
20/08/2025
A veces reflexiono sobre los años que he vivido, las personas que han pasado por mi vida y los resentimientos que en algún momento guardé.
La vida tiene una forma especial de enseñarte a soltar, mostrándote que cargar con el rencor solo te afecta a ti, mientras que quienes lo provocaron muchas veces ni siquiera lo notan.
No sé si existe una edad precisa para dejar atrás esos resentimientos, quizá es algo que llega con la madurez que solo el tiempo otorga.
Recuerdo que en su momento, me aferraba a cada ofensa como si fuera parte de quién soy. Cada insulto, cada traición, cada injusticia formaba una lista interminable de heridas. Pero con el paso de los años, esa carga se volvió demasiado pesada para llevar.
Con cada momento en mi vida, entendí que perdonar no es un acto hacia quien te hizo daño, sino un regalo que te haces a ti mismo.
Es una liberación, una puerta que se abre hacia la calma interior. No puedo señalar el momento exacto en que dejé atrás esos resentimientos, solo sé que un día, al mirar atrás, ya no estaban.
Ahora, en esta etapa de mi vida, comprendo que aferrarse al rencor no vale la pena.
La vida es muy corta para vivir atrapado en el pasado.
Prefiero llenar mis días con momentos felices, con el amor de mis hijas y con la paz de haber hecho las paces con mi historia.
Así que, si me preguntas cuándo se olvidan los rencores, te diría que no es cuestión de tiempo, sino de entendimiento.
Cuando aprendes que perdonar es un acto de amor propio, ahí es cuando comienzas a soltar.
Ahí es cuando la vida se vuelve más ligera, más amable y mucho más tranquila...☯️🥀🖤