09/12/2024
Clarita como de cariño le decía su madre, era una niña de 7 años. Eliza, quedó embarazada de ella con tan solo 15 años, su madre la echo de la casa y desde entonces se vale por ella misma y su hija. Pero Eliza por su edad no conseguía un buen trabajo que le ayudara a sobrevivir junto con su hija. Habían días que les tocaba dormir en la calle pues el dinero no le alcanzaba para pagar la renta. Otros días, Eliza pasaba días sin comer para que a su hija no le faltara la leche.
Clarita, desde que era una bebé su comportamiento era extraño, Eliza miraba como sonreía sola y jugaba como si alguien estaba ahí con ella. Al principio no le dio importancia pues ella había oído que los bebés miraban ángeles. Cuando por fin Eliza consiguió un trabajo que le proporcionaría el dinero que necesitaba para vivir bien junto a su hija, se mudó a una casa con la cual estaría pagando por partes pero que al final sería suya y de la niña. Le estaba yendo bien, mejor que nunca.
Clarita, se quedaba sola en la casa durante la noche, pues su madre salía a trabajar. Eliza jamás le había contado a su hija a qué se dedicaba, por qué tenía que salir por las noches; era demasiado vergonzoso para ella y una niña tan pequeña como Clarita no debía conocer las degradaciones del ser humano.
En una de esas noches, la niña miró algo que le llamó la atención, un hombre alto de capa negra, no le podía ver el rostro, pero si sus manos, éstas parecían esqueléticas. Pero clarita no tuvo miedo debido a que ella miraba esa clase de espíritus diario. Al llegar Eliza, la niña le contó, pero Eliza pensaba que eran imaginaciones de la niña.
A la siguiente noche, aquel hombre de capa negra estaba ahí otra vez. Esta vez Clarita decidió acercarse. A una distancia que ella considero prudente se quedó parada y le preguntó
- "¿qué haces aquí? ¿Qué necesitas?"- pero no obtuvo respuesta. La niña en su inocencia, comenzó a querer entablar una conversación con aquel extraño hombre, le contaba la vida que había tenido co