Portal Paranormal 648+

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Portal Paranormal es una comunidad donde lo desconocido cobra vida: relatos reales de terror, encuentros sobrenaturales, investigaciones en lugares marcados por mitos y leyendas, y fenómenos inexplicables contados por quienes los vivieron.

28/11/2025
27/11/2025

Portal Paranormal 648

22/11/2025

👻 Paranormal
Una cámara de seguridad captó a una chica dormida mientras un spiritus incobu parece poseer su cuerpo en plena madrugada.
Tú qué opinas?

22/11/2025

👻‼QUÉ MIEDO‼😱 Captan misteriosa mujer vestida de blanco en Tamaulipas

Altamira, Tamaulipas. Automovilistas grabaron a una mujer vestida de blanco caminando entre la niebla en la carretera Tampico–Mante, cerca del kilómetro 40.

En los videos se escucha cómo le hablan, pero ella no responde y sigue avanzando muy cerca del paso de vehículos. Algunos dicen que es una mujer que pide comida en ranchos y luego desaparece; otros aseguran que podría ser un “alma en pena”.

¿Tú qué opinas? 👻🤔

El Oso del Niño Mu**toHola, ¿qué tal Juan y a todas las chicas? En especial a la chaparrita güerita que, aunque no habla...
19/11/2025

El Oso del Niño Mu**to

Hola, ¿qué tal Juan y a todas las chicas? En especial a la chaparrita güerita que, aunque no habla mucho y no sale a cámara muy seguido, me encanta.
Capaz que me van a decir Grinch por lo que voy a narrar, pero ahí les va.

A mí no me gusta la Navidad. Se me hace una época muy triste por varios factores… principalmente por mi infancia. Yo no supe lo que era recibir un regalo, pues vivía con mis abuelos y ellos tenían recursos muy bajos. Y el día que finalmente supe lo que era recibir un regalo navideño… también supe lo que era el verdadero terror.

Mi relato es del año 1995. Yo tenía, si acaso, 10 años y vivía en la colonia 2 de Octubre, en Chihuahua capital. En aquel entonces había muchas ladrilleras en esa zona.

Era la mañana del 25 de diciembre, y todos los niños andaban estrenando sus juguetes. A mí solo me tocaba mirar y esperar que alguno de mis amigos me dejara jugar con lo que le había traído Santa. De pronto, mi abuelo gritó mi nombre:

—¡Manuel!

Me llamaba para que fuera por leña a las orillas de la colonia.

Así que me retiré, crucé un arroyo y empecé a recolectar bastante leña en la carrucha. Ya de regreso, a un lado del camino que bajaba de Interceramic, cerca de las vías del tren, escuché que detrás de mí se detuvo un carro.

De él se bajaron un señor y una señora. Muy amables, me hablaron:

—Niño… niño… niño…

Me detuve y atendí su llamado. Me dijeron que me acercara. Cuando iba llegando, el señor abrió la cajuela del carro. En ese momento me frené, pensando que me iban a robar, pero él me dijo que no temiera.

Entonces sacó dos cajas de juguetes repletas y me dijo:

—Toma, te regalamos estos juguetes.

Yo no dudé en acercarme. Me fui directamente a verlas. Había de todo: carritos de todos tamaños, manuales, de cuerda, eléctricos; una pista de carreras eléctrica, un trenecito con sus vagones y vías, aviones, ¡hasta dos balones de futbol! No sé cómo, pero acomodé las dos cajas en la carrucha; eran enormes, demasiados juguetes.

Cuando ya me retiraba, la señora me habló:

—Niño…

Volteé, y me entregó un oso Cariñosito de peluche.

—Cuídalo muy bien —me dijo— porque fue de mi hijo, y él lo quería demasiado. Pero… mi hijo jamás volverá a jugar con ese oso ni con los juguetes.

Tomé el oso, lo puse con todo lo demás y me retiré. Se me comían las ansias por llegar a la casa de mis abuelos y ver todo lo que me habían regalado.

