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La proclamación del candidato a director, del distrito turístico veron punta cana, RAMON ANTONIO RAMIREZ. (MANOLITO). Veron es del PLD

EL AS*****TO DE EDMUNDO MARTINEZ HOWLEY, hermano de Orlando MartínezDespués del as*****to de Orlando Martínez Howley, Ed...
10/04/2023

EL AS*****TO DE EDMUNDO MARTINEZ HOWLEY, hermano de Orlando Martínez

Después del as*****to de Orlando Martínez Howley, Edmundo y sus hermanos vivieron situaciones tormentosas. Los perseguían y acechaban y les llevaban informaciones confusas sobre el crimen. A Nilson y a Sergio los detuvieron sin motivo en Santiago Rodríguez, solo para amedrentarlos. Por otro lado, un periodista ya fallecido se acercó a Edmundo para decirle que el autor intelectual de la muerte del comunicador había sido el general Neit Nivar Seijas.

Edmundo se lo comunicó a Sergio y este dudó. Parece que el informante, productor de un programa radial, visitó a Sergio en su oficina llevándole la especie. “Pero en su relato se equivocó en cuanto a la ruta que tomó Orlando el día del crimen. También insistía en decirme que un estudiante de periodismo estaba en la policía esperando que llegaran los asesinos para informarle a Neit”, relata Sergio.

Los hermanos enteraron de esta conversación a su tío Euclides García Aquino, diputado y juez del Tribunal de Tierras, amigo de Nivar, y este llamó al militar pidiendo verlo con urgencia. El general lo recibió en su residencia junto a Sergio y Edmundo. Grabó la plática y se la llevó a Balaguer, que al otro día lo nombró jefe de la policía.

“Lo visitamos de nuevo cuando asesinaron a Edmundo, pero en su finca de Villa Mella. Recuerdo que estaba practicando tiro y al verme exclamó sorprendido: “¡Creí que había sido a ti al que asesinaron!”.

Les dijo que los matadores de Edmundo habían sido los mismos de Orlando y les confesó que, por si a él le pasaba algo, había entregado una cinta con el interrogatorio a Pou Castro a su esposa, a su hijo “Neicito” y a Rafael Herrera, director de Listín Diario. Les instruyó para que fueran donde cualesquiera de ellos, de su parte, y pidieran que les entregaran una copia. Nilson y Sergio hicieron esfuerzos por obtenerla, sin éxito, relataron.

Agregaron que Neit los despidió reiterándoles: “Son la misma gente, tengan mucho cuidado que esos criminales hasta a mí me matan”.

La familia Martínez había visitado a Balaguer cuando sus militares troncharon la vida de Orlando, pero salió sin esperanzas del despacho pese a que el gobernante tomaba notas tratando de demostrar un interés que no sentía. De alguna manera advirtieron que “ya él lo sabía todo”. Fue cuando decidieron actuar por su cuenta y a su manera reclamando justicia. Edmundo denunciaba y escribía pero solo llegó a publicar nueve artículos pues los asesinos estaban inquietos con sus enérgicas y valientes acusaciones y delaciones y decidieron liquidarlo de forma sádica.

A casi 40 años de estos sucesos (en el momento en que se escribió este artículo), Nilson y Sergio lamentan que a los que ordenaron los homicidios “no los hayan tocado y estén libres en fincas, villas, francachelas, disfrutando lo que adquirieron a costa de la sangre de gente joven y valiosa”, dicen, mencionando los nombres de tres generales retirados. Sergio declara que “aquí no hay pantalones para hacer que sean llevados al banquillo de los acusados” aunque Nilson acota que “esa gente hace tiempo que está condenada y está pagando porque a sus hijos, nietos y tataranietos los compañeritos los señalan en el colegio como descendientes de asesinos”.

Refiere Nilson que no esperaban que volvieran a asesinar “a uno de nosotros” y que como prueba de amistad, a los funerales de Edmundo asistió el general Carlos Jáquez Olivero, “haciéndole ver a los militares criminales que esta familia no estaba sola”.

