12/12/2024
Un Proyecto que no Vio la Luz
Este año estuvo lleno de retos, de aprendizajes duros y, sí, también de fracasos. En donde enfrenté uno de los mayores desafíos de mi vida profesional. La exposición que soñé y en la que invertí tanto esfuerzo se suspendió no una, sino dos veces. Fue un golpe duro, de esos que te sacuden el alma y te hacen cuestionar todo.
Comencé el año lleno de esperanza, dedicando los primeros meses a perfeccionar el proyecto para presentarlo al Ministerio de Cultura y Patrimonio. Mientras esperaba su respuesta, sin saber si sería favorable o no, trabajé intensamente en darle vida: diseñé un logo, definí colores, estructuras gráficas y todo lo necesario para que la idea no solo fuera sólida, sino también atractiva.
Con un equipo pequeño, iniciamos la laboriosa tarea de crear paquetes para potenciales auspiciantes. Pero surgió un problema: no teníamos un lugar confirmado para la exposición. Esto me llevó a recorrer instituciones, a buscar opciones, y ahí entendí que gestionar un espacio requiere mucho más tiempo del que imaginé.
Por fortuna, alguien me habló del Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Tras enviar mi solicitud, recibí una respuesta positiva. Fue un momento esperanzador, porque finalmente parecía que el proyecto podía tomar forma.
A partir de ahí, comenzamos a tocar puertas en busca de patrocinadores. Pero nos enfrentamos a una realidad difícil: respuestas inconclusas, falta de interés y barreras que, hasta hoy, no logro comprender del todo. Llegue a preguntarme constantemente: ¿Por qué este proyecto, que rescata la historia y la cultura de los deportes de combate, no lograba conectar con las personas correctas?
La primera fecha programada tuvo que ser aplazada. Pensé que con más tiempo podríamos superar los obstáculos, pero los meses pasaron y la falta de recursos nos volvió a detener. La segunda cancelación fue devastadora. Fue un golpe al corazón de un equipo que había puesto todo su esfuerzo en un sueño que parecía desvanecerse.
Aprovechando este espacio, quiero ofrecer una disculpa sincera al Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, que confió en este proyecto. Y no poder cumplir con las expectativas fue una de las experiencias más duras de este año.
Regresando al tema, invertimos tanto tiempo, creatividad, esfuerzo físico y mental. Hubo noches enteras de planificación, diseño, fotografía y logística. Y aunque en algún punto sentí que el mensaje era claro 'detente, no sigas', pero algo dentro de mí se resistía a rendirse.
Fue entonces cuando me crucé con un concurso que ofrecía una residencia artística. Al principio, no sabía o mejor dicho no entendía exactamente a que se referia este concurso, pero decidí intentarlo. Porque, aunque las derrotas pesan, siempre hay algo que nos llama a dar un paso más.
El resultado de esa decisión será un nuevo capítulo, que quiero compartir mañana. Pero hoy, quiero cerrar mis palabras con una reflexión: Incluso cuando las cosas no salen como planeamos, cada intento nos prepara para algo más grande. Este proyecto no vio la luz como esperaba, pero me enseñó que la perseverancia y la fe en uno mismo son las herramientas más valiosas para seguir adelante.
Pabellón de las Artes Núcleo Pichincha Sede Nacional de la Casa de las Culturas