
13/05/2025
Hoy despedimos no solo a un hombre, sino a un símbolo viviente de lucha, coherencia y humildad. José "Pepe" Mujica, el campesino que fue guerrillero, el preso político que nunca se rindió, el presidente austero que gobernó con el alma en la tierra y los pies en el barro del pueblo.
Su vida fue un ejemplo constante de rebeldía con causa. Peleó por un mundo más justo, y lo hizo desde todos los frentes: con las armas cuando creyó necesario, con las ideas cuando la democracia lo permitió, y con el ejemplo siempre.
Mujica nos enseñó que se puede hacer política sin perder la humanidad, que se puede tener poder sin llenarse de privilegios, que se puede vivir con poco y ser grande igual. Su chacra, su viejo escarabajo, su manera de hablarle a los poderosos sin miedo, quedarán como parte de la historia, pero también como guía para quienes aún creemos en que un cambio es posible.