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Hay El verdadero patio de la Vecindad del Chavo 😱😍❤️
09/07/2025

Hay El verdadero patio de la Vecindad del Chavo 😱😍❤️

....Cuando Ramón Valdés falleció en 1988, una de las personas que más sintió su partida fue la actriz Angelines Fernánde...
04/07/2025

....Cuando Ramón Valdés falleció en 1988, una de las personas que más sintió su partida fue la actriz Angelines Fernández, conocida como la Bruja del 71

Según el hijo de Valdés, Angelines fue la única integrante del elenco de "El Chavo del 8" que asistió a su funeral. Permaneció junto al féretro durante dos horas, llorando desconsoladamente por su amigo. Años después, en 1994, poco antes de morir, Angelines expresó su deseo de ser enterrada en el mismo panteón que Ramón. Su petición se cumplió, y hoy sus tumbas están casi juntas, separadas apenas por unos centímetros. Así, Angelines descansa cerca de su querido "Monchito", a quien tanto amó si

EL VERDADERO "JUNTOS HASTA EL FIN" ❤️...o

03/07/2025

Una Fruta con N que no sea Naranja 🍊

Casi todos fallarán..m😏

03/07/2025
03/07/2025
Dicen que el capibara no le teme a nada… pero no es por valentía.Es porque ha elegido no participar en guerras que no le...
03/07/2025

Dicen que el capibara no le teme a nada… pero no es por valentía.

Es porque ha elegido no participar en guerras que no le corresponden.

No compite. No huye. No se altera.
No gasta su energía en demostrar nada.
Solo camina. Tranquilo. Eterno. Como si el caos del mundo no tuviera permiso para tocarlo.

Avanza entre cocodrilos como quien cruza un jardín.
Rodea depredadores como si fueran sombras pasajeras.
Y lo más curioso… es que nadie lo ataca. Nadie lo desafía. Nadie lo daña.

No porque sea el más fuerte. Sino porque no representa amenaza alguna.

No impone respeto con fuerza ni con miedo.
Lo impone con algo más raro y poderoso: la paz.

Tiene esa energía que desarma.
Esa presencia que silencia.
Una calma tan profunda, tan intacta, que hasta el más agresivo se queda quieto cuando lo siente cerca.

Quizás por eso las aves se posan sobre él.
Los monos lo buscan.
Los depredadores lo dejan pasar.

Porque estar cerca del capibara… es como tocar el centro mismo de la tranquilidad.

No es invencible. Ni lo pretende.
Solo ha comprendido que la verdadera fortaleza no grita. No muerde. No se defiende.

Solo permanece.
Sin rencores.
Sin prisa.
Sin miedo.

Y tal vez, en este mundo donde todos corren por sobresalir, donde se grita para ser escuchado y se pelea para no ser olvidado…

Lo que más nos hace falta…
es aprender a vivir como el capibara:
con dignidad, con silencio,
y con una paz tan firme… que desarme al mundo entero.

La verdadera fuerza no está en imponerse, sino en mantenerse en paz en medio del ruido. A veces, el alma más serena es la que más respeto inspira. Porque en un mundo que corre, grita y pelea… la calma es el acto más valiente.

En la cocina, ella permanecía quieta, mirando el pastel que había horneado con tanto amor.Los globos apenas colgaban, ve...
02/07/2025

En la cocina, ella permanecía quieta, mirando el pastel que había horneado con tanto amor.
Los globos apenas colgaban, vencidos por la falta de entusiasmo. Los platos seguían vacíos. La vela, intacta.

Nadie vino.

Era el cumpleaños de su hijo menor. Doce años.
Y, como cada año, ella repitió el ritual: pastel casero, comida especial, la casa reluciente, y los mismos globos guardados de fiestas pasadas.

Pero esta vez… no hubo fiesta.

Los amigos del niño no aparecieron.
Uno dijo que tenía partido. Otro simplemente se le olvidó. La mayoría… ni respondió.

Él, decepcionado, se encerró en su habitación desde temprano.
Ella se quedó sentada, sola frente al pastel, con los ojos vidriosos y el corazón en silencio.

No lloró.
Solo dejó escapar un suspiro… de esos que pesan más que el llanto.
Y murmuró en voz baja, sin que nadie la oyera:
—¿Para qué tanto, si ya nadie valora nada?

