29/07/2025
¿Dónde está Paul Jonathan Brown?
Por Antonio Reyes
En Villa Juárez, San Luis Potosí, la incertidumbre crece al ritmo del silencio institucional. El ciudadano estadounidense Paul Jonathan Brown, de 72 años, ha desaparecido. Fue visto por última vez el domingo 20 de julio en Potrero "El Huizachal", a escasos kilómetros de la cabecera municipal. Desde entonces, sólo quedan preguntas sin respuesta.
La Fiscalía General del Estado ha emitido una ficha de búsqueda. Nada más. La Comisión Estatal de Búsqueda, auxiliada por algunas instancias, ha peinado caminos y brechas, pero los días avanzan y no hay rastros del extranjero. Ni rastro, ni custodia, ni vigilancia en el albergue “Ladridos de Esperanza”, el sitio donde Paul residía y cuidaba con esmero a medio centenar de perros, gallinas y guajolotes. Quien acuda hoy, no encontrará acordonamiento, resguardo ni personal oficial. Sólo un lugar medio abandonado donde no hay rastro de que ahí se investiga la desaparición de una persona.
El único testimonio hasta ahora proviene de Francisco Nieto Izaguirre, empleado y confidente de Brown. Fue él quien encontró el lugar desordenado la mañana del lunes 21. La camioneta, que se sabe por testimonios está registrada a nombre de ambos, ya no estaba. También desaparecieron una computadora, una televisión y diversos documentos. Lo alarmante no es solo lo sustraído, sino lo intacto: la entrada principal del predio, cerrada con candado, no fue forzada. Para abrirla se necesitan llaves. Y en ese rincón del campo potosino, todos se conocen de tiempo atrás, nos conocemos "de visita" lo que podría tratarse de que quien se lo llevó al menos lo había visto antes.
Lo dicho por Nieto es directo: “Se lo llevaron”.
Paul Brown no era un turista de paso. Fue un empresario restaurantero en Estados Unidos. Eligió retirarse en tierras mexicanas, y desde hace cuatro años convirtió su vida en una misión: rescatar animales abandonados. Sostenía el albergue con recursos propios que aún llegaban desde su país natal. Un extranjero que eligió dar algo a México, y que hoy es devorado por su inseguridad.
Este caso no es menor. Tiene un componente delicado que puede escalar de lo local a lo internacional. Que un ciudadano estadounidense desaparezca sin explicación en un municipio con precaria infraestructura de seguridad podría derivar en un roce diplomático. La diputada local del distrito XI, Mtra. María Leticia Vázquez Hernández, ha sido una de las pocas voces institucionales que se han manifestado, la diputada lamentó lo ocurrido, exhortó a reforzar la seguridad municipal y pidió claridad por parte de la Fiscalía. Añadió, con razón, que debe notificarse formalmente a la embajada estadounidense.
Pero aquí viene lo urgente: esto no se trata de si la vida de Paul vale más que la de otros desaparecidos. No. Todos valemos lo mismo ante la ley, ante Dios y ante la dignidad humana. Lo que distingue este caso es su carga geopolítica. Cuando un mexicano enfrenta una situación crítica en el extranjero, el consulado actúa, el Estado se involucra, la bandera se iza por él. Hoy, Estados Unidos podría hacer lo mismo por uno de los suyos, y el vacío de respuestas en México podría ser interpretado como negligencia institucional.
Más allá de la nacionalidad de la víctima, lo que esto pone en evidencia es la vulnerabilidad extrema en que se encuentra Villa Juárez. Una comunidad donde se puede desaparecer a plena luz del día o bajo el cobijo de la noche, donde se puede intimidar a ciudadanos sin consecuencias, y donde ni siquiera se protege un sitio vinculado a una investigación.
Las voces críticas podrían decir que otros desaparecen a diario sin tanto escándalo. Y es cierto. Hay familias enteras que claman justicia sin ser escuchadas. Pero que este caso se atienda no significa que los demás se ignoren; al contrario, puede ser el empujón para mirar la herida con mayor atención: la crisis de seguridad que corroe a zonas rurales enteras del país, muchas de ellas olvidadas por los tres niveles de gobierno.
Paul Jonathan Brown vino a México a dar. No pidió nada. Hoy, lo menos que merece es que se le busque con seriedad. Y que se actúe con la misma velocidad con la que algunos corren a sacudirse responsabilidades.
Nos leemos luego.
Ciudadanos Observando