezó cuando un pequeño, después de la lluvia, pasó frente a una casa y comenzó a lanzarle lodo a la pared blanca. Los dueños le pidieron que parara, pero él no hizo caso. Y para evitar discusiones lo dejaron así.

Pero al día siguiente, el pequeño regresó acompañado de su mamá. La dueña de la casa aprovechó para hablar con ella y contarle lo sucedido. La mujer se disculpó y se fue sin más.

La sorpresa vino después. Las cámaras de seguridad captaron cómo la madre volvió con su hijo, una cubeta con agua y jabón. Lo puso a limpiar la pared y cuando él se cansaba, ella misma tomaba el cepillo para ayudarlo.

La escena llamó la atención porque no fue un regaño fuerte ni un castigo, sino una forma de enseñarle con hechos lo que había hecho mal.

Los dueños de la casa salieron a agradecerles y hasta les ofrecieron refrescos, reconociendo el gesto. ¿Cómo te pareció el actuar de esta mamá?

"Es una cosa curiosa," dijo Pooh, mientras miraba la brillante estela de luz que corría por el cielo, "cómo algo puede e...
22/09/2025

"Es una cosa curiosa," dijo Pooh, mientras miraba la brillante estela de luz
que corría por el cielo, "cómo algo puede estar tan lejos y, sin embargo,
hacerte sentir tan cerca de ello al mismo tiempo."
Piglet apretó un poco más su pata. "¿Crees que sabe que estamos mirando?"
preguntó en una voz muy pequeña.
"Quizás," dijo Pooh pensativamente. "Las estrellas y los cometas y cosas
siempre están allá arriba, ocupándose de sus muy importantes asuntos.
Pero creo que a veces se detienen por un momento para decir hola.
Y si te pasa mirar justo en el momento adecuado, lo ves, y recuerdas
que el mundo está lleno de cosas maravillosas que ni siquiera
sabías que estabas esperando."
Tigger rebotó suavemente en su lugar, porque incluso él sentía
ese tipo de emoción que te hace quedarte callado en lugar de ruidoso.
Conejo inclinó la cabeza como si las estrellas pudieran responder
alguna de sus sensatas preguntas.
Y Eeyore, que normalmente no esperaba mucho, se encontró deseando,
solo un poco, que tal vez el cometa había venido a recordarle que incluso
los rincones más oscuros del bosque a veces son tocados por la luz.
Y así todos se sentaron juntos, los cinco, envueltos en una noche
más grande de lo que pudieran imaginar, y más pequeña también,
porque de alguna manera encajaba perfectamente en sus corazones.
Porque algunas noches no se trata de hablar, o incluso de desear,
sino de sentarse uno al lado del otro y dejar que el cielo te cuente
una historia más antigua que las palabras.
Y eso, decidió Pooh, era una muy buena historia en verdad.

A.A. Milne / the Pooh fans club

"Se Rieron de Mí Cuando Cargué Cemento en la Cabeza — Pero Veinte Años Después, Se Sentaron en las Casas Que Construí"Te...
22/09/2025

"Se Rieron de Mí Cuando Cargué Cemento en la Cabeza — Pero Veinte Años Después, Se Sentaron en las Casas Que Construí"

Tenía 13 años la primera vez que cargué un s**o de cemento.
No porque quisiera.
Sino porque la vida me dijo: "Muchacho, si quieres comer esta noche, levántalo."
En el sitio de construcción en Onitsha, los chicos mayores se burlaron de mí.
"¡Míralo! El niño pequeño quiere cargar lo que le va a romper la espalda."
Se rieron mientras me agachaba, temblando, mi espalda gritando, equilibrando cincuenta kilogramos en mi cuello.
Pero el hambre es más pesada que el cemento.
Y cuando llegué al montón, dejando el s**o caer con el polvo nublando mis ojos, susurré para mí mismo:
"Un día, no llevaré cemento para los demás. Otros lo llevarán para mí."

