
19/08/2025
A veces me pregunto cuántas veces me quedé callado… no porque no tuviera algo que decir, sino porque el miedo, la inseguridad, el “qué dirán” me bloqueaba 😔.
Es curioso: el silencio puede ser tan ruidoso como un grito y uno carga con esas palabras no dichas como si fueran piedras en el bolsillo 🪨. Un “te extraño”, un “me dolió”, un “creo en ti”, frases que pudieron cambiar una conversación, una relación, incluso un destino. Con los años entendí que el miedo no solo nos roba la voz, también nos roba la oportunidad de ser honestos con nosotros mismos 💭. No siempre se trata de hablar mucho, sino de hablar lo esencial y lo esencial casi siempre nace de la vulnerabilidad.
Hoy me pregunto: ¿qué pasaría si empezáramos a darle más espacio a esas palabras que nos queman por dentro 🔥? ¿Qué pasaría si dejáramos de pensar tanto en cómo van a sonar, y simplemente nos atreviéramos a decirlas? (Tampoco es que vayamos con la intención de ofender a alguien, pero sí de tocar ciertos temas).
¿Vale más el riesgo de decir lo que sentimos, o la aparente tranquilidad de quedarnos callados?
La mejor estrategia es ser tú mismo.