Cuando llegué, saqué todo. No me lo podía creer: por fin, una Navidad con juguetes. Mis amiguitos quedaron fascinados, pero lo que más les llamó la atención fue el osito Cariñosito, porque esa caricatura era muy famosa en esos tiempos.

Pero esa felicidad no duraría mucho.

En la noche, al acostarme, acomodé al osito Cariñosito en mi cama, a un lado mío, y me dormí. El sueño que tuve nunca se me ha olvidado: vi a un niño, más o menos de mi edad, que me reclamaba su oso. Me decía que se lo devolviera, que no jugara con él.

Al despertar por la mañana, el oso ya no estaba. Lo encontré debajo de la cama. Cuando me metí a sacarlo, al agarrarlo sentí como si alguien me lo quitara de las manos, pero pensé que se había atorado con una de las tablas.

Lo volví a acomodar en la cama y salí a jugar todo el día, feliz con mis juguetes.

A la hora de la comida me metí, fui a mi cama… y otra vez: el oso no estaba. Lo busqué por todas partes. Le pregunté a mis abuelos si lo habían agarrado, pero me dijeron que no. Salí al patio… y ahí estaba, debajo de una lila que tenían mis abuelos.

Lo tomé y, en cuanto lo levanté, sentí que me aventaron. Caí al suelo, volteé… y pude ver la figura de un niño mirándome con unos ojos llenos de coraje.

Me levanté y salí corriendo con mis abuelos. Llegué tan pálido que mi abuela me dijo que parecía que había visto un fantasma. Les expliqué lo que había pasado, pero no me creyeron.

En la noche me acordé del oso que seguía afuera. Fui por él con temor, lo tomé y me metí. Esta vez lo puse en mis pies. De nuevo tuve el mismo sueño: el niño reclamándome el oso, diciéndome que no quería que yo jugara con él.

Me levanté asustado y fui por agua. De regreso, todo estaba oscuro… cuando sentí que me volvieron a aventar, tan fuerte que fui a dar hasta la mesa.

Me fui a mi cuarto, prendí la luz… y ahí estaba el niño, parado en la puerta, mirándome enojado.

Corrí con mis abuelos y les conté otra vez. Me mandaron a dormir, pero al llegar a la cama… el niño estaba sentado, con el oso en las manos.

Regresé corriendo con mis abuelos. Tanto insistí que mi abuelo se levantó y fue a mi cuarto. Regresó pálido, asustado. Dijo que el oso estaba sentado en el suelo y que, al recogerlo, se lo arrebataron de las manos.

En esa colonia vivía una mujer que hacía limpias. Fuimos a verla y le platicamos lo sucedido. Fue a la casa, estuvo un rato y salió con el oso. Volvió por la noche, y tomando café con mis abuelos nos dijo:

—El niño que vio… era el dueño del oso. Estaba apegado a ese objeto. No quiere que nadie lo toque que no sea él.

Nos conto que se lo llevó a un panteón y lo dejó escondido para que nadie lo agarrara.

Desde entonces las cosas volvieron a la normalidad. Pero es una experiencia que jamás quisiera volver a vivir. Los juguetes los regalé; no me quedé con ninguno, por temor a que el niño volviera a reclamar lo que era suyo.

Por eso ya no acepto cosas usadas, menos juguetes. Me quedé con esa mala experiencia grabada para siempre.

18/11/2025

La sombra en la carretera Chihuahua Ciudad Juárez
Relato de Club de Motos Latosos MC

17/11/2025

Esferas en el cielo de Chihuahua: relato del Club de Motos Paso del Norte de Chihuahua

13/11/2025

Portal Paranormal 648
Psicofonías

𝐂𝐚𝐫𝐚 𝐚 𝐜𝐚𝐫𝐚 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐚 𝐋𝐥𝐨𝐫𝐨𝐧𝐚Muchos hablan de haber escuchado a La Llorona, pero realmente, cuando la miras de frente, expe...
12/11/2025

𝐂𝐚𝐫𝐚 𝐚 𝐜𝐚𝐫𝐚 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐚 𝐋𝐥𝐨𝐫𝐨𝐧𝐚

Muchos hablan de haber escuchado a La Llorona, pero realmente, cuando la miras de frente, experimentas el verdadero terror.