Con la muerte de Edmundo, expresan, prácticamente mataron a doña Adriana, porque este era el hijo “que le garantizaba la alegría. Si no lo matan la hubiésemos tenido más años entre nosotros”. Sin embargo, tras la muerte de este otro hijo, aunque profundamente herida, la dama se convirtió en la defensora de los casos, hasta su muerte.

Ahora agregan al sufrimiento la impotencia y declaran que la pena “no se supera. Nos acostamos y levantamos con la misma tristeza, como si los crímenes ocurrieran cada día, pero nos sentimos orgullosos de nuestros hermanos y padres que se enfrentaron al abuso sin temor. Como una fiera herida mamá se envalentonó y con su fe y su rosario tomó la defensa de sus hijos hasta el final”.

Más sobre Edmundo. Antes de su ingreso al seminario Edmundo tuvo algunos amores de adolescente en Las Matas de Farfán pues las chicas se sentían atraídas por su trato fino, buen vestir y temperamento amoroso, aunque era muy firme. “Siempre andaba impecable y oloroso”, narra Nilson, quien fue un padre protector para sus hermanos menores.

Cuando colgó los hábitos porque descubrió que su vocación era el matrimonio, cursó estudios comerciales en la Universidad O&M sumándolos a su inteligencia y cultura. Hablaba perfectamente inglés y latín y dice Sergio que su educación “estaba por encima de la de nosotros”, quizá debido a su formación jesuita. Estuvo empleado en el hotel “El conquistador”, de Fajardo, Puerto Rico, y fue vendedor en Víctor Méndez Capellán y en la mueblería Josué, entre otros trabajos.

Tuvo amores con una dama de San Juan de la Maguana pero terminó porque se enamoró perdidamente de una muchacha de San Pedro de Macorís con la que iba a casarse. “Para Edmundo la celebración de su cumpleaños era un detalle que no teníamos nosotros y al último, que fue el 21 de diciembre de 1974, llevó a esta joven que era ya su novia oficial”, recuerda Nilson.

Jugaba ping pong pero cantar era su hobbie. Estando en Manresa Loyola mandaba a buscar a Sergio para que se integrara al coro y después de abandonar el clero cantaban a dúo interpretando a los Irizarry de Córdova pero la canción favorita de él era Los ojos de la española.

El salvaje homicidio ocurrido justo el mes de su cumpleaños y a nueve meses del de Orlando, tronchó la boda y la celebración que tenía planificada para cinco días después de que matones balagueristas le quitaran la vida el 17 de diciembre de 1975.

“A partir de entonces mi casa fue una tumba, un cementerio. Perdimos la alegría. Sentimos que los gobernantes se acomodaron al poder, no quisieron tomar el riesgo de enfrentar a ese grupo represivo a pesar de lo claro que estaban los crímenes no solo para la justicia sino para el pueblo”.

Edmundo quizá está junto a su hermano en otro plano, como fue su deseo desde que a este lo eliminaron. A los cuatro meses del as*****to de Orlando escribió: “La impotencia es algo que me tortura y desespera, me aniquila, y como resultado, mi único anhelo es acompañarte, porque siento asco de esta tierra…”.

“Llamemos a su cardiólogo, el doctor Héctor Mateo, y que él se encargue de darle la noticia pues no sabemos si su corazón quebrado soportará este otro golpe”, narra el hermano de Edmundo, todavía destruido al relatarlo a 40 años del siniestro as*****to que de nuevo estremeció a los dominicanos.

Pero esta mujer era un roble, al igual que como hizo con Orlando la oficialidad balaguerista afirmando que lo habían matado porque iba a una cita con la esposa de un periodista y que presuntamente el esposo celoso lo interceptó, quisieron disfrazar la muerte de Edmundo presentándolo como homosexual y que se trataba de un crimen pasional. Nada más infame.

