
09/08/2025
Sanabria no se rinde
Otero de Sanabria, 9 de agosto. La estación Sanabria AV late hoy como un solo corazón. Cientos de gargantas se funden en un mismo clamor, reclamando que el tren vuelva a parar en esta tierra de la “España vaciada” que une —o debería unir— Madrid con Vigo.
Bajo un cielo limpio de agosto y el calor seco de la sierra, la explanada se llena de color y ruido. Los tambores marcan el paso de una multitud que agita pancartas hechas a mano. «Si el AVE no para, lo paramos nosotros», gritan, con esa mezcla de rabia y determinación que eriza la piel. Han llegado convocados por plataformas ciudadanas y arropados por instituciones locales que también sienten el golpe.
El dato, frío y contundente, pesa como una losa: 22 trenes cruzan Sanabria cada día y solo 3 se detienen. Ninguno de ellos madruga lo suficiente para llevar a tiempo a quien necesita estar en Madrid antes del mediodía.
La verdad es que hoy el andén vacío contrasta con las banderas de Zamora y las manos que las ondean. Dicen los organizadores que son cerca de mil personas, muchas llegadas en autobuses desde pueblos que llevan años resistiendo al olvido.
Mientras, en otros puntos del corredor como Medina del Campo o Segovia se han perdido dos paradas diarias; en A Gudiña, el recorte impide acudir a consultas. Pero Sanabria, sin transporte alternativo y con pueblos dispersos, acusa aún más el impacto.
Renfe asegura que todo busca optimizar tiempos hacia Galicia y aumentar plazas, aunque para muchos vecinos eso suena a justificar que unos minutos valen más que su derecho a moverse.
Porque este pulso no es solo ferroviario: es una batalla por la supervivencia de un territorio. Cada tren que no para es, tal vez, un vecino que se va. Y aquí, donde la alta velocidad pasó prometiendo futuro, hoy lo ven pasar de largo.
Las últimas luces tiñen el valle de oro. No hay rendición en las miradas, solo la promesa de volver. Sanabria ha hablado, y seguirá haciéndolo, hasta que el AVE se detenga de nuevo aquí.