
30/04/2025
𝗔𝗵í 𝘃𝗶𝗲𝗻𝗲 𝗘𝗹 𝗖𝗼𝗰𝗼
Por: Ana Rivero
No imaginé que hubiera pasado tanto tiempo de la última publicación. Y para ser verdad, hoy tampoco iba a publicar nada, de no ser porque me vino a la mente una pregunta, en el marco del Día de la Niñez:
¿Por qué las canciones de cuna suelen incluir elementos sombríos, tristes o incluso aterradores, si su intención es calmar al bebé?
Y es que venía muy feliz con mi peinado loco camino a la oficina y en la radio sonó:
“A la rorro niño a la rorro ya, duérmete mi niño, duérmete ya, que viene el coco y te llevará”.
Y yo de: “¿khaa?”
¿Por qué se dormiría el bebé si “El Coco” viene?
¿Quién es “El Coco”?
¿”Coco” la enfermera del ISSSTE que le limpio despiadadamente la rodilla a mi hermano cuando se raspó con el corcho de la cancha de fut?
¿O acaso es el niñito de Disney que canta “recuérdame”?
Ah, no… verdad; pero a decir verdad es que, si viene “El Coco”, ¡corres, no te duermes!
Muchas de las canciones de cuna, provienen de épocas en que la vida era extremadamente dura por la pobreza, enfermedades, mortalidad infantil elevada, trabajo infantil, y violencia cotidiana, por lo que las canciones eran una forma de expresar y canalizar esos temores de las madres (o cuidadoras), aun cuando el objetivo era arrullar.
El uso de personajes como “El Coco” o “El Viejo del costal”, respondía a una estrategia educativa muy común en tiempos pasados, recordemos que fue el miedo una forma de disciplina.
En lugar de explicar razones a un infante, se recurría a figuras sobrenaturales o violentas para generar obediencia inmediata.
Sin embargo, las canciones de cuna eran también un vehículo emocional para las mujeres, especialmente las madres, muchas veces agotadas, solas o angustiadas, por lo que cantarle a la hija/hijo era también cantarse a sí misma; por eso, hay canciones con tono triste o resignado, que relatan pobreza, pérdida o desesperanza.
Hay un canto cubano que llevaba mi nombre, que dice:
“Señora Santa Ana, ¿por qué llora el niño? Por una manzana que se le ha perdido. Dile que no llore, yo le daré dos, una para el niño y otra para vos”.
Por lo que, también el componente religioso también influye, algunas canciones tienen orígenes católicos y se mezclan con rezos o letanías, pero transformadas en cantos populares; esto añade un tono solemne o triste, sobre todo en contextos rurales.
Es así que, los cantos de cuna no necesariamente buscan asustar por asustar, más bien reflejan un modo de criar, de vivir y de narrar el mundo que fue común en muchas generaciones.
Son una especie de fotografía sonora de la historia emocional de las familias.
Hoy día, muchas personas han reinterpretado estos cantos para darles un giro más tierno o respetuoso con los derechos de la niñez, acorde con una visión contemporánea más empática.
En fin, cuéntame, ¿qué canción de tu infancia era tu favorita?
Por cierto, no era ningún peinado loco, simplemente no me peiné hoy.
¡Feliz día de la niñez!