“Esas bestias que tenía Balaguer eran cobardes, miserables, cuando mataron a Orlando apresaron a tres inocentes para desviar la atención de los verdaderos culpables y vendieron la idea de que detuvo su carro paralelo al de Cheché Luna, un dirigente del PLD, que discutieron y aquel lo mató. Encarcelaron a Luna porque en ese momento Orlando sostenía una encendida polémica con Juan Bosch”.

Doña Adriana respondió a esta bajeza con una oración que cuenta la vida de Edmundo desde su gestación, tan contundente que Sergio, conmovido, le puso música y la convirtió en canción que entona de memoria con voz entrecortada. “No pudieron ensuciar tu memoria / no lograron empañar tu partida/ en tu vida transparente dejaste / muchas obras, / mucho aliento / y más amor. / Hoy quiero cantar una canción, Edmundo/ al dar gracias al Señor por tu creación en mi vientre”.

“Edmundo fue el hijo que mamá más amó, teníamos un colmado en Las Matas de Farfán y él la acompañaba. Era su sostén su asesor, era quien escribía, defendía, asumió como suya la defensa de Orlando porque lo quería, admiraba su talento, su forma de ser. Orlando fue profeta en su casa”, significa.

Esta nueva muerte “fue devastadora, fue la debacle, lo que sentimos es inenarrable, es muy fácil escucharlo desde fuera, solo nosotros sabemos lo que fue esa masacre, esos desalmados pensaban que había que eliminarlo porque él los tenía en jaque mate”, reitera.

Declara que con el salvaje atentado ya no sintió temor de que lo mataran. “Cuando uno pierde dos vidas tan valiosas se inmuniza”.

El cadáver de Edmundo era una masa de carne humana irreconocible, quizá su agonía fue mayor que la de “Orlandito”, como él llamaba a su hermano. Estaba hinchado, golpeado, ensangrentado, según se aprecia en las fotos tomadas en el lugar del suceso que Sergio no quiere ver. “Quiero recordarlo así”, expresa mostrando la cantidad de fotos de él en vida, que atesora.

Después que asesinaron a Edmundo, Balaguer y sus sicarios “fueron tan perversos que llamaron a mamá para decirle que yo sería el próximo”, refiere. Edmundo, Sergio y Orlando vivían en la casa paterna, hasta que Edmundo se independizó. Pidió a Sergio que se casara para que doña Adriana no se sintiera sola. El hermano le obedeció y fue con su esposa a compartir el hogar de los Martínez Howley.

También le ordenó: “Apártate del caso, déjame a mí la defensa, la investigación, la denuncia. Estoy soltero y esto es muy peligroso”.

Edmundo decía que no concebía la vida después de la muerte de Orlando. Escribía con furia, cada versión del Gobierno la respondía, consideró una burla el pago de 50 mil pesos que ofreció Balaguer a quien diera pistas del caso. “Era un cínico, conocía muy bien a los asesinos”, asevera Sergio. Edmundo cuestionó una “comisión investigadora” designada por Balaguer y en uno de sus trabajos, embravecido, manifestó: “Yo estoy dispuesto a aportarle a Balaguer, personalmente, los datos que él necesita para aclarar la muerte de Orlando…”. El encabezado rezaba: “No solo el que roba es ladrón sino que él que ve y calla. Es cómplice, y por tanto, ladrón también”.

Sacerdote y maestro. Edmundo nació el 21 de diciembre de 1938 en las Matas de Farfán. Estudió en la escuela Damián Ortiz y concluyó el bachillerato en el colegio De la Salle. Luego ingresó al Seminario de los Sacerdotes Jesuitas de San Salvador.

En su álbum personal, con su nombre grabado en letras doradas, se puede apreciar su vida dulce, virtuosa, piadosa, sociable, familiar. Siempre llevaba sotana. Regresó y fue recibido en el aeropuerto por sus padres felices de abrazar a su hijo. Fue a residir a la residencia jesuita de Manresa y era profesor del Instituto Politécnico Loyola. Es poco lo que se conoce de su vida después de colgar los hábitos. Sergio lo expone. Y casi nadie sabe de su reunión con Neit Nivar Seijas ni de las revelaciones que le hizo el general.

