27/07/2025
📸 | El sábado 19 de julio campo y ciudad caminaron juntos hacia Kimsacocha, en una procesión por la vida y el agua.
La fotógrafa y comunicadora Emily Campoverde, acompañó la jornada. Este es su registro visual y escrito 👇🏽
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¿Qué es de nosotrxs sin el páramo?
¿Qué somos en esta tierra sin el páramo
que nos da vida?
¿Sin ese campo al que escapamos para respirar?
Lo que se pierde en el paisaje,
se esconde en el pajonal,
lanza brumas escandalosas,
nos sacude con su viento,
nos recuerda que estamos vivos.
Todo este sentir es lo que pudo traer al cuerpo de quienes nos movilizamos a Kimasacocha,
nos hizo notar algo: en la cercanía comprendemos que matarlo es condenarnos.
Cuidar el páramo es cuidar
algo que sobrepasa nuestros propios intereses.
Es la base mínima de nuestra identidad, de la construcción de tejido, de comunidad.
Nos enfrentamos a un sistema
que piensa en pocos
y condena su propia tierra
en nombre del “progreso”.
Quienes no puedan comprar la vida,
que sobrevivan como puedan, dicen.
Pero en Kimsacocha la lucha no es de ahora,
son más de 30 años de resistencia.
Esa lucha nace del cuerpo,
del cuerpo que habita la dicha de estar
rodeado de vida.
El amor se ha transformado en lucha,
que se extiende en cuidado, en redes, en empatía y parece que rompe cuando la tierra ya vendida
se entrega a la minería.
Cuidar el agua va más allá que proteger la tierra:
pone en jaque todo lo que el sistema quiere quitarnos y la exigencia de entregarlo todo a unas pocas manos que se enriquecen más y más.
Y es ahí donde ponemos el cuerpo,
para entender que cuidar no es solo resistir:
es también amar lo que un día nos hizo respirar.
Ese lugar tremendo, que esconde campanas, lagunas, pajonales,
vale más, infinitamente más,
que el Oro (O).