03/08/2025
"La noche era oscura y fría, y yo estaba sola en mi cama. Me acurruqué bajo las sábanas, pero el frío parecía filtrarse por todas partes. Cerré los ojos y traté de dormir, pero mi mente estaba llena de pensamientos y preocupaciones.
De repente, escuché un ruido leve en la ventana. Me levanté y miré afuera, pero no vi nada. Volví a la cama y me cubrí con más mantas, pero el frío persistía.
Entonces, recordé una vieja manta de lana que mi abuela me había tejido. La saqué del armario y me envolví en ella. El calor y el olor a lana me calmaron, y poco a poco me fui quedando dormida.
Aunque estaba sola, me sentí abrigada y segura, gracias a la manta de mi abuela."