Béisbol en la Sangre

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Jaime Navarro Cintrón nació el 27 de marzo de 1967 en Bayamón, Puerto Rico, en el seno de una familia profundamente liga...
30/10/2025

Jaime Navarro Cintrón nació el 27 de marzo de 1967 en Bayamón, Puerto Rico, en el seno de una familia profundamente ligada al béisbol. Su padre, Julio Navarro, también fue lanzador en las Grandes Ligas durante la década de los sesenta, por lo que el joven Jaime creció rodeado del ambiente del deporte desde temprana edad. Con una estatura imponente y un brazo poderoso, Navarro llamó la atención de los cazatalentos por su control y su durabilidad en el montículo, lo que le permitió firmar con los Milwaukee Brewers, la organización con la que haría su debut en las Grandes Ligas.

Su estreno en MLB ocurrió el 20 de junio de 1989 con los Brewers, y rápidamente se consolidó como una pieza confiable en la rotación. Durante sus primeras temporadas en Milwaukee mostró consistencia y madurez, alcanzando su mejor momento en 1992, cuando ganó 17 juegos y lanzó más de 230 entradas. Ese desempeño lo posicionó entre los abridores más resistentes de la Liga Americana. Navarro se caracterizaba por su buena mecánica, una recta sólida y una curva con caída tardía que lo convertían en un rival incómodo para los bateadores.

A mediados de los noventa, Navarro pasó a los Chicago Cubs, donde siguió siendo un abridor regular y confiable. Posteriormente jugó para los Chicago White Sox, Cleveland Indians y Philadelphia Phillies, completando una carrera de más de una década en las Grandes Ligas. En total, acumuló 116 victorias y 126 derrotas, con una efectividad de 4.72 y 1,121 ponches en 376 juegos. Su capacidad para mantenerse saludable y cumplir con un alto volumen de entradas lo convirtió en un lanzador respetado y valioso para los equipos en los que militó.

Después de su retiro como jugador, Navarro no se alejó del béisbol. Su experiencia y conocimiento del arte del pitcheo lo llevaron a convertirse en entrenador y coach de lanzadores en distintas organizaciones. Ha trabajado en el sistema de ligas menores de los Seattle Mariners y en la Liga Mexicana de Béisbol, donde ha desempeñado un papel fundamental en el desarrollo de nuevos talentos. En 2025, fue nombrado coach de pitcheo de los Piratas de Campeche, continuando con su legado dentro del deporte.

A lo largo de su carrera, Jaime Navarro ha representado con orgullo a Puerto Rico en el béisbol profesional, manteniendo vivo el espíritu competitivo que heredó de su padre. Su historia es la de un atleta perseverante, disciplinado y comprometido con el juego, que supo reinventarse más allá de su tiempo como jugador activo y seguir contribuyendo al crecimiento del béisbol latinoamericano.

Pedro Javier Muñoz González nació el 19 de septiembre de 1968 en Ponce, Puerto Rico. Desde joven destacó por su fuerza y...
29/10/2025

Pedro Javier Muñoz González nació el 19 de septiembre de 1968 en Ponce, Puerto Rico. Desde joven destacó por su fuerza y presencia en el jardín derecho, cualidades que le permitieron abrirse camino en el béisbol organizado hasta alcanzar las Grandes Ligas. Muñoz bateaba y lanzaba a la derecha, tenía una complexión compacta y se definía por un perfil de bateador con mezcla de contacto y poder oportuno.

Debutó en las Mayores el 1 de septiembre de 1990 con los Minnesota Twins, equipo con el que pasó la mayor parte de su carrera en las Grandes Ligas. A lo largo de siete temporadas en la gran carpa (1990–1996) vistió los uniformes de los Twins y de los Oakland Athletics, alternando titularidades y roles como jardinero de punta derecha. Su primera temporada con minutos regulares llegó en 1991, año en que conectó su primer cuadrangular en Grandes Ligas y comenzó a mostrar la proyección que le habían reconocido en las menores.

