06/11/2025
EL AGUIJÓN POR PACO PHERIA
–ME GUSTA LA FRUTA–
Alberto González Amador, conocido por ser la pareja de la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso y por sus presuntos tejemanejes fiscales (que ascenderían a más de 350.000 euros defraudados), ha escenificado ante el juez una épica tragedia personal. Al ser acorralado por las peticiones de rendición de cuentas por sus supuestos fraudes y negocios a la sombra, este "canalla" en cuestión decidió optar por la carta más rastrera: la amenaza de autolesión.
"O me voy de España o me suicido", ha soltao el menda lerenda, apelando a una conmiseración que jamás ha tenido con la ciudadanía que, por culpa de él y de la gentuza que le rodea, ve cómo sus impuestos se esfuman en áticos de lujo, coches de alta gama, una vida a todo trapo, puertas giratorias, etc etcétera, etcétera, etcétera...
La puesta en escena fue impecable: nuevo look y sin peluca, perfectamente estilizado, expresión de niño bueno humillado y el dramático intento de apelar a la sensibilidad de un tribunal. La maniobra no es solo una ofensa a la inteligencia, sino una burla cruel a todas aquellas personas que sí se enfrentan a problemas reales de subsistencia y desesperación.
El contraste es obsceno: él, forrándose con negocios turbios y ahora paseándose en Maserati, lamenta que su "honorabilidad" y "prestigio social" se vean afectados. Mientras, la gente honesta que paga religiosamente sus impuestos se queda en la calle, como la anciana de 87 años desahuciada de su hogar, o ve cómo los servicios públicos se desmantelan día a día.
El cinismo de este individuo solo se entiende cuando se analiza el contexto.
Parece que este señorito, criado en el calor de los favores y las puertas giratorias, todavía no se ha enterado de algo fundamental: que sus padres (metafóricos y literales) comparten códigos genéticos (de casta) y no tienen ni idea de lo que es la endogamia moral que han creado. Se mueven en un círculo tan cerrado de conveniencia y mutuo beneficio que han perdido cualquier contacto con la realidad, cualquier código ético. Piensan que las leyes están hechas para los demás y que a ellos solo les aplica la del embudo: beneficios para sí mismos, que se joda el ciudadano de a pie.
Pero, vamos a ver, Señor Quirón, 'Mártir' de los Áticos, ¿por qué tanta prisa por tomar decisiones drásticas y apresuradas? ¿Por qué ese afán de poner en escena una tragedia low-cost y, con toda seguridad, urdida por el borracho que le habla a la matancianos de tu parienta a través del pinganillo?
Si la presión de la justicia te resulta insoportable y quieres "ahorrarte el disgusto", te puedo dar el siguiente y fraternal consejillo: espera. Llega a abuelete, con tranquilidad, forrándote un poco más y trincando oportunidades de comisiones al albur de lo que salga.
Cuando la edad o alguna circunstancia de la vida te obligue a una derivación hospitalaria, y si para tu suerte (o desgracia) nos pilla otra pandemia, no te preocupes. Si tienes que ser ingresado en un centro público de la Comunidad de Madrid (Andalucía también vale), tu pareja, Isabel Díaz Ayuso, ya se encargará personalmente de "gestionar" tu caso. Ya sabes, con esos protocolos que tan buenos resultados dieron en su día: cero traslados y un "pasaporte pal otro barrio" expedido sin pasar por Urgencias, como ya ocurrió con los 7.291 ancianos en las residencias. Tendrás un tratamiento 'VIP' sin la necesidad de molestarte.
Buen viaje, colega. Pero, eso sí, la pasta la devuelves, que ya nos conocemos.
Aunque la verdad, viendo el modus operandi de tu entorno, el único 'mártir' que veremos aquí será el dinero público que tú y toda tu asquerosa e inmunda caterva han convertido en un chollo privado.
A mí, particularmente, pena ninguna, más bien indignación y asco, mucho, mucho asco.
Posdata: Música recomendada mientras lees esta parrafada: ¡Ay, pena, penita, pena!