16/05/2025
Este encuentro no habría sido posible sin la apertura, el acompañamiento y la confianza depositada por las autoridades penitenciarias de nuestro país. Desde la Dirección General de Servicios Penitenciarios y Correccionales hasta el equipo administrativo y de seguridad del recinto de La Victoria, su apoyo ha sido determinante. Su compromiso con la dignidad humana, la formación integral de los privados de libertad y el fortalecimiento de procesos de reinserción social, constituye una evidencia clara de que la transformación del sistema es posible cuando hay voluntad institucional. Su labor, silenciosa pero incansable, merece reconocimiento y gratitud.
La conferencia “Rehabilitación a través del Derecho” no fue un simple acto académico, fue una declaración de principios. Fue la confirmación de que, incluso tras las rejas, la mente puede florecer, el pensamiento puede afilarse y el futuro puede redibujarse con nuevas herramientas. Ver a estos estudiantes de Derecho, disciplinados, enfocados y llenos de inquietudes jurídicas, es reconocer que la vocación no se anula por la circunstancia; se fortalece desde la esperanza.
A los panelistas que nos honraron con su presencia —profesionales de alto perfil, con trayectorias intachables y corazones sensibles—, gracias por romper el molde. Gracias por no limitarse a la teoría, sino por venir al terreno donde la justicia no es un concepto abstracto, sino una urgencia palpable. Ustedes trajeron no solo conocimiento, sino validación, respeto y fe en el potencial humano.
Y a los internos que participaron con altura y pasión, ustedes son la razón y la inspiración. Ustedes nos recuerdan que el Derecho, más que norma, puede ser puente; más que estructura, puede ser redención. Cada intervención suya, cada pregunta formulada, cada apunte tomado, nos habló de una generación emergente de juristas resilientes, decididos a cambiar su destino y, quizás, también el de otros.
Desde la Fundación Dios Es Real, sostenemos que la rehabilitación auténtica nace de la conjunción entre educación, fe, acompañamiento y oportunidad. Cuando las instituciones abren la puerta, la sociedad tiene la obligación de responder. Esta jornada ha sido una semilla sembrada en terreno fértil. Y por la gracia de Dios, estamos seguros de que los frutos hablarán por sí solos.
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