Me llamo Pedro Méndez, soy de San Francisco de Conchos, pero ahorita radico en Delicias. Lo que voy a contar, espero que jamás les pase a ustedes, amigos.

En esos días, la gente de Boquilla decía que por la plaza y cerca del Lago Colina se había escuchado a La Llorona.

Mi experiencia con este fantasma fue en el río, pasando el Rancho de Hondo. Me encontraba regando una nogalera. La noche estaba muy tranquila; la luna, en todo su esplendor, iluminaba el lugar al punto que se podía ver todo alrededor. La verdad, estaba disfrutando la noche. Ya faltaba poco para dejar de regar cuando, a lo lejos, se escuchó un lamento. Lo asocié con un coyote, un perro o cualquier otro animal.

Pasó el tiempo y se volvió a escuchar… esta vez, más cerca. Mi perro Tayson, al oírlo, se metió debajo de la troca. Fue entonces cuando me dio miedo. Pensé: para que el perro se haya asustado así, algo no está bien.

Seguí con lo mío, empecé a recoger las cosas y me fui a apagar la bomba de la noria. Cuando me agaché y al levantarme… la tuve de frente, casi cara a cara.

El rostro lo tenía pálido, los ojos más negros que la noche. Los dedos y las manos mostraban la piel pegada al hueso. Emitía un tipo de bufido… o no sé si era su respiración, si es que respiraba. En ese instante la sangre se me fue hasta los pies. Quería correr, pero mis piernas no me respondían. Estaba congelado del terror.

Es mentira eso que dicen, que cuando la escuchas lejos está cerca y cuando la escuchas cerca está lejos. Yo la tenía justo frente a mí. En mi mente solo repetía: que no llore, que no llore… pero era inminente.

El lamento me aturdió los oídos. Lo describo como un dolor amargo y añejado, un sufrimiento que se siente hasta los huesos. Es indescriptible.

Parecía que el tiempo se había congelado, porque ella no se movía… solo me miraba. Sé que me miraba. Quería gritar, pero tampoco me salía la voz. La vi avanzar hacia mí y levantar una mano, como si fuera a tocarme.

En ese momento recordé algo que me dijo mi abuelita, que era cristiana:

“Cuando te sientas en peligro o estés pasando algo malo, di: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”

Y eso hice. En cuanto lo dije, los pies se me “descongelaron”. Salí corriendo con todas mis fuerzas, alejándome lo más posible de ella. Mientras corría, escuché de nuevo:

—¡Aaaay… mis hijoooos!

¡Sí! ¡Sí dice eso!

Volteé, pero ya no la vi. Me frené por un momento para asegurarme de que no estuviera enfrente de mí o que fuera a salir por otro lado, pero su lamento volvió a escucharse, más lejos… y más lejos, hasta que se perdió por completo.

Entonces, el ruido de los grillos, los sapos toro, las ranas y los pájaros regresó. Eso me calmó, porque supe que todo había vuelto a la normalidad.

Subí al Tayson a la troca y salí de ahí. Pero las noches siguientes, cuando tenía que volver a regar, ya no eran iguales. Cualquier ruido me alteraba. Sentía que me observaban. La sensación me perseguía hasta que renuncié y cambié de trabajo.

De eso ya hace más de diez años, y créanme que no les deseo lo que yo viví.
Ver a La Llorona cara a cara es una experiencia difícil, casi imposible de superar.

A veces, dormido, todavía veo su espectral cara…
y me despierto de golpe.

