26/06/2025
Alerta en : Proyecto geotérmico amenaza el futuro agrícola y ambiental.
Resumen de la entrevista de Jose Luis Fumero en radio San Borondón, entrevista conducida por César Rodríguez Placeres.
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En Vilaflor, un municipio emblemático de Canarias por su belleza natural y su rica tradición agrícola, se ha puesto en marcha un controvertido proyecto de energía geotérmica que podría tener consecuencias graves y duraderas para la zona. A pesar de presentarse como una alternativa energética limpia y sostenible, este proyecto genera una gran preocupación entre la población local, especialmente entre agricultores y ecologistas.
El plan implica la perforación de un pozo de hasta 3.000 metros de profundidad en los llanos de Trevejo, cerca de la balsa de agua utilizada para el riego agrícola. A primera vista, las autoridades minimizan el impacto, hablando de un simple “agujerito” de un metro de diámetro. Sin embargo, las implicaciones van mucho más allá: la perforación puede dañar irreparablemente la tierra cultivable, destruir la emblemática zona vitivinícola y alterar de forma irreversible el ecosistema local.
Un problema aún más grave es el uso del agua. Este recurso vital, esencial para el riego y la supervivencia de los cultivos, será desviado para alimentar las máquinas de perforación. Se habla de un consumo equivalente a 40.000 pipas de agua, lo que deja a los agricultores sin el agua necesaria para sus cultivos. Además, no existen estudios de impacto ambiental rigurosos ni mecanismos claros de información y participación ciudadana.
El proyecto cuenta con el respaldo de la alcaldesa y miembros del Cabildo, así como de empresas privadas como DISA, que mezclarán capital público y privado para financiar la obra. Sin embargo, esta alianza preocupa a la comunidad, que siente que los intereses económicos priman sobre la protección del medio ambiente y el bienestar social.
Frente a esta situación, la movilización ciudadana es fundamental. Es necesario exigir transparencia, que se realicen estudios independientes que evalúen el impacto real y que se garantice la protección del agua y del patrimonio agrícola. Vilaflor no puede permitirse perder su identidad ni su riqueza natural por un proyecto que, aunque se venda como sostenible, puede resultar devastador.