La calle

El Ayuntamiento de Santo Domingo consideró que Edmundo se distinguió como un valiente defensor de las libertades públicas, que asumió de manera pública y responsable actitudes en reclamo de esclarecer y hacer justicia sobre la muerte de su hermano Orlando y en atención a estas acciones designó con su nombre la antigua calle 6 de Mata Hambre, orientada de Este a oeste “como homenaje póstumo de reconocimiento a tan distinguido hombre público”. La resolución es del 30 de julio de 1986.

Texto: Angela Peña

  Carlos José Hernández Diaz, conocido como Jochy Hernández "La figura", "El amiguito" fue uno de los merengueros más im...
17/03/2023

Carlos José Hernández Diaz, conocido como Jochy Hernández "La figura", "El amiguito" fue uno de los merengueros más imponentes en la década de los 80.
Jochy alcanzó gran popularidad gracias a temas como porque hemos cambiado, ojitos negros, te quiero tanto, es mejor decir adiós y muchos otros. Amén de ser un gran artista, también fue un excelente ser humano, testimonio que da la mayoría de las personas que lo conoció en vida. Jochy Hernández tuvo una carrera musical relativamente corta, pues en el año 1990 fue diagnosticado con un tumor cerebral maligno y el 30 de abril de 1994 a las 10 de la mañana, partió para siempre de este plano, dejando mucho dolor entre sus familiares y amigos. 1963-1994

Orlando Martínez Howley, recordándolo en el día de su as*****to, a los 31 años de edad, hace hoy 48 añosLos pistoleros e...
17/03/2023

Orlando Martínez Howley, recordándolo en el día de su as*****to, a los 31 años de edad, hace hoy 48 años

Los pistoleros estuvieron al acecho del comunicador ese 17 de marzo de 1975 y cuando salió del edificio de la revista ¡Ahora!, que dirigía, montados en tres vehículos le tendieron una emboscada en la calle José Contreras. Uno le frenó por delante obligándolo a parar y otros dos le dispararon por el lado izquierdo y por el derecho.

Le hirieron en el antebrazo inutilizándolo para que no pudiera sacar un revólver que la misma Policía le había dado “para que se defendiera” pero el tiro que le quitó la vida fue el que le penetró el pómulo izquierdo. “Quedó con un pie afuera y con el arma en la mano”.

Sergio Augusto Martínez Howley, quien hace este recuento, era el hermano querido de Luis Orlando Martínez Howley, el periodista asesinado porque las ideas que publicaba molestaban al régimen, a funcionarios y a oficiales interpelados a diario o semanalmente por el articulista. Ellos dos fueron los hijos más pequeños de Luis Mariano Martínez Sánchez y Adriana Howley Ogando y por la cercanía de sus nacimientos eran los que mejor se llevaban. Orlando era el menor.

Sergio cuenta detalles desconocidos de la vida y la muerte de este hermano a quien admiraba sobremanera, con quien compartió la niñez, la mayoría de edad y al que todavía extraña y llora.

“Realmente en la familia siempre tuvimos el temor de que le pasara algo, que le dieran un susto, por ejemplo, pero no que lo mataran, se nos olvidaba que Balaguer era rencoroso y que esos militares vivían acechando a Orlando”, expresa.

Martínez escribía a diario en El Nacional la columna titulada Microscopio y cada siete días “Comentarios de poca tinta” en la revista ¡Ahora! “¡Lo que publicaba era la verdad!”, reacciona Sergio citando denuncias, interpelaciones y protestas de su hermano que dieron para un voluminoso libro póstumo que publico Editora Taller, solo con los artículos del vespertino.

“Montaron un servicio de espionaje frente a casa”, expresa, enviaban anónimos amenazantes al intrépido escritor, le llamaban por teléfono intimidándolo.