𝐄𝐥 𝐧𝐢𝐧𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐮𝐧𝐜𝐚 𝐬𝐞 𝐟𝐮𝐞Lo que les voy a contar, por favor, les pido que sea lo más discreto posible. Confío en que así ...
11/11/2025

𝐄𝐥 𝐧𝐢𝐧𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐮𝐧𝐜𝐚 𝐬𝐞 𝐟𝐮𝐞

Lo que les voy a contar, por favor, les pido que sea lo más discreto posible. Confío en que así será.
Yo me desempeñaba como agente de Seguridad Pública de Camargo hace ya algunos años, y el lugar exacto donde ocurrió esto no lo diré, para evitar que la gente quiera ir a investigar o meterse a donde no debe.

Eran alrededor de las dos de la madrugada de un sábado, en una noche de mayo.
Andábamos patrullando la ciudad cuando, por el radio, se nos reportó que en el interior de una escuela de una comunidad de Camargo se escuchaban muchos ruidos y voces al mismo tiempo. Tomamos el reporte y salimos rumbo a la ubicación.

Al ir llegando, bajamos la velocidad, apagamos las luces y descendimos a unos cuantos metros de la escuela, esto para no alertar a quienes pensábamos que estaban dentro del plantel educativo, ya que creímos que se trataba de ladrones.

En efecto, en cuanto nos acercamos logramos escuchar el rechinar de un columpio. Decidimos dirigirnos hacia ese lugar, pero rodeando por la periferia de la escuela, junto a la malla. Cuando llegamos, mi compañero alumbró con la lámpara hacia los columpios, y en efecto, uno se estaba moviendo, como si alguien estuviera sentado en él… pero no había nadie, ni viento que lo moviera.

De pronto, escuchamos la risa de un niño. Mi compañero volvió a alumbrar y alcanzamos a ver a un pequeño, de unos seis años, correr hacia el área de la techumbre. De inmediato avisamos a la central que ingresaríamos, ya que aparentemente había un menor dentro.

Al entrar, el ambiente se sentía tenso. El ruido había cesado y un silencio total se apoderó del lugar. Ni siquiera recuerdo haber escuchado los grillos.

Fuimos alumbrando salón por salón, asegurándonos de que las puertas estuvieran cerradas. De repente, otra vez se escuchó esa risa, pero esta vez provenía del interior de un salón por el que ya habíamos pasado y que habíamos asegurado cerrado. Retrocedimos, alumbramos, y dentro vimos claramente a un niño sentado en una de las bancas.

Le hablamos, le pedimos que nos dijera por dónde se había metido y que nos abriera la puerta, pero él no volteaba. Estaba quieto, mirando al pizarrón, como si estuviera en plena clase. Le tocamos la puerta con fuerza, pero ni así reaccionaba. Entonces le dije a mi compañero que pidiéramos apoyo para sacarlo.

Nos dimos vuelta para hablar con la central, pero cuando regresamos la mirada hacia el salón… el niño ya no estaba.
—¿Por dónde se salió? —dijimos, sorprendidos.

Dimos la vuelta completa al salón, pero no había manera de que hubiera escapado: las ventanas tenían rejas, no había salida posible. Alumbramos bien, pensando que tal vez se había escondido, pero nada.

De repente, se escuchó cómo una pelota botaba en otro salón, justo enfrente. Salimos corriendo hacia allá y vimos cómo la pelota rodaba sola hasta golpear una puerta. Aquello era imposible, no tenía explicación.

Salimos de ahí corriendo, subimos a la patrulla y, cuando reportamos por radio, solo dijimos: “Sin novedad”. Nos cuestionaron por qué habíamos mencionado antes que se trataba de un niño, y respondimos que había sido una equivocación. Sin embargo, al regresar a la central, explicamos todo con detalle.

Al día siguiente, algunos compañeros fueron al plantel educativo a preguntar. El director les mencionó que, desde hace años, en esa escuela se aparece un niño que juega con las pelotas, mueve las cosas, raya los pizarrones y hace travesuras. Dijo que ya están acostumbrados a él.