Mi padre murió antes de que pudiera conocerlo. Mi madre vendía pimienta en el mercado. Las matrículas escolares se convirtieron en un lujo, así que abandoné la escuela en los primeros años.
El trabajo se convirtió en mi aula.
El sudor, mi pluma.
El dolor, mi cuaderno.
Todos los días mezclé arena, recogí agua, y aprendí a medir ladrillos con los ojos. Los capataces gritaban, los obreros maldecían, y los clientes se quejaban. Pero mis oídos estaban atentos — porque en su ruido estaban los secretos de la construcción.
Aprendí qué arena mantenía las paredes. Qué bloques se rompían después de dos lluvias. Qué techos volaban con el primer silbido del viento harmattan.
Y me prometí a mí mismo: Si la pobreza me iba a enterrar, al menos dejaría una base sobre mi tumba.

A los 17 años, pensé que mi oportunidad había llegado. Un contratista me prometió ₦50,000 por un mes de trabajo. Trabajé como si mi sangre fuera cemento — cargando, mezclando, llevando, incluso durmiendo en el sitio para ahorrar tiempo.
Al final del mes, desapareció. No pagó. No se disculpó. Solo polvo en mi garganta y ampollas en las palmas.
Esa noche, lloré bajo un pilar incompleto. Los chicos se rieron de nuevo:
“Así es como sufre un hombre pobre.”
Pero en ese dolor, decidí: Nunca seré el hombre que engaña a los obreros. Si Dios me levanta, levantaré a los demás.

A los 19 años, conocí al Ingeniero Ifeanyi, un hombre amable que notó mi rapidez con los ladrillos. Una tarde, me preguntó: "Muchacho, ¿quieres aprender a leer planos de construcción?"
Asentí.
Me dio sus viejos libros de texto. Por la noche, con la luz de la lámpara y el polvo de cemento aún en mi cabello, me enseñé a mí mismo los dibujos, los símbolos y las mediciones. Fallé muchas veces. Pero las líneas comenzaron a tener sentido.
A los 21, ya no solo cargaba cemento. Ayudaba a los capataces a calcular las mezclas.
A los 23, supervisaba pequeños sitios.
Aún me veía como un obrero. Pero por dentro, me estaba convirtiendo en ingeniero.

A los 26, un hombre adinerado en Awka apostó por mí. Me dio un contrato para construir dos departamentos. La gente se rió a sus espaldas:
"¿Le diste tu proyecto a ese chico del cemento? No llores cuando se caiga tu casa."
Trabajé como si mi vida dependiera de ello. Cada ladrillo alineado. Cada medición doblemente revisada. Vertí mi sangre en esa fundación.
Cuando la casa se erguía, pintada de crema con techos marrones, incluso mis enemigos se quedaron quietos.
El hombre me pagó completo — y me dio otro proyecto.
Ese fue el comienzo.

Unos años después, estaba sentado en mi propia oficina. Una grande, con aire acondicionado y planos esparcidos sobre una mesa de caoba. Mi empresa había construido más de 100 casas.
Una mañana, entró un grupo de hombres. Entre ellos estaba el mismo contratista que una vez me estafó los ₦50,000. Al principio no me reconoció. Pero cuando dije su nombre, sus ojos se abrieron.
Había venido a pedir un préstamo para la construcción. Su negocio estaba hundido.
Podría haberlo echado. Pero recordé mi promesa.
En lugar de eso, me incliné hacia adelante y dije:
"Señor, no lo voy a engañar. Pero tampoco olvidaré. Si quiere este contrato, pagará a cada obrero de manera justa — y yo lo supervisaré personalmente."
Asintió como un niño ante un maestro.
Ese día, me di cuenta de algo poderoso: El éxito no es venganza. El éxito es reescribir las reglas con la misma pluma que una vez te descartó.

