
26/06/2025
“Ella se levantó… incluso cuando nadie creyó que podía.”
Ella tocó fondo.
Perdió la fuerza, la esperanza… y casi pierde también la fe.
Las noches eran largas, y las lágrimas no pedían permiso para caer.
Pero en medio de su oscuridad, cuando ya no tenía nada ni a nadie…
recordó a Dios.
No fue una oración perfecta, ni un grito fuerte.
Fue apenas un susurro tembloroso:
“Dios… si estás ahí… no me sueltes.”
Y no la soltó.
Le dio una chispa de fuerza.
Un suspiro de aliento.
Una razón para intentar… solo un día más.
Ese fue el inicio.
Dios puso la luz…
pero fue ella quien dio los pasos.
Fue ella quien se levantó, se limpió el rostro, y comenzó a reconstruirse.
Porque a veces, cuando todo parece perdido…
quien primero te salva es tu fe en Dios.
Y luego, con esa fe…
te salvas tú.