05/06/2025
🔴Papás de podcast: ausentes en la crianza, presentes en la corrección🔴
Hay una nueva ola de hombres que se venden como “referentes de paternidad consciente”, pero lo que realmente hacen es disfrazar su machismo de guía emocional. En uno de estos podcasts, un we llamado Mike —alrededor de 40 años— cuenta cómo, sin haber participado jamás en clases de estimulación temprana, cosa que su esposa sí hace, un día entra a la cocina, ve que su hijo de 9 meses está llorando, y ve también cómo la madre lo consuela.
¿Su reflexión?
“Esto no está bien… los niños son bien mañosos.”
No se pregunta si su hijo necesita algo.
No se pregunta por qué llora.
No se pregunta cómo podría acompañarlo.
No. Decide que la mamá está “rescatando de más” y que el niño debe “aprender a resolver solo”.
¿Su solución?
Detener a la madre, decirle que no lo toque, y dejar al bebé llorar 15 minutos.
¿Su lógica?
Que los niños deben aprender desde pequeños a que no serán rescatados.
Así de atrevida es la masculinidad. Una masculinidad que no estudia, no investiga, no escucha, pero se siente con el derecho de intervenir, corregir y mandar.
Una masculinidad que:
No se involucra, pero sí interrumpe.
No forma lazos, pero sí impone reglas.
No entiende el desarrollo infantil, pero decide quién consuela y quién no.
Lo más grave es que estos hombres son aplaudidos, son viralizados, son vistos como valientes, como líderes, como “padres alfa”. Cuando en realidad son solo la misma estructura machista de siempre reformateada para redes.
Tu hijo no dejó de llorar porque aprendió a “gestionar sus emociones”. Dejó de llorar porque entendió que nadie iba a venir, en completa soledad.
Y aquí lo más importante de todo:
El dolor no se atraviesa con abandono.
Se atraviesa acompañando, nombrando lo que duele, ofreciendo herramientas, no castigos.
No aprendes a nadar porque te dejaron solo en la piscina. Aprendes porque alguien te sostuvo, te enseñó a flotar, te dio un salvavidas, te miró mientras temblabas, y no se fue. Y eso —la autonomía emocional— llega cuando el cuerpo y el cerebro están listos, no cuando tienes 9 meses y el mundo todavía no tiene palabras para ti.
A los 9 meses no hay manipulación: hay miedo, hay angustia, hay una necesidad biológica de contacto, de contención, de ser visto.
Pretender que un bebé entienda la vida dejándolo llorar solo no es educación: es negligencia emocional envuelta en falsa autoridad.
Cuando se pide que se involucren en la crianza, no nos referimos a estas mmdas, mejor mrda. La verdad.