Mira a tu alrededor, seguramente me estés leyendo a través de un ordenador o teléfono móvil sentado en el sofá de tu casa. Si es así me apuesto lo que quieras que cerca de ti tienes al menos un reloj digital, televisor o una pantalla de plasma…
El mundo avanza cada vez más rápido y a nosotros no nos queda otra que avanzar con él. Te imaginas cómo estarías viviendo hoy si nadie hubiese dado el paso de cambiar una máquina de escribir por un ordenador? Si nadie hubiese reemplazado los carros tirados de caballos por coches?…
Si todo esto no hubiese pasado, seguramente yo tampoco estaría escribiendo esto ahora mismo, alguien tuvo que salir de su zona de confort y cambiar el mundo.
Cuando hablo con mi abuelo y le enseño el nuevo filtro que ha sacado Snapchat, la foto que acaba de subir mi primo desde el otro lado del mundo en Instagram o el vídeo en directo que están retransmitiendo en YouTube, siempre me dice lo mismo: “Esto es cosa de brujería”
Si hablamos con gente un poco más joven, esos que utilizan dispositivos electrónicos a diario, tienen una visión muy distinta. Mi abuelo le asusta la tecnología porque no la entiende, a los jóvenes les “asusta” la tecnología porque dicen que los “espían”.
Verás, no sé si alguien nos está espiando en este momento, pero lo que sí sé y tengo claro es que TODO PASA POR ALGO, nada es casualidad. Sí, lo sé, suena mucho a “frase típica” pero de verdad lo pienso.
No es casualidad que Instagram se llene de publicidad de zapatos, justo después de consultar Amazon. No es casualidad que Facebook te muestre infinitas recetas milagrosas justo después de buscar “Trucos para adelgazar” en Google y no, tampoco aparecen por casualidad los anuncios antes de los videos en YouTube.
Nuestros actos traen consecuencias, SIEMPRE. Internet es capaz de conocer más de ti que incluso tú mismo, pero, ¿sabes quién está detrás realmente detrás de todo esto?¿ Quién saca provecho de toda esta información? YO.
Yo soy la persona que ha hecho aparecer esos anuncios de interés. Conozco tus gustos, sé lo que estás buscando en Google, se en que momento enseñarte las cosas para que encuentres lo que buscas, te conozco. Tranquilo, no te alarmes! No soy ninguna espia, soy trafficker digital.
Tengo la capacidad de encontrar a tus clientes ideales y demostrarles que tú tienes el producto de que necesitan. Voy a ir a buscarlos uno a uno y los voy a llevar de la mano hasta la puerta de tu negocio. Pero no lo voy a poder hacer si tu no quieres...
Esta vez ha sido distinto, esta vez tú me has encontrado a mí. Quizá poner delante de tus ojos este texto ha sido parte de mi plan, esto nunca la sabrás. Pero ahora que me has encontrado, déjame darte una oportunidad.
Llamadme bruja, llámame espía, llámame como quieras, pero llámame.