“Un día parece que pensaban matarlo cuando bajara la marquesina pues hombres armados penetraron a una pensión de mujeres que estaba enfrente y no materializaron el crimen porque ellas se escandalizaron”, narra.

Agrega que el coronel Ernesto Cruz Brea, al que se atribuía la dirección de un grupo llamado Los panteras negras, y quien “pertenecía al sector militar de Enrique Pérez y Pérez”, le mandaba pasquines inquietantes. “Un amigo de Orlando le comentó que este oficial tenía en su escritorio varios de sus artículos y él escribió que si le pasaba algo, que interrogaran a Cruz Brea”, manifiesta.

“Víctor Gómez Bergés le advirtió que lo querían matar y que esa gente no fallaba, luego supimos que el contacto era el chofer de Víctor, que era militar, para que caliesara a Orlando pues éramos vecinos”, refiere. Vivían en la calle Antonio Maceo, del ensanche La Paz. Extrañamente, Gómez Bergés era un alto funcionario del Gobierno de Balaguer.

Sergio no cree que con tantos mensajes siniestros su hermano estuviese tranquilo pero él no se amedrentaba “porque tenía un temple del carajo. Le estaban ofreciendo sacarlo del país y no aceptó, argumentó que su misión estaba aquí, que esta era su tierra donde quería estar, que aquí vivía o moría y que se debía a mucha gente que no tenía voz”.

En extensas entrevistas Sergio narra las facetas públicas y privadas de su hermano, amigos, temperamento, trabajos, entretenimientos, pormenores de la noche del crimen que ellos mantuvieron vivo impidiendo que prescribiera, pero no habla con satisfacción de los resultados pues solo llevaron a la cárcel a los asesinos de menor categoría.

La noche fatal. “Ese día yo había estado en la Liga Centro, dejé una persona en Ciudad Nueva y cuando regresaba a casa por la avenida Bolívar el periodista Pedro Caba puso su carro paralelo al mío y me preguntó: ‘¿Supiste lo que pasó? Hirieron a Orlando’. Imaginé lo peor, llegué a casa y me dijeron que fuera al hospital Marión” (luego Enrique Lithgow Ceara).

Allí no los dejaban pasar “pero Edmundo, mi hermano, y yo, entramos a la fuerza”. Recuerda que Rafael Molina Morillo, entonces propietario de Publicaciones ¡Ahora!, “también entró a la mala y gritó: ‘¡Si quieren, mátenme!’. A Orlando “lo llevaron vivo pero murió en el hospital. Cuando llegamos ya había fallecido”.

A los nueve meses asesinaron a Edmundo porque hacía públicos los nombres de los autores intelectuales y materiales del homicidio.

La familia se mantuvo firme reclamando justicia para el mártir de la prensa y en ese sentido Sergio manifiesta: “le agradecemos a los miembros del PCD que se nos sumaron. En la familia, la vocera y demandante era mamá, yo era su asesor”.

Doña Adriana no pudo ver el desenlace pues partió al otro mundo “pero estaba viva cuando llevaron a la cárcel a los autores materiales”. En el 2000 fueron condenados el general Salvador Lluberes Montás y el general Joaquín Pou Castro.

Sergio añade entre los implicados al coronel Isidoro Martínez (La Caja), Enrique Pérez y Pérez, Ramón Emilio Jiménez.

Narciso Isa Conde publicó que “Orlando los sindicó como los generales de horca y cuchillo refiriéndose sobre todo al grupo que encabezaba el general Enrique Pérez y Pérez junto a los generales Salvador Lluberes Montás, Ramón Emilio Jiménez y otros… A ese grupo pertenecieron también el coronel Ernesto Cruz Brea, el mayor Pou Castro, y el coronel Isidoro Martínez”.

Acota Sergio que “en una reunión que estos celebraron se acordó que fuera Lluberes Montás quien se ocupara de la muerte. Él asignó a La Caja a la avenida San Martín a esperar la salida de Orlando y este circulaba mientras Pou Castro se encontraba en una barra de esa vía por la que Orlando tenía que pasar”. Lluberes fue incluido entre los responsables del as*****to “pero se las ingeniaron para sacarlo”, revela Sergio.