En su trayectoria de MLB participó en 517 juegos, registrando 1,708 turnos al bate y 467 imparables, para un promedio vitalicio de .273. Sumó 203 carreras anotadas, 75 dobles, 8 triples, 67 jonrones y 252 carreras impulsadas, cifras que reflejan un jugador consistente capaz de aportar poder y remolque cuando el equipo lo necesitaba. Defensivamente mantuvo un porcentaje de fildeo sólido, cumpliendo principalmente en el jardín derecho.

Muñoz fue un ejemplo de profesionalismo: aunque no alcanzó el estatus de estrella, sí cimentó una carrera respetable en las Mayores gracias a su constancia y versatilidad. Su última aparición en MLB fue el 1 de junio de 1996 con los Oakland Athletics. Tras su paso por las Grandes Ligas continuó vinculado al béisbol a través de la actividad en ligas menores y circuitos profesionales fuera de la MLB, como suele suceder con muchos jugadores que buscan alargar su carrera profesional.

El legado de Pedro Javier Muñoz es el de un jardinero puertorriqueño que cumplió el sueño de mantenerse varios años en el mejor béisbol del mundo: un bateador con poder moderado, buena correlación contacto-potencia y una presencia sólida en los jardines, recordado con aprecio por aficionados de los equipos donde jugó.

Bobby Muñoz, cuyo nombre completo es Roberto Muñoz Cancel, nació el 3 de marzo de 1968 en Río Piedras, Puerto Rico. Desd...
29/10/2025

Bobby Muñoz, cuyo nombre completo es Roberto Muñoz Cancel, nació el 3 de marzo de 1968 en Río Piedras, Puerto Rico. Desde muy joven mostró una gran pasión por el deporte, destacándose tanto en el béisbol como en el baloncesto. De hecho, antes de dedicarse por completo al béisbol profesional, jugó baloncesto con los Leones de Ponce en la liga BSN de Puerto Rico, demostrando su talento atlético y su versatilidad en diferentes disciplinas.

Su camino en el béisbol profesional comenzó cuando fue seleccionado por los New York Yankees en el draft de 1988. Tras varios años de desarrollo en las ligas menores, finalmente cumplió su sueño de debutar en las Grandes Ligas el 29 de mayo de 1993 con los Yankees. Su poderosa recta y su presencia en el montículo llamaron la atención rápidamente, ganándose un lugar en las rotaciones de varios equipos.

Durante su carrera en las Grandes Ligas, Bobby Muñoz lanzó para equipos como los Philadelphia Phillies, los Baltimore Orioles y los Montreal Expos. En total, acumuló 11 victorias, 22 derrotas, una efectividad de 5.17 y 153 ponches en 278.1 entradas lanzadas. En 1994, logró su único juego salvado con los Phillies, consolidándose como un lanzador confiable tanto en rol de abridor como de relevista.

Más allá de sus estadísticas, Muñoz es recordado por su ética de trabajo y su perseverancia. Representó a Puerto Rico con orgullo en el mejor béisbol del mundo, convirtiéndose en uno de los muchos boricuas que han abierto camino en las Grandes Ligas. Su historia inspira a nuevas generaciones de atletas a luchar por sus sueños sin importar las dificultades del camino.

Después de su retiro del béisbol profesional, Bobby Muñoz se mantuvo vinculado al deporte y a su comunidad, sirviendo de ejemplo para jóvenes peloteros. Su legado es el de un atleta disciplinado, multifacético y orgullosamente puertorriqueño que demostró que con esfuerzo y pasión se puede llegar lejos.

Roger Moret, cuyo nombre completo fue Rogelio Moret Torres, nació el 16 de septiembre de 1949 en Guayama, Puerto Rico. D...
28/10/2025

Roger Moret, cuyo nombre completo fue Rogelio Moret Torres, nació el 16 de septiembre de 1949 en Guayama, Puerto Rico. Desde joven mostró un talento natural para el béisbol, especialmente por su potente brazo zurdo. Su habilidad llamó la atención de los cazatalentos de las Grandes Ligas, y fue firmado por los Boston Red Sox, con quienes debutó el 13 de septiembre de 1970. A los 21 años ya estaba enfrentando a los mejores bateadores del mundo, marcando el inicio de una prometedora carrera.

