25/06/2025
Anoche, mi novia y yo fuimos a la cama.
Empezamos a acariciarnos, ya tú sabes... el ambiente estaba perfecto. Yo ya estaba más que listo, cuando de pronto ella me dice con cara de cínica:
—"Ahora no tengo ganas, mi amor... solo quiero que me abraces."
¿QUÉÉÉÉÉÉÉÉ? — pensé. Pero no lo dejé ahí. Me soltó la siguiente frase:
—"Es que no sabes conectarte con mis necesidades emocionales como mujer."
¡NO JODAAASSS!
Me levanté furioso, guardé los aceites, apagué las velas, quité el CD de Alejandro Sanz (sí, me había esforzado), y me metí a duchar con agua fría para bajarme el enojo.
---
Al día siguiente, fuimos de compras al centro comercial. Me dijo que necesitaba algunas cosas, y le respondí:
—"Agarra lo que quieras."
Y lo hizo: cinco vestidos, cuatro pares de zapatos, sostenes, pantalones, faldas, zapatillas, ropa para jugar tenis (¡una mujer que no sabe ni correr!), chaquetas con plumas, carteras... Estaba emocionadísima.
Yo la miraba y le dije:
—"¿Solo eso? Agarra TODO lo que quieras."
Ella, encantada, me decía:
—"Ay, mi papito lindo, mi gordito hermoso..."
(ya sabes, esas cursilerías que dicen cuando están felices).
Llegamos a la caja. Faltaba solo una persona para pagar y entonces la miré y le dije:
—"Mi amor, ahora no tengo ganas de comprar eso... solo quiero que me abraces."
La cara que puso... ¡pálida!
Parecía que se iba a desmayar. Se le paralizó media cara, le dio un tic en el ojo derecho, le salieron unas manchas rojas...
Y le dije con voz calmada:
—"Es que tú no sabes conectarte con mis necesidades financieras como hombre."