
14/09/2025
Este domingo 14 de septiembre, en Sueca (Valencia), se escribió una página inesperada y emocionante en la historia de la gastronomía. El restaurante Sabor Amar Paellas, con sede en Quito, Ecuador, se alzó con el primer premio del 64º Concurso Internacional de Paella Valenciana, considerado el certamen más prestigioso del mundo dedicado a este plato emblema de la cocina española.
El chef Tomás Angulo Salas, acompañado de su esposa y mano derecha en los fogones, Karina Iturralde, defendió con maestría la receta más representativa de Valencia, conquistando al jurado entre más de 40 participantes de diferentes países. Con ello, no solo llevaron a Ecuador a lo más alto, sino que también demostraron que la paella valenciana, símbolo de identidad española, se ha convertido en un patrimonio compartido que trasciende fronteras.
El triunfo de Sabor Amar Paellas es un motivo de orgullo para los ecuatorianos, que ven cómo la dedicación, la disciplina y el amor por la cocina pueden abrir puertas en escenarios internacionales. Y, al mismo tiempo, es un mensaje de reconocimiento a España: los inmigrantes no solo llegan para adaptarse, sino también para sumar talento, conocimiento y pasión que enriquecen la cultura gastronómica del país que los acoge.
El galardón no fue simbólico. La victoria trajo consigo 2.500 euros, un pergamino conmemorativo y un medallón de plata que custodiarán hasta la próxima edición. Junto a ellos, el podio lo completaron el restaurante Lenin Ruelas Cocina (México) y la española Casa Macario (Tavernes de la Valldigna), confirmando la dimensión internacional de un concurso que cada año eleva el prestigio de la paella valenciana.
La hazaña de Tomás y Karina tiene un valor especial: cocinar una paella en tierra ajena, frente a valencianos de pura cepa y chefs de todo el mundo, y ganarse el respeto de quienes mejor conocen este plato. No se trata solo de seguir una receta, sino de honrar una tradición que en Sueca se defiende con rigor desde hace más de seis décadas. Y ese respeto, unido a la destreza y al toque humano de la pareja ecuatoriana, fue la llave para conquistar el máximo reconocimiento.
España abre así un capítulo que invita a reflexionar: la integración de los inmigrantes no es un desafío, sino una oportunidad. En la mesa, donde las culturas se encuentran, los ecuatorianos han demostrado que son capaces de abrazar lo español sin renunciar a su identidad, y de devolverlo en forma de excelencia.
Hoy, la mejor paella valenciana del mundo lleva acento ecuatoriano. Y con ello, Ecuador celebra, España aplaude y la gastronomía se engrandece.