Durante sus primeros años con Boston, Moret se consolidó como uno de los lanzadores jóvenes más eficientes del equipo. En la temporada de 1973, brilló con un impresionante récord de 13 victorias y solo 2 derrotas, demostrando una combinación letal de velocidad y control. Ese desempeño lo colocó entre los lanzadores más efectivos de toda la Liga Americana. En 1974 firmó una actuación memorable ante los White Sox, lanzando un juego completo de un solo hit con 12 ponches, una de las mejores salidas de su carrera.

El año 1975 fue uno de sus puntos más altos, cuando terminó con 14 victorias y lideró la Liga Americana en porcentaje de triunfos con .824. Ese año, Boston alcanzó la Serie Mundial, y Moret formó parte de esa plantilla histórica que enfrentó a los Cincinnati Reds en una de las series más recordadas de todos los tiempos. Su estilo confiado, su mecánica fluida y su serenidad en el montículo lo convirtieron en una figura respetada tanto por sus compañeros como por sus rivales.

Tras esa etapa exitosa, Moret fue transferido a los Atlanta Braves, y luego a los Texas Rangers. Sin embargo, su carrera tomó un giro inesperado en 1978, cuando sufrió un colapso emocional antes de un partido. Fue hallado en el vestuario en un estado catatónico, de pie y sosteniendo una sandalia, sin reaccionar. Ese episodio reveló los serios problemas de salud mental que enfrentaba, y aunque recibió tratamiento, nunca volvió a ser el mismo dentro del diamante. Solo participó en unos pocos juegos más antes de retirarse definitivamente.

En total, Roger Moret lanzó en 168 juegos de Grandes Ligas, acumulando un récord de 47 victorias y 27 derrotas, con una efectividad de 3.66 en más de 723 entradas lanzadas. Además, jugó varios años en la Liga Invernal de Puerto Rico con los Cangrejeros de Santurce, donde también dejó huella como uno de los brazos más dominantes de su generación.

Tras su retiro, vivió una vida tranquila en Puerto Rico, alejado de los reflectores del béisbol profesional. Falleció el 7 de diciembre de 2020 en su natal Guayama, a los 71 años, víctima de cáncer. Hoy, Roger Moret es recordado como uno de los grandes lanzadores puertorriqueños que supo brillar en las Mayores, un símbolo del talento caribeño que marcó la historia de los Red Sox en la década de los setenta.

José Guillermo Morales nació el 20 de febrero de 1983 en Río Piedras, Puerto Rico, y desde muy joven mostró un talento n...
28/10/2025

José Guillermo Morales nació el 20 de febrero de 1983 en Río Piedras, Puerto Rico, y desde muy joven mostró un talento natural para el béisbol, especialmente en la posición de receptor. Formado en un ambiente deportivo, destacó por su disciplina, inteligencia dentro del terreno y su habilidad para batear a ambos lados del plato, algo poco común en los catchers. Fue seleccionado por los Minnesota Twins en el draft amateur del 2001, y tras varios años de desarrollo en ligas menores, debutó en las Grandes Ligas el 8 de septiembre de 2007.

Durante su paso por los Twins y los Colorado Rockies, Morales se desempeñó como receptor suplente, conocido por su excelente manejo del pitcheo y su capacidad para trabajar con lanzadores jóvenes. Aunque no tuvo una carrera extensa en las Mayores, su aporte fue valioso en los momentos en que se le necesitó, gracias a su serenidad detrás del plato y su enfoque en la defensa y la comunicación con el cuerpo de lanzadores.

