16/06/2024
Querido diario:
No sé si es normal. Te lo digo en confianza, porque yo me siento igual que siempre, sólo que el «siempre» ya no es, sino que era. Me di cuenta el día que intenté hacer el pino en la pared delante de mi hija y los brazos cedieron. Sí, te puedes imaginar. Yo con el cuerpo dolorido y mi hija —de la que te hablaré mucho de ahora en adelante — corrió a… esconderse, por supuesto. Llámame ingenua, pero no supe interpretar las primeras señales. Por supuesto, hablo de ella. Pues claro, la adolescencia. ¿Te acuerdas? Repetí, juré y prejuré que yo sería una madre moderna. ¡Moderna! Claro, lo soy según mis ideas y convicciones de hace 20 años. Calla, que resulta que el otro día, mientras iba en el coche con mi hija escuchando la radio, sonó Rosario. Sí, la de «Uy, uy, uy, mi gato, hace uy, uy, uy». Mira, me dijo de todo. Que si la canción era de la prehistoria, que si madre mía qué vergüenza, que si cómo me podía gustar eso… (Con perdón de mi Rosario). En fin, que quiso cambiar de emisora y le dije que no. «¿Y por qué no puedo?». Porque no, respondí. «¿Pero por qué no?». Porque no y punto. «Ése no es un motivo». Y aquí, diario, ya entramos en confrontación. Si ya me lo dijo mi amiga Mari: Tú mantente firme. Piensa que será un tiempo. Luego vuelven, pero hasta entonces, les coges hasta tirria. Yo llevaba una foto de mi Jose de cuando tenía 3 años para acordarme de él cuando era un angelito. ¡Ay, mi niño, qué bonito era, con esos caracolillos! Y luego, se encerró en el caparazón de un caracol y ya no salió hasta los 20. Y ahora, a los 30, mo hay manera de que él y su caparazón se vayan de casa. Le dije a Mari que yo lo de la adolescencia lo llevo muy mal. Chico, estoy desentrenada. Yo qué sé. Me ha venido la hostia así de pronto, como un viento de tramontana que arrasa con todo. Hay veces que parece que estoy en alerta, más inspirada en las respuestas, más rápida, con chispa, e incluso me vengo arriba con un chascarrillo… Pero este día no, mi querido diario. Este día sólo me salió la frase que pensé que nunca diría:
Porque lo digo yo.
P.d: Seguiré informando.