A los 33 años, regresé a mi pueblo. Los mismos chicos que una vez se rieron de mí estaban sentados bajo un árbol de mango, aún discutiendo sobre política. Sus camisas rotas, sus sandalias desgastadas.
Los invité a la inauguración de un conjunto habitacional que acababa de completar. En el evento, cuando vieron mi nombre grabado en la puerta — "Chukwudi & Sons Construction Ltd." — el aire se llenó de silencio.
Algunos se inclinaron. Otros lloraron.
Y recordé aquel día, hace años, cuando se rieron de mí cargando cemento.

Hoy, mis manos ya no cargan cemento. Cargan plumas, contratos y destinos de cientos de trabajadores. Mi madre vive en una mansión con pisos de cerámica — ya no es la vendedora de pimienta bajo el sol.
Pero a veces, por la noche, aún siento el peso de ese primer s**o de cemento en mi cuello. Ya no como dolor, sino como un recordatorio:
El mundo se reirá de ti cuando estés levantando tu destino. Pero cuando finalmente lo construyas, el mismo mundo rogará por sentarse dentro de él.

Los primeros 1,000 días que cambian la vida¿Sabías que los primeros 1,000 días de un bebé —desde la concepción hasta cum...
22/09/2025

Los primeros 1,000 días que cambian la vida

¿Sabías que los primeros 1,000 días de un bebé —desde la concepción hasta cumplir los 2 años— son los más importantes de toda su vida?

En este periodo se forman las bases del cerebro, el sistema inmunológico y hasta la salud futura del corazón. La nutrición, el apego emocional y los estímulos que recibe en estos años pueden influir en su aprendizaje, en su capacidad de relacionarse y en su bienestar físico de adulto.

Cosas que marcan la diferencia:
• Lactancia materna en los primeros meses.
• Cariño, contacto físico y seguridad emocional.
• Alimentación variada y saludable a partir de los 6 meses.
• Estimulación temprana con juegos, música y palabras.

Invertir amor, cuidado y atención en esos primeros años es regalarle al niño las mejores herramientas para toda su vida. 💕

Tomado de la red

—¿Qué haces, abuelo?—Estoy construyendo un avión —respondió don Fermín, sentado en el porche, con las piernas cruzadas, ...
21/09/2025

—¿Qué haces, abuelo?

—Estoy construyendo un avión —respondió don Fermín, sentado en el porche, con las piernas cruzadas, una hoja arrugada en la mano y una sonrisa en la cara.

—¿Un avión de verdad?

—De papel. Pero con alas largas y sueños grandes.

El pequeño Nico se acercó con el móvil en la mano, absorto en su juego. No levantaba la vista. Era un niño de ocho años que había olvidado cómo se usaban las piedras, los palos, las tizas o las cajas de cartón.

—¿Quieres probar? —preguntó el abuelo, ofreciéndole el avión recién doblado.

—Estoy en una partida. No puedo pausar.

Don Fermín se quedó en silencio. Volvió la vista al cielo. El sol comenzaba a esconderse y una ligera brisa acariciaba las hojas de los árboles. Se levantó con dificultad, se acercó a Nico y le quitó el móvil con firmeza pero sin enfado.

—¡Eh! ¡Dámelo!

—No. Antes, ven. Te voy a contar algo.

El niño, enfadado, cruzó los brazos. Pero algo en los ojos de su abuelo lo hizo obedecer.

—Cuando tenía tu edad, Nico, construía barcos con corteza de árbol, lanzaba piedras al río como si fueran naves espaciales y dibujaba ciudades enteras con una rama en la tierra. No había internet. Pero tampoco nos faltaban mundos.

—Pero eso es aburrido —dijo el niño, apretando los labios.

—¿Sabes qué pasa con esos juegos tuyos de la pantalla? Que te dan todo hecho. No tienes que imaginar, no tienes que inventar. Solo sigues lo que otros ya pensaron. Pero cuando tú creas un juego… cuando tú haces un avión de papel o inventas una historia con piedras y muñecos, estás entrenando el músculo más poderoso que tienes: la imaginación.