En el aspecto ofensivo, Morales mostró un contacto sólido y una buena disciplina en el plato, acumulando un promedio de bateo cercano a .289 en sus tres temporadas en MLB. Uno de sus mejores momentos llegó con los Twins en 2009, cuando fue parte del roster principal durante gran parte de la temporada, contribuyendo en juegos decisivos y demostrando su consistencia con el madero.

Después de su paso por las Grandes Ligas, continuó activo en ligas menores, independientes e invernales, representando a Puerto Rico en diferentes torneos y dejando una huella positiva como jugador de experiencia y liderazgo. Su trayectoria es reflejo del esfuerzo constante que caracteriza a muchos peloteros puertorriqueños: jugadores que, aun sin grandes titulares, aportan profesionalismo, respeto al juego y un legado silencioso pero duradero.

José Morales es recordado como un receptor confiable, trabajador y comprometido, que supo aprovechar cada oportunidad en el máximo nivel del béisbol y que continúa siendo un ejemplo de dedicación para las nuevas generaciones de peloteros boricuas.

Julio Rubén “Jerry” Morales Torres nació el 18 de febrero de 1949 en Yabucoa, Puerto Rico. Creció en una comunidad con m...
28/10/2025

Julio Rubén “Jerry” Morales Torres nació el 18 de febrero de 1949 en Yabucoa, Puerto Rico. Creció en una comunidad con mucha afición por el béisbol y desde joven destacó por su rapidez, su buen brazo y su elegancia en los jardines. Firmado muy joven por los Mets, terminó haciendo su debut en las Grandes Ligas el 5 de septiembre de 1969 con los San Diego Padres, franquicia con la que comenzó a forjarse como jugador profesional.

A lo largo de una carrera que se extendió hasta 1983, Morales jugó en la gran carpa para los San Diego Padres, Chicago Cubs (dos etapas), St. Louis Cardinals, Detroit Tigers y New York Mets. Fue un outfielder versátil que cubrió las tres posiciones del bosque, conocido por su velocidad, defensa consistente y por una característica captura a dos manos muy identificable —el famoso “basket catch”— que se volvió su sello personal. Su mejor temporada y su reconocimiento más alto llegaron en 1977, cuando fue seleccionado al Juego de Estrellas, aunque esa campaña quedó marcada también por lesiones que afectaron su rendimiento.

En el plano ofensivo, Morales fue un bateador con buen promedio de contacto y poder oportuno. Cerró su carrera de 15 temporadas con .259 de promedio, 95 jonrones, 570 carreras impulsadas y 1,441 juegos disputados, números que reflejan solidez y longevidad. Su ética de trabajo y su perfil “tranquilo pero efectivo” lo convirtieron en un pelotero muy valorado por entrenadores y compañeros; en distintas temporadas fue pieza clave en alineaciones que buscaban juventud y defensa en los jardines.

Tras retirarse como jugador en 1983, Morales continuó ligado al béisbol: trabajó como instructor roving en ligas menores, fue scout y ocupó puestos de coach en Grandes Ligas —incluyendo etapas en las bancas de Expos y Nationals— y colaboró en el desarrollo de talento en Puerto Rico. Además ha conducido clínicas y campamentos en la isla, aportando a la formación de nuevas generaciones.

El legado de Jerry Morales es el de un pelotero puertorriqueño que supo hacerse un lugar gracias a la versatilidad, el respeto al oficio y la constancia. No fue una superestrella, pero sí un profesional ejemplar cuyo nombre permanece en la memoria de aficionados que recuerdan su estilo característico en los jardines y su aporte sostenido durante más de una década en las Grandes Ligas.

Guillermo “Willie” Montañez (nacido el 1 de abril de 1948 en Cataño, Puerto Rico) fue un jugador carismático y de gran t...
27/10/2025

Guillermo “Willie” Montañez (nacido el 1 de abril de 1948 en Cataño, Puerto Rico) fue un jugador carismático y de gran talento que dejó huella en las Grandes Ligas durante las décadas de 1970 y comienzos de los 80. Bateador y zurdo ambidextro en el tiro y el bateo, Montañez debutó muy joven en las Mayores y desarrolló una carrera larga como primera base y jardinero, destacando por su poder puntual, su capacidad para generar carreras y —tan memorable como su juego— su personalidad extrovertida dentro del terreno.