Cuando mis compañeros regresaron y nos contaron lo que el director había dicho, sinceramente no lo podía creer: ¡habíamos estado persiguiendo a un niño fantasma!

Esa fue la primera y única vez que he tenido una experiencia así.
Hoy no sé si aún lleguen reportes de ruidos en esa escuela, allá, en una comunidad de Camargo.

El espectro del andénYo ya he contado varias anécdotas paranormales en este lugar, y gracias por leerlas. Tengo muchas, ...
10/11/2025

El espectro del andén

Yo ya he contado varias anécdotas paranormales en este lugar, y gracias por leerlas. Tengo muchas, muchísimas, pues no sé qué tengo, pero a lo largo de mi vida he tenido varios encuentros y sueños con entes malignos desde que tenía apenas cinco años. Así de intenso ha sido esto, aunque, por suerte, he aprendido a manejarlo.

Lo que voy a relatar ahora no me ocurrió a mí, sino a mi papá, quien trabajaba en una empresa que fabricaba pistones de aluminio, justo a un lado de la Central de Abastos de Chihuahua. En esa fábrica se laboraba por turnos rotativos: mañana, tarde y noche. Sin embargo, no era un lugar común… ahí se manifestaba mucha actividad paranormal.
Varios trabajadores aseguraban haber visto una mujer vestida de blanco, un hombre de negro, una enfermera y hasta un niño que solía escucharse llorando en los baños de los hombres. Algunos de esos relatos ya los he compartido aquí.

Según me contó mi padre, esto sucedió en mayo, durante la feria de Santa Rita, cuando la celebración estaba en todo su apogeo, más o menos por el año 1990. Él y varios compañeros estaban de tercer turno, y después de cenar salieron a descansar al andén que daba frente a un llano, desde donde se podían ver claramente las luces de la feria. En aquel tiempo, la feria se ubicaba donde hoy está la Comandancia Sur, junto a Interceramic.

Mientras se quedaban dormidos, una voz los despertó diciendo:
—Oye, amigo… amigos.
Ellos, medio adormilados, respondieron:
—¿Qué pasó, compa?
La voz preguntó:
—¿Dónde están las ferias de Santa Rita?
Uno de ellos le contestó:
—¿Ves esas luces que se miran allá? Pues ahí es.
—Gracias —respondió la voz.

Fue entonces cuando reaccionaron y pensaron: ¿por dónde se metió este tipo?
Se levantaron rápidamente para ver, y alcanzaron a mirar cómo esa persona llegaba hasta la malla ciclónica… pero no la brincó: la atravesó. Sus pies apenas rozaban el suelo, flotando mientras desaparecía al otro lado.

Presos del pánico, los hombres corrieron despavoridos hacia el interior de la empresa, “como alma que lleva el diablo”. Aquel susto fue tan grande que, durante varios días —quizá meses—, nadie volvió a descansar en ese lugar.

09/11/2025

Lorraine Warren reaparece en inquietante video paranormal

Un inquietante video que circula en redes sociales muestra a la reconocida investigadora paranormal Lorraine Warren frente a un espejo, donde su rostro parece deformarse de manera aterradora.
Según las publicaciones virales, la grabación habría sido tomada durante la investigación del caso Smurl, uno de los más polémicos en la carrera de los Warren, ocurrido en Pensilvania durante los años 80.

El clip ha causado conmoción entre los seguidores del fenómeno paranormal, quienes aseguran que se trata de una manifestación demoníaca. Sin embargo, especialistas señalan que no existe evidencia que confirme la autenticidad del material ni registro oficial en los archivos de los Warren.

El caso Smurl inspiró el libro The Haunted: One Family’s Nightmare y varias adaptaciones cinematográficas. Ahora, este misterioso video reaviva el debate sobre si Lorraine y Ed Warren realmente enfrentaron fuerzas del más allá… o si todo fue parte de una elaborada sugestión.

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