—¿Y para qué sirve eso?

El abuelo sonrió.

—Para todo. Los mejores inventores, artistas, arquitectos, escritores… fueron niños que jugaron a lo tonto. Que con una caja construyeron un castillo, que con un lápiz imaginaron un cohete. ¿Tú sabes qué construyó Elon Musk antes de hacer cohetes reales? Una pi***la de agua casera hecha con piezas recicladas. ¿Sabes cómo empezó Spielberg? Grabando con una cámara de juguete a sus soldados de plástico.

Nico frunció el ceño.

—¿Y si yo no quiero ser inventor?

—Da igual lo que seas. Si apagas tu creatividad de niño… vivirás dormido de adulto. Sin ideas, sin pasión, sin color. Y no quiero eso para ti.

El abuelo alzó el avión de papel y lo lanzó al cielo. Planeó durante segundos como si supiera lo que hacía. El niño lo siguió con la mirada. Y sin darse cuenta, sonrió.

—¿Me enseñas a hacer uno?

Don Fermín asintió. Se sentaron juntos. Papel tras papel, Nico aprendió a doblar, a lanzar, a ajustar los ángulos. Luego, con un palo y una piedra, construyó un garaje para los aviones. Después una pista de aterrizaje con hojas secas. Cuando su madre salió a buscarlos, una hora después, encontró a ambos en el suelo, riendo.

—¿Qué hacen? —preguntó.

—Construimos un aeropuerto —dijo Nico—. Y ahora vamos a hacer helicópteros.

Su madre lo miró sorprendida. No recordaba la última vez que lo había visto jugar sin una pantalla delante.

—¿Y el móvil?

—Está apagado —respondió Nico, sin darle importancia.

Esa noche, mientras el niño dormía, don Fermín se asomó a su habitación, le acarició el cabello y murmuró:

—Hoy no salvaste princesas ni mataste zombis. Hoy volaste.

¿Recuerdas el último juego que te inventaste sin una pantalla?
¿Le estás dejando espacio a tus hijos para imaginar… o solo para entretenerse?

La vida es demasiado corta para enojarse con un niño pequeño por sólo ser un niño, así que no es realista esperar que se...
20/09/2025

La vida es demasiado corta para enojarse con un niño pequeño por sólo ser un niño, así que no es realista esperar que se comporten de forma impecabley recta.

Ellos hacen travesuras, riegan cosas, gritan, lloran y te muchas veces nos presionan hasta el límite, sin embargo, así es como se supone que deben ser.

No podemos castigarlos por cada pequeño error que comenten, ellos están aprendiendo a regular sus emociones y a usar la motricidad fina.

En lugar de reprenderlos por accidentes o arrebatos, deberíamos centrarnos en corregirlos y guiarlos. Al hacerlo, podemos romper el ciclo de esos castigos fuertes e innecesarios y que causan trauma emocional.

Después de todo, son simplemente niños siendo niños, y para eso estamos nosotros, para enseñarles, guiarles y ser una guía de esas emociones.

Créditos: Agafo.

¿QUÉ PIENSAS DE ESTO?"Muchos padres creen que con esa frase ponen límites.Pero en realidad lo que enseñan es obediencia ...
19/09/2025

¿QUÉ PIENSAS DE ESTO?

"Muchos padres creen que con esa frase ponen límites.
Pero en realidad lo que enseñan es obediencia forzada, no responsabilidad.
👉 ¿Quieres un hijo que obedezca solo porque depende de tu techo?
👉 ¿O un adolescente que aprenda a tomar decisiones porque entiende y respeta los acuerdos?
Si tu jefe te dijera: “Mientras trabajes aquí… harás lo que yo diga”, ¿te sentirías motivado o humillado?

