12/08/2025
Ignacio Ruelas en mexicoesnoticia y CyntiaMacias
No permitas te roben tu futuro
Ignacio Ruelas Olvera
“El peor analfabeto es el analfabeto político...”
Bertolt Brecht
El analfabeto político es uno de los textos más citados del dramaturgo alemán Bertolt Brecht, conocido por su compromiso político y su crítica al sistema capitalista. Brecht denuncia la indiferencia hacia la política como una forma peligrosa de ignorancia. El analfabeto político es aquel que no se informa, no participa y no comprende que la política afecta todos los aspectos de su vida. Con esta actitud se permite el ascenso de políticos corruptos, la desigualdad social y la decadencia moral. Brecht utiliza un lenguaje directo y provocador para despertar conciencia ciudadana y fomentar la participación.
La política no es ajena ni lejana: determina el precio del pan, la calidad de la educación, la seguridad y la justicia. Ignorarla es permitir que otros decidan por nosotros, muchas veces en contra de nuestros propios intereses. Esta ignorancia nos involucra, pues no solo perpetúa injusticias sociales, sino que también permite el ascenso de políticos infectos y sistemas opresivos. El texto de Brecht es una llamada a la conciencia ciudadana, a entender que la política afecta todos los aspectos de la vida cotidiana. La política es tema colectivo, nadie queda exento, nadie, es deber de la persona y de quienes adquieren ciudadanía al cumplir los requisitos de la ley. La política es la mejor activista con fuerte conciencia social. El autor nos hace una advertencia en su poema. Él no condena al analfabeto político por ignorancia, sino por indiferencia voluntaria.
La política no es algo distante, impacta en nuestras vidas cotidianas. Alejarse de los asuntos públicos abre la puerta a la corrupción, el autoritarismo y la injusticia. Brecht escribió el poema en el siglo XX, sin embargo, tiene actual relevancia, su pedagogía resuena hoy más que nunca. Vivimos tiempos de desinformación, redes sociales y polarización política, estos antecedentes hacen una atmosfera que nos convoca a la participación consciente, lo que es vital. Muchos gobiernos operan incorrectamente gracias a la apatía ciudadana. La ciudadanía debe tomar partido, informarse, actuar, participar, discutir. Prepararse para saber escuchar, para hacer de los valores virtudes que se muestren en el comportamiento social.
Pongamos estás líneas en la imaginería, supongamos decisiones sobre seguridad, cultura, salud, educación, derechos laborales…, todas dependen de políticas públicas. Si la mayoría evita involucrarse, (el promedio de abstención es aproximadamente de un 50%), esas decisiones quedan en manos de unos pocos, hoy de un 35% real que solamente escuchan a los que se auto llaman “nosotros”. La ciudadanía abstencionista muestra cierta ignorancia, dado que alimenta al político descompuesto, al explotador, al peor de todos, posibilita que lo aplaudan, que lo ensalcen…
Muchos ciudadanos se sienten desencantados o desinformados sobre el impacto de las decisiones públicas. Esto puede llevar a votar sin conocer propuestas, o simplemente no votar. En México, hay elecciones regulares y “libertad de expresión”, pero la participación política es limitada fuera del proceso electoral, los que votan concluyen su compromiso luego de acudir a las urnas junto a los que no votan, con ello dejamos que el votado haga lo que le venga en gana a su gana.
Brecht decía que el analfabeto político no sabía que “el precio del pan” depende de decisiones políticas. Los podemos traducir al verdadero lenguaje político: aumento de la canasta básica y los combustibles, que están ligados a políticas fiscales y subsidios. Sin el contribuyente, el gobierno no puede hacer nada. Llegó la hora de que la ciudadanía sepa que el empresariado y los trabajadores son quienes pagan las políticas públicas y a quienes las administran. No olvidemos que la calidad de la educación, la salud pública, la cultura, el desarrollo, la seguridad…, dependen de cómo se distribuye el presupuesto gubernamental; los impuestos que pagan emprendedores y trabajadores que realizan el crecimiento y desarrollo, del auténtico bienestar.
La inseguridad, está relacionada con estrategias policiales, justicia y programas sociales. ¿Y qué pasa si la gente no se involucra? La táctica llega a las estructuras de poder opaca, donde pocos deciden por muchos. Surgen voces que apelan al desinterés, usando populismo, desinformación, falsedades en sus narrativas. La corrupción crece en silencio cuando nadie vigila ni exige rendición de cuentas; la indiferencia fortalece al corrupto y al explotador. El que no vota, no protesta, cree que la política no le toca, no sabe que su silencio compra la impunidad, que su apatía alimenta al corrupto, mientras quienes no votan duermen, otros reparten el pan… y el veneno. El indiferente se queja del precio de la tortilla, de la inseguridad…, pero nunca mira quién firmó el decreto, quién desvió los fondos, quién se sentó en la curul sin haber leído jamás la Constitución. No es inocencia, es abandono. Callar es complicidad con el que se permite que nos roben el futuro.