05/08/2025
Hace 7 años, pasé por una necesidad muy grande. En ese tiempo, una persona me prestó Q500 con todo el corazón. La verdad, yo no sabía cómo iba a pagarlo. Pasaron los días, los meses, los años… y esa deuda quedó en mi mente y en mi corazón como una espinita que no me dejaba tranquilo.
Dios me permitió crecer, salir adelante y conocer gente maravillosa. Pero siempre tuve presente a esa persona que me ayudó cuando más lo necesitaba. Hoy, después de 7 años, Dios me dio la oportunidad de volver a encontrarla y saldar esa deuda.
Pude devolverle esos Q500 y, más que dinero, devolverle mi gratitud y mi paz. Me siento feliz, agradecido con Dios y con esta persona por su gran corazón en aquel momento difícil.
Nunca olvides: todo lo que se debe, tarde o temprano, se paga. Y la gratitud siempre encuentra su camino.