Su trayectoria en MLB se extendió desde mediados de los años 60 hasta 1982, vistiendo los uniformes de numerosas franquicias: California Angels, Philadelphia Phillies, San Francisco Giants, Atlanta Braves, New York Mets, Texas Rangers, San Diego Padres, Montreal Expos y Pittsburgh Pirates, entre otros. Montañez vivió sus mejores años a mediados de los 70, cuando encadenó varias temporadas bateando por encima de .300 y mostrando combinaciones de promedio y producción que lo convirtieron en un bateador temido por los pitchers rivales.

El año 1975 fue especialmente significativo: tras ser cambiado a los Giants protagonizó una campaña muy productiva (más de 100 impulsadas ese año entre los dos equipos) y desde entonces mantuvo un rendimiento consistente que le valió una convocatoria al Juego de Estrellas en 1977 con los Atlanta Braves. Además, se distinguió defensivamente en la antesala: lideró a los primera base de la Liga Nacional en asistencias en varias temporadas (1975, 1976 y 1978), mostrando versatilidad y buena colocación en el fildeo.

Montañez acumuló a lo largo de su carrera más de 1,600 hits, un promedio de bateo cercano a .275, 139 jonrones y más de 800 carreras impulsadas. Más allá de las cifras, su figura quedó asociada a un estilo efusivo y teatral —celebraciones, gestos y una manera llamativa de vivir el juego— que le granjearon tanto admiradores como críticos, y lo convirtieron en uno de los personajes más recordados de su época.

Tras su retirada en 1982, Montañez dejó un legado mixto de rendimiento sólido y colorido personal que aún recuerdan aficionados y cronistas. Su carrera es ejemplo de cómo un pelotero puede combinar talento ofensivo, aporte defensivo y una fuerte personalidad para convertirse en un protagonista destacado de la historia del béisbol latino en las Grandes Ligas.

Yadier Benjamín Molina, nacido el 13 de julio de 1982 en Bayamón, Puerto Rico, es considerado uno de los mejores recepto...
27/10/2025

Yadier Benjamín Molina, nacido el 13 de julio de 1982 en Bayamón, Puerto Rico, es considerado uno de los mejores receptores defensivos en la historia del béisbol moderno. Proveniente de una familia profundamente ligada al deporte, es el menor de los tres hermanos Molina que llegaron a Grandes Ligas: Bengie y José “Cheo”. Desde temprana edad mostró una habilidad natural para manejar el juego detrás del plato, lo que lo llevó a firmar con los St. Louis Cardinals, organización con la que debutó en las Grandes Ligas en 2004.

Durante sus 19 temporadas con los Cardinals, Molina se convirtió en el líder y corazón del equipo, ganándose el respeto de compañeros, rivales y fanáticos. Su inteligencia táctica, su capacidad para guiar a los lanzadores y su instinto defensivo lo colocaron entre los grandes receptores de todos los tiempos. Fue elegido 10 veces al Juego de Estrellas y ganó nueve Guantes de Oro, además de cuatro Guantes de Platino, que lo reconocen como el mejor defensor de toda la Liga Nacional en esos años.

Más allá de su defensa, Molina también aportó con el bate. A lo largo de su carrera acumuló más de 2,100 hits, 170 jonrones y 1,000 carreras impulsadas, destacándose por su capacidad para producir en momentos decisivos. En postemporada fue una pieza clave en los éxitos de los Cardinals, ayudando al equipo a conquistar dos títulos de Serie Mundial (2006 y 2011) y participando en numerosas apariciones de playoffs. Su liderazgo silencioso y compromiso con el juego lo convirtieron en un símbolo de consistencia y profesionalismo.