“Esa muerte nos destruyó, nos llevó un trozo de la vida, todavía no nos recuperamos”, significa.

La calle

El 18 de marzo de 1980, el Congreso Nacional consideró que Orlando Martínez, “asesinado vilmente por elementos terroristas, se destacó brillantemente como uno de los más conspicuos defensores de los principios democráticos, los derechos humanos y la dignidad nacional” y que además, “se hizo acreedor a la admiración, simpatía y reconocimiento de la colectividad dominicana por sus virtudes morales y su fecunda labor periodística a favor de los mejores intereses de la República”. Designó con su nombre la antigua calle 26 del ensanche Naco. Comienza en la avenida José Ortega y Gasset y termina en la calle Del Carmen.

ARTICULO ¿POR QUE NO DR BALAGUER?

“Señor Presidente de la República, ya que usted impide que un artista del prestigio y la calidad moral de Silvano Lora viva en su Patria, ya que dejar en el extranjero a dominicanos le produce placer o ganancias politiqueras, me voy a permitir hacerles algunas recomendaciones.

Espero que sobre todo medite la última. Como Usted ha dicho que en este gobierno, y parece ser cierto, la corrupción sólo se detiene en la puerta de su oficina, ¿Porqué no saca de la República Dominicana a todos esos corruptos?

Como aquí existe una galopante inflación de delincuentes sin uniformar y,según usted, también uniformados, ¿porqué no les ordena a los calieses del régimen que los apresen y los metan en un avión? ¿Porqué no les dice a los genízaros que prestan servicio en el aeropuerto que apresen no a los que traen ci*******os de ma*****na, sino a los pejes gordos del tráfico de dr**as? ¿Porqué no manda al exilio a los que reciben comisiones para negociar contratos que entregan nuestras riquezas a las compañías multinacionales? ¿Porqué no instala en un barco a los latifundistas, a los que están negados a que este país salga del subdesarrollo y de la situación de miseria colectiva que lo acompaña? ¿Porqué no entra en ese mismo barco a quienes en la ciudad son el soporte ideológico de esos terratenientes? Y también a quienes son el sosten armado, los que dan palos, apresan y torturan campesinos que luchan por sus derechos.

Como Usted es enllave de los norteamericanos, ¿porqué no le solicita un portaaviones para enviar al lugar que fuese a los numerosos calieses que viven del trabajo del pueblo? En caso de que su amistad con los Estados Unidos sea más estrecha de lo que sospechamos, ¿Porqué no le pide al Pentágono un cohete último modelo con el objetivo científico de crear una colonia de calieses en la luna? ¿Porqué no desaparece de la vista de los dominicanos honrados, que son la mayoría, a todos los vagos que en este gobierno cobran sin trabajar? ¿Porqué, tómelo en cuenta, no deposita en un cómodo asiento de primera a los funcionarios irresponsables que se las dan de Fouché contemporaneos y a la hora de la responsabilidad no dan la cara? Y mi recomendación final: Si es inevitable que esta situación continúe, si es imposible evitar actos indignantes y miserables como el que presencié el domingo en el aeropuerto, ¿porqué, doctor Balaguer, no se decide Usted a subirse en el avión o el barco y desaparece definitivamente de este país junto a todos los anteriormente mencionados?” ..Orlando Martínez Howley

**Nota: 21 días despúes de ser publicado este artículo en la columna Microscopio, su autor, Orlando Martínez, fue asesinado.

Texto: Angela Peña

07/03/2023

Este lío pica y se extiende!!!

El dirigente del Partido Liberal Reformista (PLR) Ruddy Hidalgo, afirmó que Karina Aristy será la candidata de ese partido y del PRM a la alcaldía de Higüey.

La Alcaldía, lo mejor es una 3ra Vía, que la representa el PLD.

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