
23/06/2025
¿Sabías que, 60 días después de Pascua, Sitges celebra una de sus tradiciones más antiguas y queridas?
Es la festividad del Corpus Christi, y las calles del centro se llenan de vecinos, colores, olores y flores. Una maravillosa manera de vivir las calles, de habitarlas con calma, belleza y comunidad.
Originalmente, el paso del Santísimo se cubría con pétalos de flores como muestra de respeto. Para los creyentes, el Santísimo representa el cuerpo y la sangre de Cristo en la Eucaristía.
Con el tiempo, comenzaron a construirse las maravillosas alfombras florales que vemos hoy, una tradición documentada en Sitges desde 1887.
Por la tarde tiene lugar una de las partes más esperadas: la procesión del Corpus, que abre con la presencia de els Gegants de la Vila y la tradicional Moixiganga. Esta es una representación danzada en la que, a través de ejercicios gimnásticos y torres humanas, se representan escenas de la Pasión de Jesucristo. Un acto donde se cruzan fe, cuerpo y memoria colectiva.
En el Palau Maricel, además, se puede contemplar l’ou com balla, una costumbre muy catalana que consiste en hacer “bailar” un huevo vacío sobre el chorro de una fuente. Esta tradición, nacida en Barcelona hacia 1637, habla del equilibrio, del tiempo y de cómo la vida puede sostenerse incluso en movimiento.
El Corpus en Sitges no es una fiesta grande por su ruido, sino por lo que construye: comunidad, continuidad, memoria. Las flores se marchitan en unas horas, pero lo que se vive ese día —en la calle, entre generaciones, sin escenarios ni artificios— dice mucho sobre lo que este pueblo quiere conservar. Y eso también es patrimonio.