Tras su retiro en 2022, Molina inició una nueva etapa como dirigente y mentor. En 2023 dirigió a la selección de Puerto Rico en el Clásico Mundial de Béisbol y ha estado vinculado a la organización de los Cardinals en funciones de desarrollo y asesoría. Su transición del terreno al banquillo ha sido natural, reflejo de su profundo conocimiento del juego y su capacidad para guiar a otros.

Yadier Molina no solo dejó un legado deportivo, sino también un impacto cultural en Puerto Rico y en la comunidad latina del béisbol. Su nombre representa disciplina, lealtad y pasión por el juego. Para los fanáticos de los Cardinals y del béisbol en general, su carrera simboliza la excelencia de un jugador que dedicó toda su trayectoria a un solo equipo y que elevó la posición de receptor a niveles históricos.

José Benjamín “Cheo” Molina nació en 1975 en Bayamón, Puerto Rico y creció en una familia profundamente ligada al béisbo...
27/10/2025

José Benjamín “Cheo” Molina nació en 1975 en Bayamón, Puerto Rico y creció en una familia profundamente ligada al béisbol. Desde niño mostró vocación por el puesto de receptor: paciencia, lectura del juego y un temperamento tranquilo que le permitió desarrollarse como un manejador de lanzadores nato. Esa formación temprana y su disciplina lo convirtieron en un prospecto atractivo para organizaciones de Grandes Ligas.

Debutó en las Mayores a finales de la década de 1990 y, a lo largo de más de una década, se consolidó como un receptor defendible y confiable. Aunque su perfil ofensivo nunca fue el rasgo que más destacó, su valor real radicó en la defensa —control de la zona, bloqueo de disparos y, sobre todo, en la capacidad para armar y dirigir un cuerpo de lanzadores—; por eso fue reclamado por varios equipos que necesitaban estabilidad detrás del plato.

Cheo formó parte de la saga familiar que llevaron los Molina al estrellato: junto a sus hermanos contribuyó a fortalecer la imagen del receptor latino en las Grandes Ligas. En los clubes donde estuvo se ganó la reputación de “catcher que gana juegos”, un apodo que resume su influencia intangible: profesionalismo, manejo del pitcheo y liderazgo silencioso en el clubhouse.

Tras su etapa como jugador activo, Molina transitó hacia la dirección y la instrucción. Fue entrenador y manager en circuitos fuera de la MLB, donde aplicó su experiencia como receptor en la preparación de lanzadores y en la lectura táctica del juego. En esos roles ha mostrado la misma paciencia y detalle que lo definieron como jugador, ganándose respeto como formador de talento.

El legado de José “Cheo” Molina no se mide solo en números: es la historia de un especialista que, desde la modestia y el trabajo diario, llegó a influir en resultados de equipo. Su nombre figura entre los ejemplos de peloteros puertorriqueños que, con constancia y oficio, dejaron una huella duradera dentro y fuera del terreno.

Benjamin José “Bengie” Molina nació el 20 de julio de 1974 en Río Piedras, Puerto Rico. Creció en una familia apasionada...
26/10/2025

Benjamin José “Bengie” Molina nació el 20 de julio de 1974 en Río Piedras, Puerto Rico. Creció en una familia apasionada por el béisbol: su padre fue una influencia clave en la formación de él y de sus dos hermanos menores, José y Yadier, quienes también llegaron a las Grandes Ligas como receptores. Bengie se formó en Puerto Rico y en el béisbol universitario antes de abrirse paso en el profesionalismo; su llegada a la MLB se produjo a finales de la década de 1990.

Debutó oficialmente en las Grandes Ligas en 1998 con los Anaheim/Los Angeles Angels, equipo con el que se consolidó como receptor titular durante los primeros años de la década de 2000. Con los Angels vivió el punto culminante de su carrera: fue figura central del campeonato de la Serie Mundial de 2002, ejerciendo como pilar defensivo y líder del cuerpo de receptores del club. En esa etapa también se ganó reconocimiento defensivo: obtuvo Gold Gloves y fue destacado por su capacidad para manejar lanzadores y controlar a los corredores rivales.

