17/03/2025
Abel Falcón, el periodista villaclareño del placer y el martirio
No le gustan los elogios y mucho menos las comparaciones, pero en él vive la estampa de quienes, como Bolívar, dedican su vida a servir al pueblo.
«¡Bolívar se quedó chiquito al lado mío! —comenta a modo de jarana— Soy el hombre de las dificultades. Y no quiero serlo, pero las dificultades me andan buscando».
Desde que se graduó del oficio que considera “martirio y placer”, Abel Falcón Curí, insigne periodista de la emisora provincial CMHW de Villa Clara, mantiene la convicción de ejercer un periodismo que no ignora la realidad social en la que vive. Abel se percata rápidamente de las circunstancias del país en que le tocó nacer, donde la principal preocupación de la gente es cómo sobrevivir a diario.
—«¿Quién me iba a decir a mí, que yo estudié cinco años en la carrera para caerle atrás a la luz brillante, que si viene, que si no viene; o a la fosa, la fosita, la fosaza; o al salidero, el saliderito y el saliderazo. Entonces, un poco en broma y también un poco en serio, soy periodista de bodega».
Son más de treinta años dedicados a todo o a casi todo lo que le preocupa al ciudadano común. Su agenda de trabajo la dicta el pueblo.
Asegura que existen muchas personas sin una voz que las escuche y sienten la necesidad de expresarse, por ello, a lo largo de su carrera, ha defendido la radio, la televisión y el periodismo participativos, donde se fomente la escucha mutua.
—«Yo puedo estar de vacaciones, o estar con todos estos problemas que estás viendo que tengo en casa; pero todos los mensajes que me mandan, todos, toditos —los que trato públicamente y los que no trato públicamente— los reenvío a los responsables. No conforme con los responsables, porque a veces esos tampoco se ocupan de lo que tienen que ocuparse, se lo mando a las máximas autoridades del Partido Comunista de Cuba y al Gobierno».
La realidad es que son escasos los periodistas en Villa Clara que ejercen el periodismo de opinión, que empeñan su palabra, que atienden la agenda pública. También es necesario, según Abel, reconocer que estos problemas son persistentes en el ámbito de la prensa cubana. Afirma quetras el período especial, la situación se tornó más compleja para los reporteros cubanos, quienes se vieron muy mal pagados y mal valorados.
«Ejercer el periodismo en Cuba es muy difícil porque la gente lo que quiere es que solucionen sus problemas y no que se los expliquen. Entonces a veces les piden a los periodistas lo que no pueden hacer, porque el periodista no es gobernante, no administra. Y es así como cada "Hora de todos" es un vivir del cuento.»
En el complejo escenario de la Covid-19, en un momento en que muchos optaron por ausentarse, él asumió todas las responsabilidades. Esto incluía la conducción de programas especiales de radio y televisión, los cuales alternaba semanalmente, además de encargarse de todos los programas de debate.
Defiende con pasión el periodismo ciudadano, hasta que la vida se lo permita. Sin embargo, el camino no ha sido sencillo. Sobre todo durante los últimos 4 años en los cuales ha enfrentado complejas situaciones familiares que le dificultan reportar desde el lugar de los hechos. Su labor como periodista se ha visto relegada por la exigencia que demanda ser el único cuidador de una madre encamada, que padece un desorden mental severo.
—«Yo casi no puedo salir de aquí porque no tengo a quien dejar a la vieja» Es por ello que su casa, más que un hogar, ahora es su lugar de trabajo.
—«Me tiran un micrófono pa acá y por la vía del celular en vivo hacemos un acople y entrevistamos a la gente».
Muchos funcionarios vienen a su casa y los entrevista desde ahí mismo. Transmiten como si él estuviera en el lugar de los hechos.
La madrugada es el momento en que dedica sus esfuerzos a avanzar en todos sus proyectos. Además, en ese intervalo de tiempo, se encarga de gestionar los innumerables mensajes que recibe en sus dos teléfonos, los cuales no dejan de sonar.
«Este espacio es mi lugar de trabajo. ¿Por qué crees que estoy en todas partes? Desde aquí localizo a quienes necesito contactar, incluso a ministros y autoridades nacionales. Registro todo y sigo pa lante. Así llevo más de cuatro años de mi vida».
Las plataformas digitales han sido sus fieles aliadas, aunque reconoce que no las domina por completo y que, a pesar de sus intentos de suplantar al intelecto, la mente humana es irremplazable.
Reenvía por correo electrónico y Whatsapp los incontables mensajes que recibe a diario. No puede separarse de sus dispositivos móviles, y mucho menos de su computadora antiquísima, a través de la cual edita sus propios trabajos.
«Por momentos he tenido que abrirme camino, he sido sancionado varias veces, pero a mí me parece que ya sea por cansancio o por constancia, he logrado que me respeten».
«Cuando tú eres tan constante y sigues haciendo lo mismo con lo mismo, e insistes en hacer lo mismo con lo mismo y no te cansas, porque tienes la convicción de hacer lo que hay que hacer, llega un momento que vas ganando un nombre».
«Así ha sido mi vida y así ha sido la vida de otros polemistas como Pepe Alejandro, por ejemplo, en Juventud Rebelde. Me imagino a Elsa Ramos por allá por Sancti Spíritus y otros, y otros que hay, pero que son escasos».
—¿Cómo imagina el futuro de la radio?
—«Yo tengo que ser utópico. Y tengo fe en que podamos sobrevivir de tantas veces que nos han mandado a matar. Recuerdo cuando dijeron que las horas de la radio estaban contadas y seguimos haciendo radio. Después llegó la crisis del papel, luego llegaron las redes sociales y nos dijeron que ya los medios se iban a morir».
«Siempre ha habido que reinventarse y han pasado los años y la radio sigue ahí, conviviendo con las redes sociales, con la internet y yo debo tener confianza en que haya un futuro mejor. Pero de que está complicado, está complicado, y ustedes los que continúan, se cansan muy rápido y ni tan siquiera lo intentan y eso tú lo sabes bien».
«Yo voy a seguir defendiendo el periodismo ciudadano hasta que otra cosa me detenga. Pero, mientras sea periodista, soy así o no lo soy. ¡Cambio y fuera!»
✍🏻📸 Lis Haydée Díaz de Villegas (estudiante de Periodismo)