Las horas pasaron, lentas.
En su habitación, el niño, con el ceño aún fruncido, agarró su celular.
Revisó los mensajes. Vio cómo su madre había escrito uno a uno a todos los invitados.
Leídos. Ignorados. Fríos.

Y también vio las fotos.
El pastel aún sin cortar. La mesa decorada.
Como si con cada foto ella tratara de salvar la ilusión.
Como si quisiera que, al menos, quedara un recuerdo bonito… aunque fuera solo para él.

Se le hizo un n**o en la garganta.
Y entonces, por primera vez en el día, entendió.
Que todo ese esfuerzo no era para la fiesta.
Era para él.
Y que, en su enojo, él también la había dejado sola.

Ya entrada la noche, se escucharon pasos suaves.
Ella alzó la vista.
—¿Hijo?
—¿Puedo sentarme contigo?

Traía en la mano una pequeña vela encendida.

—¿Me cantas?

Ella parpadeó, sorprendida.
—¿A ti solo?

Él asintió.

Y ahí, en pijama, sin ruido, sin niños corriendo, sin fotos ni regalos…
ella le cantó “Las Mañanitas”.
Como si fuera su primer cumpleaños.
Como si nada más importara.

Él la escuchó, en silencio. Luego abrazó el pastel y susurró:

—Gracias por no cancelarlo.
Aunque nadie vino… yo sí quería estar aquí contigo.

Y en ese instante, ella lo entendió todo:
el pastel no era para los invitados.
Era para él.
Y, sin saberlo, también era para ella.

---

Moraleja:
A veces creemos que todo fue en vano…
hasta que alguien nos recuerda que lo más importante
sí estuvo ahí todo el tiempo.
Solo hacía falta que lo miráramos con el corazón.

01/07/2025
01/07/2025
A veces, el amor más puro no grita… solo empuja.Él carga el peso del día, del trabajo, de la vida…Y también el peso de u...
30/06/2025

A veces, el amor más puro no grita… solo empuja.

Él carga el peso del día, del trabajo, de la vida…
Y también el peso de una hija que aún no entiende todo lo que hace por ella.

No se queja.
No descansa.
Solo sigue.

Mientras ella, sin saberlo, va sentada sobre los sacrificios de un corazón cansado.

Pero llegará el día…
el día en que ella mire atrás,
y entienda que su padre no empujaba una carretilla…
sino su futuro.

---

Moraleja:
No siempre el amor viene envuelto en palabras bonitas… a veces viene en forma de esfuerzo silencioso. Aprende a verlo antes de que sea tarde.

Dicen que el elefante nunca olvida… pero no por orgullo. Por amor.Recuerda cada caricia sincera.Cada mirada que no trajo...
30/06/2025

Dicen que el elefante nunca olvida… pero no por orgullo. Por amor.

Recuerda cada caricia sincera.
Cada mirada que no trajo miedo, sino calma.
Recuerda a quien estuvo ahí cuando más lo necesitaba.
Y también recuerda a los suyos.

Cuando uno de su manada cae… él se detiene.
No sigue. No huye. No lo deja.
Lo toca con la trompa como quien acaricia un recuerdo.
Lo huele con ternura.
Y guarda silencio… como quien entiende que hay ausencias que no se superan, solo se llevan.

El elefante no llora solo por los que se van.
Llora también por los que quedan.
Por los que sufren.
Por los que duelen.

Y no abandona.
Si uno se hiere, los demás lo rodean.
Se quedan cerca.
Lo empujan con delicadeza.
Esperan. Cuidan. Aman.

Porque para ellos, la manada es familia.
Y nadie es menos. Nadie es olvido.

Aunque puedan derribar árboles con su fuerza,
prefieren levantar a los que caen.
Y en sus ojos, tan profundos como la selva,
habita una dulzura que no necesita palabras.

El elefante es gigante, sí…
pero no por su tamaño.
Sino por su alma.

Sabe sufrir.
Sabe llorar.
Sabe recordar.
Y cuando confía… te guarda en el rincón más noble de su corazón.

Así son los elefantes:
Inmensos, pero delicados.
Imponentes, pero llenos de ternura.

Y así deberíamos ser los humanos:
grandes, no por el poder que tenemos…
sino por el amor que damos.

Porque a veces,
los más fuertes…
son los que más saben abrazar sin romper.

29/06/2025

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