Tras quedar agente libre después de la campaña de 2005, Bengie firmó un contrato de un año con los Toronto Blue Jays en 2006, donde mostró una sólida producción ofensiva que le permitió mantenerse activo como receptor titular. En 2007 se unió a los San Francisco Giants, equipo donde vivió una segunda etapa de relevancia: fue dos veces ganador del Willie Mac Award (reconocimiento al jugador que mejor representa el espíritu del equipo), alcanzó marcas personales (incluyendo su mayor producción de carreras impulsadas en una temporada) y se consolidó como veterano respetado en el clubhouse.

En 2010 los Giants lo cambiaron a los Texas Rangers; con los Rangers cerró la última temporada de su carrera activa, en la que incluso bateó para el ciclo en Fenway Park, un logro destacado en la recta final de su trayectoria. En total, Bengie se retiró con una línea de carrera sólida: promedio alrededor de .274, 144 jonrones y 711 carreras impulsadas, además de una reputación de gran líder defensivo y manejador de lanzadores. También es famoso por su lentitud en las bases —una característica que la prensa y los rivales comentaban con humor—, pero esa limitación no le impidió ser un catcher de alto valor por su inteligencia y control del juego.

Una nota familiar que lo define: los hermanos Molina (Bengie, José y Yadier) son la única fratría de tres receptores que ha ganado anillos de Serie Mundial, y la dinastía familiar es parte importante de la historia reciente del béisbol latino. Tras su retiro como jugador, Bengie continuó vinculado al deporte: trabajó en el staff de coaching (fue asistente de bateo con los St. Louis Cardinals y luego first-base coach/catching instructor con los Texas Rangers) y más tarde se incorporó a las transmisiones en español como analista —actividad en la que también ha sobresalido por su conocimiento técnico y carisma.

El legado de Bengie Molina combina campeonato, premio defensivo, liderazgo y una carrera longeva en la que supo reinventarse y aportar en distintos roles. Es recordado no solo por sus números, sino por la manera en que influyó en lanzadores, por su profesionalismo dentro del clubhouse y por ser el primero de una línea de hermanos que dejaron huella en las Grandes Ligas.

Ángel Luis Miranda Andújar nació el 9 de noviembre de 1969 en Arecibo, Puerto Rico. Desde joven mostró un talento natura...
26/10/2025

Ángel Luis Miranda Andújar nació el 9 de noviembre de 1969 en Arecibo, Puerto Rico. Desde joven mostró un talento natural como lanzador, destacándose por su potente brazo y su capacidad para controlar el juego desde el montículo. Su pasión por el béisbol lo llevó a ser firmado por la organización de los Milwaukee Brewers, donde inició su desarrollo profesional dentro del sistema de ligas menores durante la segunda mitad de la década de 1980.

Debutó en las Grandes Ligas el 9 de junio de 1993 con los Milwaukee Brewers, equipo con el cual disputó toda su carrera en las Mayores. En su temporada de debut se mostró como un lanzador prometedor, capaz de trabajar tanto en la rotación como desde el bullpen. En su primera campaña registró varias aperturas sólidas, lo que le permitió establecerse en el roster del club durante tres años consecutivos.

Durante su paso por la MLB, Miranda acumuló un récord de 17 victorias y 21 derrotas, con una efectividad de 4.46 y 217 ponches en 69 juegos lanzados, 44 de ellos como abridor. Su mejor temporada fue en 1995, cuando obtuvo 8 victorias y demostró control y madurez sobre la loma. Aunque no llegó a consolidarse como un estelar, fue un lanzador confiable y respetado por su ética de trabajo y su consistencia en un equipo que atravesaba una etapa de reconstrucción.