Imponer órdenes educa esclavos del miedo.
Construir acuerdos forma hijos con criterio.
La autoridad no se demuestra con imposiciones, se construye con coherencia.
👉 Cuando un padre grita: “Harás lo que yo diga porque es mi casa”, el adolescente obedece por obligación, no por comprensión.
👉 Cuando un padre explica, acuerda y mantiene el límite, el adolescente aprende que la libertad se gana con responsabilidad.
La educación positiva lo confirma: los acuerdos enseñan autonomía, responsabilidad y respeto mutuo, mientras que las órdenes impositivas solo generan rebeldía o sumisión.

TESTIMONIO REAL
“Mi papá siempre me decía: ‘Mientras vivas en mi casa, harás lo que yo diga’. Obedecí… pero el día que me fui, nunca más volví a pedirle un consejo.” (Marina, 27 años)

EJEMPLO + EJERCICIO PRÁCTICO
Situación típica:
Padre: “Mientras vivas en mi casa, harás lo que yo diga.”
Hijo: obedece, pero lleno de rabia y contando los días para escapar.

Alternativa en 3 pasos (DE LA IMPOSICIÓN AL ACUERDO):
1. Define el límite: “Necesito que llegues a la hora acordada.”
2. Escucha su punto de vista: “¿Qué necesitas para poder cumplirlo?”
3. Construyan un acuerdo: “Si cumples con los horarios, tendrás más libertad. Si no, habrá consecuencias claras.”
👉 FRASE PARA RÉCORDAR : “El orden impuesto se rompe.
El acuerdo construido permanece.”

CONSEJO FINAL :
Educar no es someter, es formar criterio.
Los acuerdos no quitan autoridad: la fortalecen, porque enseñan a tu hijo que la responsabilidad trae libertad.

Puedes obligar a tu hijo a obedecer bajo tu techo…
pero el día que cruce la puerta, no volverá a buscar tu voz".

Créditos al autor(a).

Riega a quien te marchitaLa vida, a veces, nos juega una cruel ironía. Nos damos cuenta demasiado tarde de que quienes m...
18/09/2025

Riega a quien te marchita

La vida, a veces, nos juega una cruel ironía. Nos damos cuenta demasiado tarde de que quienes más necesitan amor, muchas veces, son quienes menos saben cómo recibirlo. Y en nuestro afán de salvar, de dar, de amar, terminamos siendo quienes alimentan el fuego que nos consume.

Cuántas veces hemos entregado todo por alguien que solo nos desgasta, que solo nos roba la alegría, que solo nos deja con heridas abiertas y corazones cansados. Nos quedamos cuando la lógica gritaría que lo mejor sería partir, porque creemos que el amor puede con todo, que si damos lo suficiente, esa persona cambiará… Pero la amarga realidad es que hay personas que simplemente no desean florecer, que disfrutan en su tierra seca y árida.

Ella, quizás, luchaba cada día por salvar esa relación, por mantener viva una chispa que se iba apagando lentamente, regando sus sueños y su alma vacía, sin saber quién estaba allí para salvarla a ella, sin saber quién le devolvía el amor que ella tanto buscaba y necesitaba.

Y aquí está la lección más dura: No puedes salvar a quien no quiere ser salvado. No puedes llenar el vacío de alguien que prefiere estar mu**to por dentro, que disfruta de su dolor en silencio.

El amor, verdadero y puro, no se trata de mendigar, de sacrificarse hasta agotarse, ni de cargar con heridas que no sanan. El amor se trata de reciprocidad, de crecer y florecer juntos. Quien realmente te ama, te nutre. Quien te valora, te cuida. Pero quien solo recibe, quien solo da lo que le sobra, te está matando lentamente, sediento y olvidado.

Antes de seguir regando a quien solo marchita tu espíritu, pregúntate con el corazón en la mano:

¿Quién riega tu alma?
Porque tú mereces un campo fértil, una tierra que te permita crecer, y no un desierto que te devora en silencio.

Créditos a quien corresponda.

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