Luego de su salida de las Grandes Ligas en 1997, continuó su carrera profesional en otros circuitos, incluyendo la Liga Mexicana de Béisbol y la liga invernal de Puerto Rico, donde defendió los colores de los Criollos de Caguas y los Indios de Mayagüez. En esos escenarios, se mantuvo activo y siguió demostrando la misma pasión por el béisbol que lo caracterizó desde joven.

Ángel Miranda es recordado como uno de los lanzadores puertorriqueños que logró abrirse paso en las Grandes Ligas durante los años 90, una época en la que varios peloteros boricuas alcanzaron la cúspide del béisbol profesional. Su carrera refleja la perseverancia de un atleta que, sin grandes reflectores, logró cumplir el sueño de llegar a las Mayores, dejando su huella como un representante digno del béisbol de Puerto Rico.

Félix Bernardo Millán Martínez nació el 21 de agosto de 1943 en Yabucoa, Puerto Rico. Desde muy joven mostró una gran di...
26/10/2025

Félix Bernardo Millán Martínez nació el 21 de agosto de 1943 en Yabucoa, Puerto Rico. Desde muy joven mostró una gran disciplina y un talento natural para el béisbol, destacándose por su capacidad de hacer contacto y su instinto defensivo. Con una estatura modesta pero una enorme entrega, Millán fue un jugador que basó su éxito en la precisión, la consistencia y la inteligencia dentro del terreno de juego, convirtiéndose en uno de los infielders más respetados de su generación.

Debutó en las Grandes Ligas en 1966 con los Atlanta Braves, donde rápidamente se ganó la titularidad en la segunda base gracias a su extraordinaria defensa y su estilo de bateo orientado al contacto. Millán era conocido por sostener el bate más cerca de la cabeza que cualquier otro jugador de su época, lo que le permitía tener un control casi perfecto del swing. Durante su etapa con Atlanta, fue seleccionado tres veces al Juego de Estrellas (1969, 1970 y 1971) y ayudó al equipo a ganar la División Oeste de la Liga Nacional en 1969, el primer título divisional en la historia de los Braves.

En 1973, fue cambiado a los New York Mets, donde continuó siendo un jugador clave. Su aporte fue fundamental en la sorprendente campaña de los Mets que los llevó hasta la Serie Mundial de 1973, en la que enfrentaron a los Oakland Athletics. Millán era el motor silencioso del equipo: un bateador de promedio alto, con gran control del bate y un defensor impecable. En 1975 jugó los 162 partidos de la temporada, un reflejo de su durabilidad, ética de trabajo y compromiso.

En sus 12 temporadas en la MLB, acumuló 1,617 hits, un promedio de bateo de .279, 22 jonrones y 403 carreras impulsadas. Más allá de sus números, fue un símbolo de consistencia: rara vez se ponchaba, y en varias temporadas terminó entre los líderes en menor número de ponches por turno. Su elegancia en la segunda base y su precisión en las jugadas dobles lo hicieron merecedor de dos Guantes de Oro durante su carrera.

Su paso por las Grandes Ligas terminó de forma abrupta en 1977, tras un desafortunado incidente durante un partido entre los Mets y los Pirates, cuando un altercado con el receptor Ed Ott le provocó una grave lesión en el hombro que lo obligó a retirarse de la MLB. Sin embargo, su amor por el béisbol lo llevó a continuar su carrera en Japón, donde jugó con los Yokohama Taiyo Whales. En la Liga Japonesa tuvo un resurgir, destacando como campeón bate en 1979 y convirtiéndose en uno de los peloteros extranjeros más queridos por la afición japonesa.

Félix Millán dejó un legado de respeto, profesionalismo y consistencia. Fue el prototipo del pelotero que no necesitaba poder para sobresalir: su precisión, su visión de juego y su defensa impecable lo convirtieron en un referente de la vieja escuela del béisbol. A día de hoy, es recordado como uno de los mejores segundas bases puertorriqueños de todos los tiempos, un ejemplo de constancia y humildad que marcó la historia del béisbol boricua y de las Grandes Ligas.

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